Cuentas ?realistas?
SIEMPRE ES m¨¢s f¨¢cil criticar que presentar alternativas, y el debate parlamentario sobre los presupuestos lo confirma cada a?o. Rechazadas las enmiendas a la totalidad debatidas esta semana, los grupos han comenzado a presentar sus enmiendas parciales. Izquierda Unida present¨® ayer 300, y tambi¨¦n los socialistas adelantaron las suyas. Sin embargo, el formato del debate impide que los ciudadanos perciban con claridad las diferencias entre las propuestas. La defensa de las enmiendas a la totalidad sirve, por definici¨®n, para criticar la propuesta del Gobierno m¨¢s que para defender una alternativa propia; y el debate. de las enmiendas parciales apenas llega al p¨²blico.El ministro Solbes no ha encontrado mejor elogio de los presupuestos que el de realistas: pueden cumplirse. No ser¨ªa poca cosa, porque en 17 de los ¨²ltimos 18 a?os, los presupuestos ejecutados experimentaron una desviaci¨®n considerable, tanto en gastos como en ingresos, respecto a los proyectados. El hecho de que el ejercicio de 1994 vaya a cerrarse con una desviaci¨®n insignificante respecto a lo aprobado hace un a?o constituye el principal cr¨¦dito de Solbes. Pero, aparte de ese realismo, los expertos han acogido las cuentas del Reino con bastante escepticismo, se?alando, sobre todo, su car¨¢cter inflacionista: tan s¨®lo la subida del IVA con que se compensa la reducci¨®n de las cuotas sociales contribuir¨¢ a aumentar el IPC en casi un punto. Tambi¨¦n se ha criticado su escasa ambici¨®n para reducir el d¨¦ficit (el 5,9% del PIB).Son unos presupuestos que apuestan m¨¢s por el consumo privado que por la inversi¨®n, y mas por la inversi¨®n privada que por la p¨²blica. Pero la inversi¨®n privada es muy sensible a los tipos de inter¨¦s. Y ya ha advertido Luis Angel Rojo que si se confirma ese repunte de los precios, el Banco de Espa?a -en ejercicio de su autonom¨ªa y en defensa de los equilibrios- se ver¨¢ obligado a subir los tipos de inter¨¦s.
No son tan expansivos como los de los a?os anteriores, pero son menos restrictivos que los de 1994. No se pueden considerar austeros cuando consolidan el nivel de gasto, un¨¢nimemente considerado muy elevado para una econom¨ªa como la espa?ola. La preocupaci¨®n por el d¨¦ficit no impide medidas como las subidas salariales de los funcionarios, que seguramente marcar¨¢n la pauta para el sector privado tras un a?o de moderaci¨®n, y la garant¨ªa de mantenimiento del poder adquisitivo de las pensiones. Pero se establecen sistemas de c¨¢lculo de las subidas tendentes a reducir su impacto en el d¨¦ficit y, por primera vez, mecanismos correctores para el caso de que, de todas formas-, se dispare.
. Aunque finalmente no se acepta la propuesta de CiU de reducir el,n¨²mero de hijos necesarios para acceder a, las ventajas de las familias numerosas, se incluyen medidas fiscales de apoyo a la familia. La voluntad de concordia social se manifiesta en los pactos que han precedido al proyecto: con los sindicatos -sobre salarios de los funcionarios-, con las asociaciones de pensionistas, con las comunidades aut¨®nomas -respecto al d¨¦ficit en Sanidad- y con los ayuntamientos -sobre el acceso a los fondos comunitarios-
Los espa?oles est¨¢n convencidos de pagar demasiados impuestos, y en eso coinciden con los contr¨ªbuyentes de casi todos los pa¨ªses desarrollados; pero, seg¨²n demuestran las encuestas del CIS, tambi¨¦n piensan -y en eso coinciden menos- que el Estado es el principal responsable del bienestar de los ciudadanos y de acabar con las desigualdades. Por eso resulta tan dif¨ªcil determinar d¨®nde recortar el gasto cuando tres cuartas partes del mismo est¨¢ comprometido de antemano: personal, intereses de la deuda, transferencias a otras administraciones y transferencias a la Seguridad Social absorben el 77% del gasto presupuestado.
De ah¨ª tambi¨¦n que las alternativas presentadas por la oposici¨®n bien se desentiendan del d¨¦ficit, con el argumento de que bastar¨¢ combatir el fraude fiscal para compensar los incrementos en inversi¨®n p¨²blica (Izquierda Unida), o bien, en el caso del Partido Popular, pongan el acento en la rebaja de los impuestos o la b¨²squeda de v¨ªas alternativas de financiaci¨®n -privatizaciones-, antes que en la reducci¨®n del gasto donde ¨¦ste se concentra.
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