Muerte en Argelia
EL ASESINATO de dos monjas espa?olas, Esther Paniagua Alonso y Mar¨ªa Caridad ?lvarez Mart¨ªn, no es un crimen m¨¢s de los muchos que cometen a diario los integristas argelinos. Es m¨¢s repulsivo si cabe. Las v¨ªctimas dedicaban su vida a trabajar en el hospital Maillot, en el barrio popular de Bab el Oued, para aliviar los sufrimientos de la poblaci¨®n ¨¢rabe m¨¢s pobre. No existe ninguna relaci¨®n entre los objetivos que dicen defender los terroristas del fundamentalismo isl¨¢mico y el asesinato de cientos de extranjeros. Pero en este cas¨® es a¨²n m¨¢s absurda la elecci¨®n de las v¨ªctimas. Es un acto de- castigo a los pobres del barrio de Bab el Oued por parte de algunos que quiz¨¢s nacieron en su seno. Es un acto m¨¢s en el proceso de autodestrucci¨®n en el que parecen sumidos algunos sectores del pueblo argelino.Gracias. a una fuerte presi¨®n internacional, el Gobierno argelino se decidi¨® hace semanas a poner en libertad a los dos principales l¨ªderes del Frente Isl¨¢mico de Salvaci¨®n (FIS), con la idea de posibilitar la apertura de una negociaci¨®n seria y salir del infierno en que actualmente vive Argelia. Sin embargo, al margen de unas posibles negociaciones de las que en todo caso no se sabe nada, lo ¨²nico evidente es que los grupos armados integristas m¨¢s radicales siguen cometiendo cr¨ªmenes para fomentar las posiciones irreconciliables. Parecen querer demostrar que est¨¢n dispuestos a seguir matando sin tener en cuenta ning¨²n l¨ªmite.
En estas condiciones, y en el periodo ca¨®tico que est¨¢ viviendo Argelia, es evidente que para los extranjeros que residen en ese pa¨ªs la ¨²nica actitud sensata es abandonarlo. S¨®lo en casos de una necesidad perentoria puede explicarse la permanencia en dicho pa¨ªs. En todos los dem¨¢s, y por elevadas que sean las razones que empujan a muchos a preferir arriesgarse, la partida se impone hoy como algo imperativo y urgente. Por grande que sea la solidaridad y el apego, la presencia en las actuales circunstancias no ayuda tanto a Argelia como perjudican a la estabilidad las, muertes de los all¨ª residentes.
Cuando cambien las cosas, esperamos que pronto y esperamos que hacia una situaci¨®n estable que s¨®lo puede nacer de la negociaci¨®n entre las fuerzas de buena fe, con el aislamiento de los criminales, se dibujar¨¢ otro futuro en Argelia. En ese marco se dar¨¢n, sin duda, las condiciones para poder vivir en ese pa¨ªs en el que tantas familias espa?olas tienen recuerdos y ra¨ªces profundas. El Gobierno espa?ol ha exigido con raz¨®n una investigaci¨®n estricta de los asesinatos de las dos monjas. Pero nadie se hace ilusiones. El terrorismo est¨¢ causando unas 200 muertes por semana.
Lo que Argelia necesita es un cambio pol¨ªtico profundo, que se imponga el clima y la pr¨¢ctica del di¨¢logo. Con la liberaci¨®n de los jefes del FIS parec¨ªa que esa perspectiva se podr¨ªa acercar. Los hechos demuestran que poderosos grupos del terrorismo integrista siguen actuando, bien por decisi¨®n independiente, bien porque el FIS no est¨¢ en condiciones, o no quiere, de impulsar un cambio que ponga fin a la lucha armada. Y hasta ahora no ha sido posible encarrilar una m¨ªnima convergencia entre las fuerzas pol¨ªticas que se oponen a la violencia y que, en teor¨ªa, apoyan el di¨¢logo con los islamistas. El asesinato de estas dos monjas espa?olas parece todo un s¨ªmbolo de la terrible ceremonia de automutilaci¨®n que engulle a Argelia.
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