El paladar exquisito de la cabra
Hablando de las relaciones conflictivas de un matrimonio amigo, Gabriel Ferrater hizo un d¨ªa el siguiente comentario: "El problema de Simone y de V¨ªctor es que los dos est¨¢n enamorados de V¨ªctor". Teniendo en cuenta que actualmente no s¨®lo se hacen pel¨ªculas basadas en novelas, sino que se escriben novelas basadas en pel¨ªculas, se me ocurre que la c¨¢ustica reflexi¨®n del poeta podr¨ªa tambi¨¦n aplicarse al binomio cine-literatura, un matrimonio generalmente mal avenido, con una variante: ambos c¨®nyuges est¨¢n, en este caso, enamorados de ella, la vieja puta, la marrana sentimental y embustera, la vieja alcahueta madre de todos los sue?os y encantamientos que el hombre es capaz de proyectar en este mundo. La novela.La pol¨¦mica sobre la pertinencia y solvencia de las adaptaciones cinematogr¨¢ficas corre a menudo el riesgo de resultar est¨¦ril si no se delimita desde un buen comienzo lo que verdaderamente importa. Por razones diversas, hay novelas que fueron exitosas en su d¨ªa y que envejecen mal (o que ya nacieron viejas, si se quiere) mientras que su versi¨®n para la pantalla resiste bien el paso del tiempo y deviene un cl¨¢sico (Lo que el viento se llev¨®, de V¨ªctor Fleming/O. SeIznick; Sangre y arena, de Ruben Mamoulian). Y hay novelas totalmente, olvidadas (Moonfleet, de John Meade Folkner; La maldici¨®n de Capistrano, de Johnston McCulley) que engendraron filmes inolvidables (Los contrabandistas de Moonfleet, de Fritz Lang; El signo del Zorro, de R. Mamoulian) y tambi¨¦n hay, por supuesto, pel¨ªculas que nacen muertas del vientre de novelas imperecederas (El gran Gatsby, de F. S. Fitzgerald; El viejo y el mar, de E. Hemingway; La Regenta, de Clar¨ªn). Pero sean cuales fueran las diferencias de origen y la valoraci¨®n resultante, lo que en mi opini¨®n importa verdaderamente al hablar de adaptaciones, por encima de gustos literarios y de pasiones de cin¨¦filo, es algo que se centra en una cuesti¨®n meramente profesional: la perspectiva, el punto de vista que elige el cineasta al revisitar la novela, al reconstruir la historia en im¨¢genes. Un punto de vista narrativo, una perspectiva, que no deber¨ªa ser nunca la misma que ha utilizado el escritor; no es solamente que deba abordarse el asunto con una t¨¦cnica y un instrumental distintos, sino que, en mi opini¨®n, se debe contar otra historia, por mucho que ¨¦sta arraigue en el texto original. Es el caso de Bu?uel adaptando a Gald¨®s (Nazar¨ªn, filmado es, sobre todo, Bu?uel) y de Visconti adaptando a Thomas Mann (Muerte en Venecia). Versiones que son formas nada solapadas de vampirismo.
En las relaciones cine-literatura el vampirismo es una pr¨¢ctica habitual por ambas partes, y, en ¨²ltima instancia, el aplauso o el descr¨¦dito dependen de la solvencia del vampiro, en su estilo y en sus incisivos, en si pertenece o no a la estirpe de los narradores, ya sea con la pluma o con la c¨¢mara. Talento para hincarle el diente a la femoral literaria lo ten¨ªa Renoir, y Orson Welles, y Wiler, y Huston. Ninguno de ellos es totalmente fiel a la obra que adaptan, y algunos incluso la traicionan. Se ha dicho y repetido que cuando una pel¨ªcula es buena, lo es por m¨¦ritos estrictamente cinematogr¨¢ficos, es decir, por la bondad de su propio lenguaje y su propia din¨¢mica narrativa. En definitiva, la pel¨ªcula ser¨¢ conveniente no por su fidelidad al argumento o al esp¨ªritu de la novela que adapta, sino por su acierto en la creaci¨®n de un mundo propio, espec¨ªfico y autosuficiente, con sus propias leyes narrativas.
Siempre me gust¨® aquel chiste de la cabra que est¨¢ pastando en un prado, encuentra un rollo de pel¨ªcula, se lo come y, al preguntarle su compa?era qu¨¦ le, ha parecido, responde: "Bueno, no est¨¢ mal, pero me gust¨® m¨¢s el libro". Esta ocurrencia cabruna y cabrona -jurar¨ªa que fue ideada por alg¨²n novelista maltratado en pantalla por los cineastas, y no se?alo a nadie- no resuelve, por supuesto, una cuesti¨®n tan compleja, ni se lo propone. Yo tampoco. Al cabo lo que m¨¢s aprecio de una adaptaci¨®n cinematogr¨¢fica es lo mismo que puede hallarse en una pel¨ªcula cualquiera con argumento original: su fuerza narrativa, su poder de encantamiento. La fidelidad o lealtad que el cine le debe a la novela es para m¨ª un asunto secundario. Muy a menudo, esa lealtad a lo textual implica una deslealtad a lo fundamental.
Juan Mars¨¦ es escritor.
Babelia
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