Error sobre error
EL PRESIDENTE Clinton sufri¨® un batacazo electoral el martes pasado. Podr¨ªa pensarse que ahora ha pretendido compensarlo mediante una decisi¨®n que pretende enmendar los pasados errores norteamericanos respecto al conflicto de Bosnia. La decisi¨®n d¨¦ hacer la vista gorda respecto a las violaciones del embargo de armas al Gobierno de Bosnia, mayoritariamente musulm¨¢n, pudo haber sido correcta en el pasado. Ahora llega en el peor momento. Es una decisi¨®n que puede haber sido tomada por motivaciones ajenas al conflicto en s¨ª, y que, en todo caso, muestra un gran desprecio de las consecuencias que para sus aliados europeos pueda tener. Es m¨¢s, lo hace incluso contra la opini¨®n de aquellos a quienes pretende favorecer. Lo cual parece demostrar que Clinton s¨®lo quiere beneficiarse a s¨ª mismo.El embargo era moralmente deplorable. Ha permitido a una parte, la serbia, que se qued¨® con todo el armamento del Ej¨¦rcito yugoslavo, hacerse en la impunidad y frente a escasa resistencia con una gran parte de territorio bosnio. Pero tan cierto como eso es que el embargo no exist¨ªa de hecho desde que precisamente Washington realiz¨® la ¨²nica medida inteligente de que puede vanagloriarse, en los Balcanes desde hace a?os, la imposici¨®n a los croatas de la reinstauraci¨®n de la alianza con las fuerzas leales al Gobierno de Sarajevo. As¨ª, con el acceso al Adri¨¢tico abierto por sus antiguos enemigos, las armas han estado llegando a los musulmanes de Bosnia. Se ha violado sistem¨¢ticamente el embargo. No se le puede reprobar al Gobierno de Sarajevo. Si nadie quiere defender la soberan¨ªa y el territorio de un Gobierno reconocido por las Naciones Unidas, al menos hay que comprender que busquen v¨ªas para defenderse a s¨ª mismos.
No exist¨ªa necesidad de hacer ahora esta declaraci¨®n p¨²blica, salvo la complacencia que Clinton cree, necesario mostrar hacia Dole y sus vencedores republicanos. Pero el da?o est¨¢ hecho. Espa?a, el Reino Unido, Francia y los otros pa¨ªses que han estado presentes con tropas en el esfuerzo de ayuda humanitaria a las v¨ªctimas de la guerra han de replantearse su situaci¨®n. Porque el presidente de Serbia, Slobodan Milosevic, va a ser sometido a una presi¨®n militar y popular para romper su embargo a los serbios bosnios de Karadzic -nunca absoluto, pero ¨²ltimamente eficaz- que puede ser insostenible. Y la guerra quiz¨¢ sea m¨¢s abierta entonces y la comunidad internacional tenga que ver la evidencia de que el c¨²mulo de errores cometidos desde 1991 es inmenso y la l¨®gica total est¨¢ en que en esta guerra hablen las armas y se imponga la ley de la fuerza. Es un drama para Europa.
Si la guerra gana en amplitud y dureza, los cascos azules -y hablamos aqu¨ª en directa referencia a los espa?oles- no podr¨¢n hacer la labor humanitaria que tienen encomendada. Por tanto, y si no hay un nuevo mandato de la ONU para otro tipo de intervenci¨®n, deber¨ªan volver a casa. Es lamentable que Occidente haya tardado en comprender la tragedia que para la visi¨®n, democr¨¢tica y universalista del mundo supone el conflicto balc¨¢nico. All¨ª siguen hablando las armas, y la labor humanitaria apenas sirve de cataplasma a los pecados originales de esta primera guerra en suelo europeo desde 1945. Despu¨¦s de esta ¨²ltima torpeza, Clinton, si lleva hasta el final la l¨®gica de ayudar a defenderse a los musulmanes de Bosnia, est¨¢ obligado a facilitar armas al Gobierno de Sarajevo.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.