Madrid ONG
Los madrile?os entregaron 11.000 millones para la solidaridad internacional en 1993
Amparados en el anonimato, 50.000 madrile?os emplean su dinero o su tiempo libre en actividades humanitarias. Su meta es la ayuda al desarrollo en zonas deprimidas de Madrid y tambi¨¦n en pa¨ªses azotados por todas las formas de la miseria. Una nueva moral solidaria, desplegada sobre todo por los j¨®venes, ha cobrado fuerza. Un centenar de organizaciones no gubernamentales (ONG) la canalizan: m¨¢s de 11.000 millones de pesetas en el a?o 1993. Se trata de expresar la nueva ilusi¨®n colectiva en acciones ¨²tiles, de las que salvan vidas.
El retrato robot del madrile?o solidario elaborado por las organizaciones no gubernamentales dibuja su rostro mayoritariamente con rasgos de mujer, de edad comprendida entre los 20 y los 35 a?os, con cierto nivel de estudios, en situaci¨®n de solter¨ªa, con trabajo precario e ingresos bajos. Suele carecer de idiomas. Puede o no poseer convicciones religiosas, pero siempre dota de sentido su vida y la de los dem¨¢s.El perfil de estas personas las caracteriza como sensibles y socialmente inquietas ante lo que sucede en su ciudad y, en mayor medida, en el mundo, destacadamente en Am¨¦rica Latina (Nicaragua, Rep¨²blica Dominicana, Guatemala, Cuba, Ecuador y Bolivia), ?frica (S¨¢hara, Mauritania, Angola, Mozambique, Ruanda y Guinea Ecuatorial), Europa (Bosnia), Oriente Pr¨®ximo (Pa lestina), Asia (India, Filipinas).
Pac¨ªficos y tolerantes
Tres de las principales se?as de identidad que definen al madrile?o solidario son su talante pac¨ªfico y tolerante, -s¨®lo se muestran intolerantes contra el racismo-; la buena voluntad y la frustraci¨®n por carecer de suficiente experiencia para ponerla eficazmente al servicio de los dem¨¢s.
Los que se han afiliado a una ONG (hay 164 en toda Espa?a, 100 de ellas con sede en Madrid) dedican como promedio unas tres horas por semana a estas tareas de ayuda. Los que tienen ingresos acostumbran pagar cuotas mensuales que var¨ªan desde los veinte duros hasta las 3.000 pesetas. Pero este volumen de ingresos suele resultar demasiado ajustado para satisfacer las metas que se proponen. Por ello, las ONG desarrollan programas cofinanciados por dinero privado (los referidos 11.000 millones) y otras partidas de origen p¨²blico (unos 4.000 millones de pesetas).
El reto consiste en idear libremente programas que puedan llevarse a la pr¨¢ctica con eficacia. Actualmente las ONG dedicadas a la ayuda al desarrollo despliegan en el extranjero unos 2.000 programas de actuaci¨®n, seg¨²n informa Tom¨¢s Mallo, vocal de la directiva de la Coordinadora de ONG para el Desarrollo, que engloba a 82 organizaciones de las 164 existentes. La capacidad de ideaci¨®n, as¨ª como la movilidad de que gozan las ONG, son dos de los rasgos que dotan a estas organizaciones del arraigo y, la fuerza que hoy poseen.
Los voluntarios desplazados por las ONG a los escenarios donde surge una emergencia humanitaria -actualmente hay unos 2.000 espa?oles en todo el mundo, casi la mitad de ellos madrile?os- en numerosas ocasiones desarrollan tareas de alto riesgo.
Los miembros de las asociaciones humanitarias pueden ser permanentes (reciben remuneraci¨®n), socios y voluntarios, que participan en programas denominados del Cuarto Mundo, desplegados en Madrid o en el extranjero.
Amnist¨ªa Internacional, por ejemplo, cuenta aproximadamente con unos 2.700 socios en Madrid. Cada uno paga una cuota anual de unas 6.000 pesetas. M¨¦dicos del Mundo, por su parte, que posee 25 personas remuneradas empleadas en la sede madrile?a de su organizaci¨®n, tiene aqu¨ª unos 600 socios, as¨ª como 200 voluntarios que colaboran en programas de Cuarto Mundo. Pagan una cuota anual que abarca desde 3.000 pesetas hasta una cuota m¨¢xima de 10.000 por a?o. Unos 15 madrile?os, de los 50 incluidos entre lo que M¨¦dicos del Mundo designa como personal expatriado (destinados en el extranjero) se encuentran ahora en diferentes programas en Goma, Guatemala, la antigua Yugoslavia, Mauritania y otros enclaves.
