El Estado norteamericano de Oreg¨®n, primero en el mundo que legaliza la eutanasia
La Ley para una Muerte Digna, aprobada en refer¨¦ndum, entrar¨¢ en vigor en diciembre
El estado de Oreg¨®n, en la costa oeste de EEUU, se ha convertido en el primer lugar del mundo en el que se legaliza la eutanasia. El refer¨¦ndum celebrado el martes de la semana pasada y aprobado con el 52% de los votos, permite la entrada en vigor, el 8 de diciembre, de la Ley para una Muerte Digna, una legislaci¨®n sin precedentes en EEUU. La ley, que establece m¨²ltiples requisitos para que la eutanasia sea posible, acent¨²a aria pol¨¦mica todav¨ªa sin resolver en la sociedad norteamericana que divide ¨¢speramente a la clase m¨¦dica y polariza a grupos religiosos y partidos pol¨ªticos.
El derecho a morir en Oreg¨®n, un estado con 2.842.321 habitantes, autoriza a los m¨¦dicos a recetar pastillas letales a los enfermos terminales que lo soliciten, siempre que la previsi¨®n de vida del enfermo sea inferior a seis meses. La ley estipula que el m¨¦dico no debe jugar un papel activo. Debe limitarse a recetar las pastillas y a comprobar que se cumplen las condiciones exigidas. No puede poner inyecciones letales ni colaborar con ninguno de los sistemas de eutanasia activa c¨®mo los que practica en Michigan el conocido doctor Kevorkian, y est¨¢ expl¨ªcitamente protegido de cualquier consecuencia legal.La persona que pide ayuda para acabar con su vida tiene que cumplir varios requisitos: debe ser mayor de 18 a?os y residir en Oreg¨®n, para evitar que el estado se convierta en destino nacional de enfermos terminales; tiene que elevar la petici¨®n tres veces en el espacio de 15 d¨ªas: primero de palabra, despu¨¦s por escrito -ante dos testigos- y por fin oralmente de nuevo. El diagn¨®stico de su enfermedad y del plazo de vida deben haber sido establecidos por dos m¨¦dicos diferentes y necesita que se compruebe que no sufre ning¨²n desequilibrio mental o depresi¨®n. El paciente puede interrumpir el proceso en cualquier momento.
Alternativas
El m¨¦dico, antes de escribir la receta, tiene que explicar al paciente las diferentes alternativas para su enfermedad, incluida la hospitalizaci¨®n o el aumento de las dosis de calmante. Despu¨¦s, un segundo m¨¦dico debe examinar al enfermo, confirmar su gravedad y certificar que act¨²a voluntariamente y en pleno uso de sus facultades mentales. Un indicio de depresi¨®n supondr¨ªa que el enfermo tiene que entrevistarse con un psiquiatra que no autorizar¨¢ la receta de las pastillas finales hasta que el paciente no haya recuperado su equilibrio mental.Los sondeos y lo ajustado del refer¨¦ndum de Oreg¨®n dan la medida de la divisi¨®n y el enfrentamiento que suscita el asunto. Los dos candidatos a gobernador del estado, la Iglesia cat¨®lica y otros grupos religiosos se manifestaron decididamente en contra. Con mayores discusiones internas, hicieron lo mismo la Asociaci¨®n Americana de M¨¦dicos y expertos en ¨¦tica, que temen que se siente un precedente que facilite abusos.
La Asociaci¨®n de M¨¦dicos de Oreg¨®n evit¨® que sus afiliados se pronunciaran sobre la medida para no dejar al descubierto la fuerte divisi¨®n que sufren, y otros testimonios certifican esta divisi¨®n: en el vecino estado de Washington, el 53% de los m¨¦dicos, seg¨²n un sondeo, est¨¢n dispuestos a colaborar, en determinadas circunstancias, con los enfermos que necesitan asistencia para el suicidio.
Pocos abusos
Derek Humphry, fundador de la Sociedad de la Cicuta, uno de los grupos impulsores de la propuesta, descarta que la entrada en vigor de la ley vaya a provocar una oleada de solicitudes de asistencia para morir y cree que el ejemplo de Oreg¨®n estimular¨¢ el debate nacional e internacional sobre la eutanasia. Thomas Reardon, m¨¦dico, teme que la voluntad de muchos de los que optan por el suicidio est¨¦ condicionada por la falta de atenci¨®n sanitaria adecuada para disminuir el dolor f¨ªsico y confortar el ¨¢nimo de los, enfermos: "Si pudi¨¦ramos cubrir sus necesidades, no se ver¨ªan obligados a llegar al suicidio". En posici¨®n opuesta, Timothy Quill, otro m¨¦dico de Oreg¨®n, cree que habr¨¢ muy pocos abusos y que la ley s¨®lo se utilizar¨¢ "cuando el sufrimiento sea incontrolable, cuando la vida se convierta en algo intolerable". Quill cree que la discusi¨®n del suicidio se extender¨¢ en la sociedad, pero que eso no se traducir¨¢ en un n¨²mero espectacular de peticiones de eutanasia.
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