"Juego por amor al juego"
El a?o 1994 ha sido simb¨®lico para el golf espa?ol. Severiano Ballesteros ya no tiene que soportar en solitario el peso de mantener la ilusi¨®n colectiva. "Mis relaciones con Seve no han cambiado despu¨¦s del Masters. Nos apreciamos y respetamos mucho", dice Olaz¨¢bal.
Pregunta. Pero usted es m¨¢s callado. A Ballesteros le gusta expresar su opini¨®n,
Respuesta. El golf profesional es como el mundo empresarial. Seve piensa que debe airear los problemas y las soluciones que ¨¦l ve. Yo pienso que es mejor negociar desde dentro.
P. ?Qu¨¦ ha cambiado en este a?o?
R. Desde la victoria en Augusta salgo a jugar con otra filosof¨ªa. Por as¨ª decirlo, mi car¨¢cter se ha estabilizado. Antes me sent¨ªa presionado por las exigencias externas, que se sumaban a mi propio nivel de autoexigencia. Y eso se ve¨ªa en que me enfadaba mucho m¨¢s jugando y perd¨ªa la concentraci¨®n. Todav¨ªa me enfado, pero ya s¨¦ controlarme. Desde entonces, desde esa victoria, ya s¨¦ que s¨®lo Yo puedo exigirme. Ya s¨¦ lo que puedo hacer.
P. ?Qu¨¦ puede hacer?
R. Estar entre los grandes.
P. ?Y ser el n¨²mero uno?
R. Creo que no hay un n¨²mero uno claro. Que hay un ranking mundial, pero que no es m¨¢s que el menos malo de los sistemas para dilucidarlo. Aunque este a?o coincida como n¨²mero uno del ranking la persona que todos consideramos el mejor esta temporada, Nick Price.
P. Pero ?aspira a ser el n¨²mero uno en el ranking?
R. Me gustar¨ªa, pero no es algo que me obsesione.
P. ?Por eso tent¨® la posibilidad de pasar a jugar el circuito americano?
R. El inicio y el final del circuito europeo no me parecen coherentes. El inicio, porque se juega en tres continentes [Europa, ?frica y Asia], y el final, porque en octubre hay dos semanas de hueco. Por otra parte, en Estados Unidos los campos, la organizaci¨®n y la competici¨®n son mucho m¨¢s duros.
P. ?Qu¨¦ busca en el golf?
R. Yo juego por amor al juego. Me gusta jugar al golf, y desde hace mucho tiempo. Desde que ten¨ªa 12 a?os sab¨ªa que quer¨ªa ser jugador profesional. Y cuando era amateur me iba por las noches, cuando mis compa?eros se quedaban tomando una copa, al campo de pr¨¢cticas de putt a seguir entren¨¢ndome. Como los maletillas a la luz de la luna.
P. Siempre pensando en m¨¢s.
R. Todo es un desaf¨ªo constante. He tenido un a?o excepcionalmente bueno y he puesto el list¨®n muy alto.
P. Tambi¨¦n buscar¨¢ el prestigio, el dinero, la popularidad...
R. El prestigio, s¨ª; el dinero, el justo; la popularidad es una carga.
P. Expl¨ªquese.
R. El factor econ¨®mico es uno de los ¨²ltimos que valoro a la hora de decidirme a jugar un torneo. El primero es el campo, despu¨¦s el estado del campo, luego los rivales, contra qui¨¦n voy a jugar, y despu¨¦s ya mido los premios que dan. Quiero preocuparme de ganar s¨®lo lo que necesito para vivir como quiero. Y lo de la popularidad... Bueno, creo que no estoy reconocido lo suficiente en Espa?a, pero lo mismo ha pasado con Severiano y otros deportistas. En este pa¨ªs se cumple bastante bien eso de que no se puede ser profeta en tu tierra.
P. Este a?o los cuatro grandes -el Masters de Augusta, el Open Brit¨¢nico, el de Estados Unidos y la PGA- han sido ganados por jugadores que nunca hab¨ªan ganado un grande. ?Cree que eso significa algo?
R. Y los cuatro que llegamos a semifinales del Matchplay de Wentworth ten¨ªamos 31, 30, 28 y 24 a?os, en lugar de los habituales jugadores de treinta y bastantes. Creo que m¨¢s que producirse un relevo se est¨¢ dando una integraci¨®n de los j¨®venes entre los establecidos.
P. Hay voces que dicen que su juego es menos espectacular, m¨¢s mec¨¢nico.
R. Creo que eso no es as¨ª, por lo menos en mi caso. Por ejemplo, durante el Masters di varios golpes espectaculares. Y lo mismo Ernie Els, que tiene un drive terror¨ªfico. Lo que pasa es que parecemos m¨¢s aburridos porque fallamos menos. Y los golpes m¨¢s bonitos, los que m¨¢s gustan a la gente, son los de recuperaci¨®n. Somos una generaci¨®n de jovenes -Mickelson, Els, Montgomerie, yo mismo- quiz¨¢ mucho m¨¢s t¨¦cnica, pero tambi¨¦n con manos de artista cuando las necesitamos.
P. Usted tiene fama de perfeccionista. Por ejemplo, fue muy sonado su gasto en el Open Brit¨¢nico en busca del driver perfecto.
R. Pero no se trata de un capricho. Los hierros no me preocupan, pero desde amateur estoy a la busca del driver perfecto. Y para eso tengo que buscar entre los que se fabricaban en los a?os cincuenta, esos de madera de caqui superseca, que daba una densidad muy uniforme, ideales para los mejores efectos.
P. ?ltimamente se habla casi m¨¢s de los gurus, de los t¨¦cnicos milagro. ?Usted sigue a alguno?
R. Mi entrenador soy yo mismo. Pero hay un veterano ingl¨¦s, John Jacobs, que me conoce desde los 13 a?os. Y ha estado siguiendo la evoluci¨®n de mi swing. Me dio algunos consejos. Los segu¨ª, pero no mejoraba para nada. Le dije que hac¨ªa lo que me hab¨ªa aconsejado, pero que no me val¨ªa de nada. Me vio y me dijo que no le hab¨ªa entendido nada, que hac¨ªa lo contrario. Trabaj¨® conmigo media hora y s¨ª que mejor¨¦.
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