Los combates desmienten el te¨®rico alto el fuego angole?o
ENVIADA ESPECIALEl alto el fuego entr¨® en vigor en Angola el martes, de acuerdo con el calendario previsto en el acuerdo firmado por la Uni¨®n Nacional para la Independencia otal de Angola (UNITA) y el Gobierno angole?o el domingo pasado. El anuncio, hecho a trav¨¦s de la emisora rebelde, que dirigi¨® un comunicado del Estado Mayor de las FALA (ej¨¦rcito de la UNITA), no fue suficiente para disipar el escepticismo de la poblaci¨®n de Luanda, m¨¢s atenta a las informaciones militares que relatan violentos combates en curso en varios puntos del pa¨ªs. Una nota de optimismo ven¨ªa ayer, sin embargo, a poner el contrapunto a la situaci¨®n: el anuncio por el l¨ªder de UNITA, Jonas Savimbi, de que est¨¢ dispuesto a reunirse con el presidente Jos¨¦ Eduardo dos Santos para consolidar el proceso de paz.
La m¨¢s importante de estas batallas es la que se desarrolla alrededor de Vige, conquistada por las fuerzas gubernamentales hace una semana, pr¨¢cticamente sin combate, como ya ocurri¨® hace ahora tres semanas con Huambo, la m¨ªtica capital de Savimbi.
En el caso de Vige, las tropas de UNITA -que consiguieron escapar al cerco, que no sufrieron muchas bajas y que se encuentran bajo el mando del general Dembo, natural de la regi¨®n y por este motivo buen conocedor del terreno- intentan recuperar el control de la estrat¨¦gica base a¨¦rea de Negage o al menos impedir su utilizaci¨®n por el adversario.
Pero ahora que est¨¢n oficialmente concluidas las negociaciones de paz bajo los auspicios de la ONU, los esfuerzos pol¨ªticos se concentran en la organizaci¨®n y la puesta en funcionamiento de la Comisi¨®n Conjunta (CCPM), presidida por la ONU, que debe controlar la aplicaci¨®n de las sucesivas fases del alto el fuego. UNITA ya design¨® a sus dos representantes en la CCPM, pero a t¨ªtulo provisional, puesto que el nombramiento definitivo debe ser ratificado por su comisi¨®n pol¨ªtica, que no est¨¢ actualmente en condiciones de reunirse, dada la dispersi¨®n de sus miembros en diversos puntos de Angola y del extranjero.
Desmantelamiento
El desmantelamiento de la estructura militar de UNITA tiene ahora implicaciones pol¨ªticas negativas, dada la superposici¨®n que siempre existi¨® en el partido de Jon¨¢s Savimbi entre jefes pol¨ªticos y militares. En principio, el alto el fuego libera a los dirigentes de UNITA, que son tambi¨¦n generales, de sus obligaciones militares, y debe facilitar la efectiva reorganizaci¨®n de la direcci¨®n pol¨ªtica.
Una tarea tanto m¨¢s urgente cuando se da la circunstancia de que la desaparici¨®n, hace ahora m¨¢s de cuatro meses, de Jon¨¢s Savimbi, es la principal raz¨®n que lleva a muchos angole?os a dudar de la validez de los acuerdos de Lusaka. Pero las Naciones Unidas y los tres pa¨ªses observadores del proceso de paz -Estados Unidos, Portugal y Rusia- han dado al Gobierno de Luanda "garant¨ªas suficientes" acerca de la solidez de los compromisos asumidos en Lusaka por Eugenio Manuvahola, en nombre de su partido y de su presidente, Savimbi.
Pese a la insistencia de la prensa angole?a y extranjera, la versi¨®n oficial de Luanda es que "no hay motivos pata dudar" de las garant¨ªas dadas por la comunidad internacional y por el Departamento de Estado norteamericano, que fue testigo del acto de Lusaka en la persona de George Moose.
El papel que cabe ahora a la ONU y a la comunidad internacional en las fases sucesivas de la ejecuci¨®n de los acuerdos de paz es otro problema crucial. Inicialmente, Washington hab¨ªa impuesto un periodo de 180 d¨ªas de alto el fuego efectivo para comprobar la voluntad de paz de los dos ex beligerantes angole?os antes de iniciar el despliegue de los 5.000 cascos azules que deber¨¢n controlar el desarme de las tropas rebeldes.
Sin embargo, bajo la presi¨®n de la nueva mayor¨ªa republicana del Congreso, la Administraci¨®n de Clinton parece haber cambiado de actitud y Moose defendi¨® p¨²blicamente en Lusaka el env¨ªo de observadores militares de la ONU para vigilar el respeto por ambas partes del alto el fuego y arbitrar eventuales acusaciones mutuas de violaciones.
El mandato de la nueva misi¨®n de la ONU debe ser aprobado por el Consejo de Seguridad, tal vez dentro de una semana, pero son esperados en Luanda unas decenas de observadores que hab¨ªan sido retirados del pa¨ªs en 1993.
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