Romer¨ªa de parados
125 nuevos puestos de trabajo provocan desde el lunes largas colas en Col¨®n
A nadie parece extra?arle. Las largas colas que desde el lunes se forman en la plaza situada frente al Hotel F¨¦nix, en Col¨®n, son l¨®gicas: hay 125 puestos de trabajo en juego. Miles de personas -mujeres y hombres, espa?oles y extranjeros, j¨®venes y adultos- han padecido largas horas a la intemperie para presentarse a las pruebas para ser camarero, lavaplatos, recoge mesas, pinche o cocinero del Hard Rock Caf¨¦, una cadena internacional de restaurantes que en noviembre abrir¨¢ uno de sus locales en Madrid. La empresa ha montado el tinglado en plena calle, lo que ha acabado convirtiendo la fila de desempleados en un reclamo publicitario."Pobrecillos, est¨¢n ah¨ª como locos, pero lo entiendo", exclama la propietaria del ¨²nico quiosco de esta plaza, quien asiste desde el lunes a esta romer¨ªa de parados. "Nos da igual la edad, la raza o el sexo", afirma uno de los 20 examinadores a los que la multinacional ha instruido para elegir a las personas adecuadas para este trabajo. "Tenemos que elegir con cuidado porque luego cada uno de nosotros tiene que responder del trabajador que ha elegido", a?ade.
Con un termo debajo del brazo, gorro, bufanda y guantes, una estudiante de arte dram¨¢tico, perfectamente maquillada a pesar del madrug¨®n y que prefiere no identificarse -"porque no"-, encabez¨® el martes a las seis de la ma?ana una cola que formaron a lo largo del d¨ªa 1.500 personas. La empresa norteamericana hab¨ªa anunciado por televisi¨®n la semana anterior las pruebas para 125 puestos de trabajo, a las que de momento se han presentado 3.000 personas. "Me da igual estar aqu¨ª toda la ma?ana, quiero trabajar", afirma Susana, de 22 a?os; una amiga que la acompa?a exclama: "Pues yo no me creo nada de esto, no s¨¦ qu¨¦ hago aqu¨ª. No me creo ni que tengas que hablar ingl¨¦s para trabajar aqu¨ª. O les gustas O nada". Junto a las dos j¨®venes, Luis Garc¨ªa S¨¢nchez, un cocinero de 46 a?os, recibe un trato especial: "Es que vienen pocos cocineros, y si no le anteridemos ya, dice que se va", explica una de las personas que reparten n¨²meros entre los aspirantes para ordenar su turno de examen.
"Trabaj¨¦ en una base norteamericana en Alemania, s¨¦ hacer bien el roosbeef y la pasta", dice el cocinero, padre de dos hijos, vecino de Legan¨¦s y que trabaja en un restaurante vasco de la capital. "Quiero cambiar de restaurante, eso es todo. Aqu¨ª veo poca gente joven, y para ser buen cocinero hay que empezar desde abajo", explica.
Desde el lunes, por esta cola, que durar¨¢ hasta ma?ana, ha pasado de todo: "Ayer examin¨¦ a una sueca que estaba muy bien. Hablaba varios idiomas y era muy simp¨¢tica. Llevaba un pendiente en la nariz y eso le daba un look muy de Hard Rock Caf¨¦", cuenta un examinador, quien afirma que puede estar hablando hasta 15 minutos con un aspirante y que recuerda que entre las preguntas preparadas en la primera criba -una prueba escrita por la que pasan simult¨¢neamente 150 personas- figuran ¨¦stas: "?Le gusta el rock and roll? ?Cu¨¢l es su plato de comida favorito?".
"No hemos podido evitar las colas. Estamos desbordados y s¨¦ que a mucha gente le ha resultado inc¨®modo. Hemos habilitado cuatro salas del hotel F¨¦nix para los ex¨¢menes y pensamos que iba a ser suficiente", aclara el relaciones p¨²blicas del restaurante.
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