Querido Guillermo
FELIPE GONZ?LEZ es el presidente del Gobierno, y no un particular que puede poner tranquilamente su firma en un escrito en el que se cuestiona nada veladamente una actuaci¨®n judicial. La idea de la carta de solidaridad de los parlamentarios socialistas con Guillermo Galeote, inculpado en el caso Filesa, es en s¨ª misma disparatada. Pero que, entre los firmantes figure casi todo el Gobierno, encabezado por su presidente, revela algo m¨¢s grave: un serio despiste respecto a los usos propios del Estado de derecho y a los equilibrios en que ¨¦ste se fundamenta.Lo que m¨¢s llama la atenci¨®n es que ni Gonz¨¢lez ni ninguna persona sensata de su entorno hayan reparado en la inconveniencia de la iniciativa. Como si fuera un detalle sin importancia que el presidente del Gobierno descalifique el proceso en que Galeote est¨¢ inculpado tach¨¢ndolo de "juicio pol¨ªtico". El argumento del escrito -encabezado con la invocaci¨®n: "Querido Guillermo"- es que todo lo que le est¨¢ ocurriendo al ex secretario de finanzas de la ejecutiva socialista, incluyendo el verse "sometido a juicio pol¨ªtico", es consecuencia de su vinculaci¨®n y entrega al PSOE", tanto en los buenos como en los malos tiempos, etc¨¦tera. El tono insustancial del razonamiento permite admitir que tal vez los redactores del escrito no quisieron ir tan lejos: que su intenci¨®n no era presionar o interferir en las decisiones de los jueces. Pero alguien debi¨® advertirles que era una perfecta metedura de pata. Y agravada considerablemente por la firma del presidente del Gobierno al pie del texto.
El escrito resulta adem¨¢s sintom¨¢tico de la confusi¨®n con que la direcci¨®n socialista est¨¢ abordando este problema desde el comienzo. Ya a fines de 1992, su presidente, Ram¨®n Rubial, se dirigi¨® al Consejo General del Poder Judicial (encargado precisamente de velar por la independencia de los jueces frente a injerencias exteriores) solicitando su amparo ante lo que consideraba situaci¨®n de indefensi¨®n frente a las pretensiones indagatorias del juez Barbero sobre las interioridades del PSOE. Se esbozaba. entonces una ins¨®lita teor¨ªa, cuya l¨®gica ¨²ltima era la de considerar a los partidos pol¨ªticos exentos, por su peculiar naturaleza, de responder ante los jueces de hipot¨¦ticas actuaciones irregulares.
En fin, la carta abierta al ex diputado Galeote es sintom¨¢tica tambi¨¦n del deterioro en otros terrenos. Los firmantes hacen llegar a Galeote su "agradecimiento y solidaridad". Sin duda, por haberse responsabilizado personalmente y en exclusiva del asunto, exculpando a sus compa?eros de direcci¨®n. Pero si se admite eso, constituye una muestra insuperable de hipocres¨ªa fingir indignaci¨®n ante el "juicio paralelo" de quienes "ya han juzgado y condenado" a Galeote. Son ellos quienes lo condenan al admitir que cargue con toda la responsabilidad, por mucho que le doren la p¨ªldora a prop¨®sito del "ejemplo de dignidad, solidaridad, convicciones 'profundas y coherencia" que supuestamente ha dado. Antes hab¨ªa mejores redactores de comunicados, incluso para negar la evidencia.
Y eso es lo que hizo Galeote en su comparecencia ante la comisi¨®n parlamentaria sobre financiaci¨®n irregular de los partidos. Dijo haberse enterado de la existencia de Filesa poco antes de que estallara el esc¨¢ndalo, que es falso que esa empresa pagara facturas del PSOE y el alquiler de la sede electoral, etc¨¦tera. Y ello, pese a admitir que era responsable personal de todo lo relativo a las finanzas. No parece que sea ¨¦se el camino para favorecer la transparencia prometida. Ni de fortalecer la credibilidad a la hora de refutar acusaciones realmente falsas.
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