El Misisipi tecnol¨®gico
Antenna, el ¨²ltimo trabajo de Z Z Top, tr¨ªo legendario con casi un cuarto de siglo a sus barbas, es un homenaje a su formaci¨®n musical adolescente. Aquellos primeros escarceos no eran sino pegar el o¨ªdo a la radio y empaparse de blues y rhythm and blues tejano y fronterizo. En ese sano contexto crecieron estos veteranos m¨²sicos norteamericanos. Y la tradici¨®n se puso en marcha durante los setenta hasta alcanzar una consagraci¨®n popular con el celebrado Tres hombres. No se sabe con certeza si fue a partir de Eliminator, por otra parte una obra soberana de millonarias audiencias, cuando Z Z Top se dej¨® arrastrar por la tecnolog¨ªa y la mecanizaci¨®n. Pero de lo que caben pocas dudas es de su frialdad sobre el escenario.No es cuesti¨®n reciente: viene el tr¨ªo aplicando est¨¦tica y estatismo de lo m¨¢s g¨¦lido sobre las tablas. Parece mentira que alguien que siempre ha tenido al blues como punto de partida pueda ofrecer conciertos sin alma como el de anoche. El Z Z Top de hoy es una m¨¢quina que ha prescindido de unos or¨ªgenes ligados a clubes peque?os donde a buen seguro tuvieron que ofrecer en su d¨ªa actuaciones con algo de sentimiento.
ZZ Top
Billy Gibbons (guitarra, voz), Dusty Hill (bajo) y Frank Beard (bater¨ªa). Palacio de Deportes de la Comunidad de Madrid. Entrada: 7.000 espectadores. Precio: 3.500 pesetas.
Cuenta la historia que Gibbons fue se?alado como guitarrista prometedor por el mism¨ªsimo Jimmy Hendrix. Pero si el guitarrista de leyenda hubiera levantado la cabeza le habr¨ªa dicho un par de cosas sobre c¨®mo tocar m¨²sica con garra y sentimiento.
A falta de calor esc¨¦nico, fueron los esculturales cuerpos femeninos de las bailarinas el foco de atenci¨®n por momentos. En vista de que el concierto no levantaba emociones, se oyeron silbidos de desaprobaci¨®n. Gibbons intentaba agradar con su poquito de espa?ol pero no colaba. Con Hill, su compa?ero de rutina al frente del escenario, la pareja se asemejaba a una parodia de s¨ª misma. Bustos hier¨¢ticos movidos por la fr¨ªa mec¨¢nica de tocar noche tras noche sin est¨ªmulos. Alguien podr¨ªa preguntarse: ?tocaron los tres de siempre o se trataba de replicantes dando el pego?
La asistencia ped¨ªa un poco de ritmo y se le neg¨® reiteradamente. La aton¨ªa convirti¨® el espect¨¢culo en un mero fraude. Z Z Top decepcion¨® por completo en su presentaci¨®n espa?ola.
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