Leche materna
No sean mal pensados. La moda del mal hablar en las clases educadas se remonta a Fernando VII, rey populachero y chulesco, como nos hizo ver Ortega en El espectador. Santificadas las expresiones escatol¨®gicas por el Diccionario secreto de Cela, la televisi¨®n y la radio han culminado la labor de difundir el taco y el exabrupto en el lenguaje cotidiano. Sin embargo, soy conocido por lo pulcro y cort¨¦s de mi expresi¨®n, incluso en las circunstancias m¨¢s comprometidas de la vida pol¨ªtica y deportiva. Con el t¨ªtulo de este art¨ªculo quiero referirme a los productos para lactantes y ni?os de corta edad, sustitutivos del c¨¢lido alimento maternal que el ordenamiento jur¨ªdico espa?ol prohibe se vendan fuera de las farmacias.Hay que felicitarse de que la administraci¨®n sanitaria espa?ola, siguiendo las indicaciones de la Comunidad Europea, haya decidido reforzar el cuidado de los ingredientes que contienen "los preparados para lactantes" y "preparados de continuaci¨®n". Tambi¨¦n comprendo que los envases de dichos productos deban indicar la superioridad de la leche materna", que lo es desde el punto de vista de la alimentaci¨®n de los ni?os, su resistencia a las enfermedades y el equilibrio emocional de madre e hijos, adem¨¢s de sus efectos contrarios al exceso de natalidad. (Quedar¨¢n impresionados de cu¨¢n al d¨ªa estoy en estas cuestiones tan ¨ªntimas).
Incluso me parece bien que los fabricantes no abusen de la publicidad, presentando ni?os rubios y rollizos, que quiz¨¢ una madre de constituci¨®n morena y sarmentosa no pueda criar con los dichos preparados artificiales: "no se incluir¨¢n en el etiquetado de los preparados para lactantes im¨¢genes de ni?os ni otras ilustraciones o textos que puedan idealizar el uso del producto".
Estoy citando el Real Decreto 1408/1992, de 20 de noviembre, con la atenci¨®n debida siempre a la legislaci¨®n, porque, seg¨²n reza el art¨ªculo 6? del C¨®digo Civil, "la ignorancia de las leyes no excusa de su cumplimiento".
Lo que ya no me parece tan bien es que el mencionado decreto, que con tanto detalle impone a los fabricantes una composici¨®n determinada de los productos para ni?os de pecho y de corta edad, no haya derogado la prohibici¨®n del Real Decreto 2685/1976, de 16 de octubre, la venta exclusiva en farmacias de 1os elaborados a base de leche, productos l¨¢cteos y componentes de la leche".
?Qu¨¦ magia tienen las oficinas de farmacia para evitar el abuso de productos diet¨¦ticos que no necesitan receta m¨¦dica, que pueden anunciarse fuera y dentro de dichas oficinas, y que expende sin m¨¢s pregunta ni averiguaci¨®n cualquier mancebo de botica?
?Por qu¨¦ pueden venderse en tiendas de alimentaci¨®n, colmados, ultramarinos, supermercados, grandes almacenes, hipermercados (y no sigo con la lista para no cansarles) todos los alimentos para ni?os de salud normal, que no contengan leche o sus derivados?
La ¨²nica explicaci¨®n que encuentro a dicha prohibici¨®n es que la leche, tanto humana como de vaca u otros animales, tiene profundas resonancias m¨¢gicas para los hombres y mujeres que cuidan de nuestra salud en los Ministerios de Sanidad y de Agricultura. ?No me creen? Piensen en Poppea acarici¨¢ndose la piel en su ba?o de leche de burra. La imagen tiene algo de irrespetuoso, de sical¨ªptico, incluso de blasfemo, que explica porqu¨¦ esa mujer estaba casada con Ner¨®n.
Liber¨¦monos de complejos freudianos y permitamos en Espa?a la libre venta de productos diet¨¦ticas de otro tipo para ni?os de cualquier edad, mientras su composici¨®n est¨¢ vigilada. Eso s¨ª, siempre que no se oponga a ello Conv¨¨rgencia i Uni¨®.
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