El principal anhelo de cada socio suele ser el de viajar a los escenarios donde la tragedia se ceba en los dem¨¢s. Muy pocos consiguen, hasta ahora, tal meta. La Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional polariza la ayuda oficial al desarrollo mediante el env¨ªo de cooperantes. En el mes de agosto hab¨ªa, en 25 pa¨ªses, 97 cooperantes espa?oles, con contratos por tres a?os, as¨ª como 597 personas m¨¢s contratadas all¨ª donde la cooperaci¨®n se aplica. La agencia suele convocar anualmente plazas, al igual que el Instituto de la Juventud. Este organismo, dependiente del Ministerio de Asuntos Sociales, recibe anualmente unas 4.000 solicitudes, de las cuales selecciona unas 400.
Los seleccionados han de ser necesariamente menores de 30 a?os, adem¨¢s de licenciados universitarios (Derecho, Econ¨®micas, Medicina, Periodismo, Bellas Artes y Ciencias de la Educaci¨®n) o diplomados (peritos agr¨ªcolas o industriales, asistentes sociales). Los 400, elegidos asisten en M¨¢laga a un curso, y unos ochenta de ellos viajar¨¢n al extranjero cada a?o. Este a?o, sin embargo, s¨®lo lo hicieron 45, que partieron de Madrid el 5 de octubre. Permanecer¨¢n en sus destinos seis meses.
Logistas
Para desplazarse al extranjero dentro de un programa de emergencia o en otros de cooperaci¨®n oficial de plazo m¨¢s largo, los mejor situados suelen ser los denominados logistas. La palabra define la funci¨®n de personas especializadas en alojamiento y manutenci¨®n de grandes multitudes desplazadas. Tambi¨¦n la demanda se centra sobre personas con conocimientos profesionales en educaci¨®n, enfermer¨ªa, migraciones, medicina, alimentaci¨®n, agricultura, ingenier¨ªa, comunicaciones o farmacopea.
Por ello, los deseos de formaci¨®n como cooperantes, para ejercer con eficacia su voluntariado, son las peticiones m¨¢s solicitadas dentro de las organizaciones en las que despliegan su actividad.
En Madrid, unas 20.000 asisten a manifestaciones de solidaridad convocadas habitualmente con lemas unitarios por colectivos de ONG, centrales sindicales o partidos; o bien forman parte del cortejo de adolescentes y j¨®venes que observaron con atenci¨®n la huelga de hambre seguida el a?o pasado por cinco pioneros del 0,7% en una escuela sindical de la calle de Azcona, 53.
Pero fue la cat¨¢strofe de Ruanda el pasado verano -a la que los madrile?os aportaron de sus bolsillos unos 3.000 millones de pesetas en ayuda de urgencia- el verdadero origen del despegue de la solidaridad de esta regi¨®n.
Es el caso de P. F., madrile?o de 42 a?os, un ejecutivo del mundo audiovisual que en su d¨ªa, mientras realizaba la mili, obtuvo un carn¨¦ de conducir de primera especial. Cuando surgi¨® el desastre ruand¨¦s, ante la demanda de conductores de grandes camiones para transportar all¨ª ayuda humanitaria, percibi¨® que podr¨ªa ser ¨²til y decidi¨® destinar sus vacaciones a tan dura tarea. Acudi¨® a una organizaci¨®n no gubernamental para apuntarse. Ya en capilla, casi ante el portal¨®n del avi¨®n, su deseo se vino abajo. Luego supo que la demanda fundamental exig¨ªa logistas. Adem¨¢s, averigu¨® que la magnitud del desastre hab¨ªa provocado tal impacto en algunos de los m¨¢s j¨®venes voluntarios enviados a Ruanda que la ONG a la que acudi¨® prefiri¨® enviar a profesionales de edad madura, que no se derrumbar¨¢n psicol¨®gicamente ante el drama que les aguardaba contemplar. Muchos de los que m¨¢s se conmovieron con el pueblo ruand¨¦s son los que han acampado desde el pasado 17 de septiembre en la Castellana para exigir que el Estado destine el 0,7% del producto interior bruto a la ayuda al desarrollo.
Pero hay otras tareas menos visibles a las que muchos madrile?os tambi¨¦n consagran sus esfuerzos. Miles de voluntarios dedican sus d¨ªas libres a cuidar ancianos, ni?os desprotegidos, inmigrantes o enfermos de sida, como la organizaci¨®n Basida, de Aranjuez.
La pasi¨®n por el anonimato es el denominador com¨²n de los madrile?os solidarios.
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