Un reducto de libertad

Los que no pudieron asistir al homenaje en recuerdo de Manuel Broseta enviaron su telegrama: Jaime Garc¨ªa A?overos, Fernando Ledesma, Olivencia... Manuel Broseta dirigi¨® la tesis doctoral de la ministra Carmen Alborch. "He aprendido de ¨¦l todo lo bueno que s¨¦", dijo la ministra: "Esp¨ªritu de colaboraci¨®n, de di¨¢logo, de capacidad de cr¨ªtica. Su escuela nos ha calado a todos".El juez Marino Barbero, fue el primero en recoger su bot¨®n de oro del C¨¦s¨¢r Carlos. Y Manuel D¨ªez de Velasco, reci¨¦n retornado de su estancia en Luxemburgo corno magistrado del Tribunal de la Uni¨®n Europea, coment¨® ya en el momento en que una copa de vino cerraba el encuentro: "El C¨¦sar Carlos fue para mi generaci¨®n el ¨²nico reducto de libertad. Una continuaci¨®n de la Residencia de Estudiantes, -de hecho, no de derecho-, donde hubo una gran libertad intelectual, de entendimiento, de amistad y de compa?erismo. Fue una escuela para la convivencia".

Lo que hoy se llaman becas de investigaci¨®n es lo que en los primeros tiempos del C¨¦sar Carlos eran las becas para preparar las oposiciones a c¨¢tedra. Y los que como D¨ªez de Velasco, tuvieron que abandonar sus universidades, en ocasiones, expulsados, encontraron bajo el techo del C¨¦sar Carlos la convivencia de las ideolog¨ªas "y una experiencia humana formidable", dice el malgistrado, maestro en Valencia de Manuel Broseta, "Manolo".