Francia no tiene fiebre

Desechemos las met¨¢foras. La atm¨®sfera no es "delet¨¦rea". Francia no tiene "fiebre". ?stos t¨®picos oscurecen la realidad. O una cosa u otra: o bien los que hablan as¨ª ignoran la pol¨ªtica hasta el punto de creer que los militantes solos financiaban las campa?as electorales, y esto no dice nada a favor de su lucidez, o bien conoc¨ªan los recursos de los partidos pol¨ªticos y su silencio de anta?o averg¨¹enza por sus clamores de hoy. Tres series de acontecimientos se cruzan y explican la cascada de affaires. Cuando, tras veinte a?os, el funcionamiento de la democracia es cada vez m¨¢s caro, pasamos de un sistema de finanzas ocultas y de enga?o organizado a uno de gastos limitados y de recursos m¨¢s transparentes. La transici¨®n no se hace sin chirridos. Despu¨¦s, una magistratura m¨¢s independiente no se deja enga?ar por su alta jerarqu¨ªa ni por el Gobierno. ( ... ) ?Deber¨ªamos a?adir una tercera causa al considerar que la fibra moral de la sociedad se ha debilitado? ( ... ) En v¨ªsperas de elecciones presidenciales, la totalidad de la izquierda y una parte de la derecha han pasado a ser hostiles con Balladur. Cierto, los esc¨¢ndalos pasados y por venir vuelven prudentes a sus adversarios. Pero agrandan la crisis, y, a trav¨¦s de los sondeos, esta sobreestimaci¨®n se convierte en fen¨®meno pol¨ªtico. El primer ministro tiene que seguir su camino sin preocuparse ( ... ) de los que se transforman en profesores de virtud

23 de octubre