La disidencia ling¨¹¨ªstica en la RAE obliga a L¨¢zaro Carreter a presentarse a la reelecci¨®n
La sombra de la instrumentalizaci¨®n pol¨ªtica planea sobre el conflicto
"Iba a dejarlo, pero ahora no puedo". Tenso y triste, pero con firmeza, Fernando L¨¢zaro Carreter anunci¨® ayer su disposici¨®n a seguir cuatro a?os m¨¢s al frente de la Real Academia Espa?ola (RAE), un d¨ªa despu¨¦s de que la actitud de cinco acad¨¦micos -discrepantes con la carta que envi¨® la FAE a Felipe Gonz¨¢lez y firmantes de un subsiguiente manifiesto- haya provocado una ins¨®lita situaci¨®n de disidencia p¨²blica. Esta tarde va a producirse la votaci¨®n. Su resultado es una inc¨®gnita, porque la docta casa es un microcosmos muy singular, imprevisible.
Pero salga hoy reelegido L¨¢zaro o se aplace la decisi¨®n hasta el jueves pr¨®ximo, por falta de una mayor¨ªa clara, lo cierto es que su mandato habr¨¢ de afrontar un asunto clave: c¨®mo la instituci¨®n encaja la presi¨®n del poder pol¨ªtico en torno de una cuesti¨®n -la ling¨¹¨ªstica- que dif¨ªcilmente va a dejar de ser conflictiva.L¨¢zaro acude al Barroco. No recuerda si Calder¨®n o G¨®ngora: "Hable, ret¨®rico, el silencio". Con ese verso pretende describir su actitud ante el documento de Cela, Torrente, Rico, Riquer y Gimferrer. Y la actitud que recomendar¨¢ que tome la Academia ante un texto que no juzga, en absoluto, contradictorio con el primer documento de la RAE. Ni siquiera admite que esa discrepancia se halle en el diferente diagn¨®stico que quiz¨¢ hagan unos y otros sobre la situaci¨®n del castellano en las comunidades biling¨¹es.
Pero, sobre todo, L¨¢zaro clama contra cualquier sospecha de posible intromisi¨®n pol¨ªtica; que tanto documento y contra documento no fuera al cabo, y por ejemplo, m¨¢s que un intento de presionar al Tribunal Constitucional que debe dictar una importante sentencia sobre el recurso planteado contra la Ley de Normalizaci¨®n Ling¨¹¨ªstica catalana. "Me parecer¨ªa una indecencia pensar que la actitud de algunos acad¨¦micos pudiera haberse visto influida por ello".
Sin embargo, pol¨ªtica, p¨²blica o secreta pol¨ªtica, ha habido en toda esta pol¨¦mica. Desde el origen. Ni L¨¢zaro ni nadie niega que el documento del 3 de noviembre se gest¨® a partir de una visita que la junta de gobierno de la Academia realiz¨® al presidente Felipe Gonz¨¢lez, el pasado 18 de octubre. De la inquietud de esa junta por el -presunto- conflicto ling¨¹¨ªstico en las comunidades biling¨¹es y de la decisi¨®n de Gonz¨¢lez de interesarse por ¨¦l surge el documento, elaborado durante dos meses por la junta -"en el pa¨ªs de Fuenteovejuna no puede decirse qui¨¦n lo redacto inicialmente", argumenta L¨¢zaro para no se?alar su autor¨ªa pr¨¢ctica-, discutido en tres sesiones plenarias y aprobado el 3, en una reuni¨®n donde no asistieron 19 de los 41 acad¨¦micos. Entre las ausencias, las de gente con mucho peso: Garc¨ªa G¨®mez, Cela, Delibes, Torrente Ballester, Caro Bareja, Areilza, el duque de Alba y los tres acad¨¦micos catalanes, entre otros.
Y pol¨ªtico, igualmente, seguir¨ªa siendo el devenir del texto. El 11 de noviembre, la ministra de Cultura, Carmen Alborch, criticaba la carta y el 11 se hizo p¨²blica la respuesta de la Generalitat: "Un documento inaceptable". Hasta ese momento ning¨²n acad¨¦mico catal¨¢n la hab¨ªa criticado. El d¨ªa 21 un comunicado del Institut d'Estudis Catalans afirmaba que la carta "atenta contra la convivencia en nuestra sociedad". Cuatro d¨ªas despu¨¦s, ?mnium Cultural, asociaci¨®n promotora de la lengua catalana, hac¨ªa p¨²blico su primer contramanifiesto, donde acusaba a la RAE de sumarse "al ambiente hostil contra Catalu?a". Y ?mnium invitaba a los acad¨¦micos catalanes a firmarlo. D¨ªas antes, una televisi¨®n privada se hac¨ªa eco de una filtraci¨®n: la presunta disposici¨®n del Tribunal Constitucional a impugnar la ley del catal¨¢n. La reacci¨®n de Jordi Pujol no se hizo esperar: ironiz¨®. sobre el comportamiento de los acad¨¦micos catalanes y advirti¨® que esa hipot¨¦tica sentencia afectar¨ªa al Estatut y, por tanto, a la Constituci¨®n. Posteriormente, Mart¨ª de Riquer y Pere Gimferrer se sumaron al documento de ?mnium y redactaron, en las dependencias del propio Departamento de Cultura, el manifiesto. Los pol¨ªticos hab¨ªan ido en todo ese proceso por delante de los intelectuales. L¨¢zaro replica: "Esa hip¨®tesis es una indecencia. La lengua es la piel del alma y los pol¨ªticos no tienen derecho a instrumentalizarla".
Las fuentes acad¨¦micas consultadas por este diario dan como "muy probable" que el presidente de la RAE siga en su cargo. Los propios acad¨¦micos catalanes le apoyan, convencido, alguno de ellos, de que L¨¢zaro, es un "mal menor" y de que la propia redacci¨®n de la carta fue tambi¨¦n un intento del director de atraerse para s¨ª a algunos de los integrantes del n¨²cleo duro -m¨¢s espa?olista- de la Academia, del que forman parte Manuel Alvar, Rodr¨ªguez Adrados, Juli¨¢n Mar¨ªas y Gregorio Salvador. Este ¨²ltimo, que considera que los cinco acad¨¦micos disidentes "han discrepado a destiempo, despu¨¦s de una presi¨®n pol¨ªtica, cuando debieron hacerlo en presencia" y que niega con energ¨ªa ser el asesor ling¨¹¨ªstico de Jos¨¦ Mar¨ªa Aznar -"no he hablado nunca con ¨¦l"-, desmiente finalmente esa presunta estrategia de L¨¢zaro, y que exista tal n¨²cleo duro: "Lo que hay en la Academia es gente preocupada por la libertad". En cuanto a L¨¢zaro, su respuesta es clara: "?C¨®mo iba a ser una estrategia si me quer¨ªa ir, por mi salud quebradiza? Es ahora cuando ya no me puedo ir, si es que mis compa?eros deciden que me quede. Es ahora cuando no".
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