Ratas de laboratorio
"El esc¨¢ndalo ilumina las flaquezas humanas de los escandalizadores y el car¨¢cter moral de los escandalizados, y lo hace adem¨¢s de una manera que la acci¨®n pol¨ªtica m¨¢s convencional no puede hacerlo. M¨¢s all¨¢ de su justificaci¨®n intelectual, el esc¨¢ndalo persiste porque es, por encima de ¨¦pocas y naciones, completamente irresistible. Cuando vemos que la m¨¢scara p¨²blica cae, nos convertimos en esa especie de ratas de laboratorio, que una vez ense?adas a accionar el mecanismo que estimula los centros de placer en sus cerebros, lo activan incesantemente prescindiendo de comer y dormir. Cuando hay esc¨¢ndalo en la escena p¨²blica, se suprime el apetito humano por otras formas m¨¢s convencionales de noticias p¨²blicas. Nuestra ¨¦poca es, sin embargo, diferente de las d¨¦cadas precedentes. El esc¨¢ndalo pol¨ªtico ha proliferado y esta proliferaci¨®n no refleja tanto un aumento de la corrupci¨®n como nuestra creciente capacidad y afici¨®n por la producci¨®n de esc¨¢ndalos pol¨ªticos".La cita pertenece a un libro de Suzanne Garment, que lleva por t¨ªtulo Scandal y por subt¨ªtulo La cultura de la desconfianza en la pol¨ªtica americana, publicado en 1991 y reeditado con la actualizaci¨®n correspondiente en 1992. Pero sus palabras se pueden aplicar perfectamente a la situaci¨®n espa?ola de los ¨²ltimos a?os, as¨ª como a la de otros pa¨ªses democr¨¢ticos europeos u orientales.
No cabe duda que la corrupci¨®n se ha producido y ha alcanzado a instituciones y personas, que deber¨ªan estar por encima de toda sospecha. El ministro Borrell volv¨ªa a pedir el mi¨¦rcoles la colaboraci¨®n de los constructores para poner fin a pr¨¢cticas corruptas en la adjudicaci¨®n de obras p¨²blicas. De ah¨ª que la desconfianza se haya convertido en una suerte de atm¨®sfera, contra la cual, como le gustaba decir al profesor Tierno, es muy dif¨ªcil luchar en pol¨ªtica.
Pero la caracter¨ªstica de nuestra situaci¨®n no es tanto la denuncia de tales casos de corrupci¨®n, como el hecho de que, al amparo de dicha atm¨®sfera, se ha montado una especie de industria de producci¨®n de esc¨¢ndalos, con la finalidad de evitar que se pueda hacer pol¨ªtica, es decir, discutir los problemas sociales y de los instrumentos de que disponemos para hacerles frente.
Ha bastado que con el inicio del curso pol¨ªtico el debate se centrara en el Estado de las Autonom¨ªas y en la conveniencia y oportunidad de fa Reforma del Senado, para que se fabricara un esc¨¢ndalo pol¨ªtico, de tal manera que se hiciera imposible que la opini¨®n p¨²blica se interesara por la reforma de la Constituci¨®n.
Y esto se hace no s¨®lo desde determinados medios de comunicaci¨®n, esencialmente fr¨ªvolos y m¨¢s interesados en la persecuci¨®n del esc¨¢ndalo personal que en la exposici¨®n de la corrupci¨®n real, sino tambi¨¦n desde determinados partidos pol¨ªticos, interesados, al parecer casi exclusivamente, en que sea el esc¨¢ndalo lo ¨²nico que ocupe la escena p¨²blica.
Todav¨ªa este mi¨¦rcoles pasado, en el Pleno del Congreso de los Diputados, hemos podido asistir a un debate entre el ministro de la Presidencia, se?or P¨¦rez Rubalcaba, y el portavoz del PP, se?or Fern¨¢ndez de Troconiz, en el que se han vuelto a reiterar afirmaciones o, mejor dicho, insinuaciones, que, tras lo que se ha publicado en estas ¨²ltimas semanas, no se puede no saber que carecen de todo fundamento.
Hacer experimentos en laboratorios es indispensable para hacer avanzar la ciencia. Trasladarlos sin m¨¢s a la vida pol¨ªtica, es algo muy distinto.
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