El Betis prosigue su camino
El Oviedo se olvid¨® del coraje de los ¨²ltimos partidos y se dej¨® arrebatar un punto
No fue mucho Betis el de Oviedo, pero s¨ª suficiente para que cosechara un nuevo positivo y se mantenga a bordo del vag¨®n de los potentados. Los verdiblancos se aplicaron a un juego de control, lleno de esterilidad, hasta que corrieron a guarecerse ante su porter¨ªa durante la media ¨²ltima hora de partido. El Oviedo se olvid¨® del coraje que derrochara para sumar sus ¨²ltimas victorias en su estadio y qued¨® as¨ª sumido en la vulgaridad.
El estado de gracia que vive la Liga espa?ola podr¨ªa estar actuando contra el sentido pr¨¢ctico de algunos equipos, aquellos donde menos abundan los jugadores de talento. Es como si, en medio de un torrente de exquisiteces, estuviera mal visto despejar el bal¨®n de un puntapi¨¦ o s¨®lo aplicarse en correr m¨¢s que el contrario; como si huir del toque en corto y el barroquismo fuera una ordinariez censurable.
Algunos partidos, sin un pu?ado de jugadores de primer nivel en el reparto, parecen lastrados por el miedo a la fealdad. Del Betis, por ejemplo, se vienen vertiendo elogios no s¨®lo por su buena clasificaci¨®n, sino por el aseado trato que los hombres de Serra Ferrer suelen dispensar al bal¨®n.
El equipo parece as¨ª predestinado a elevarse sobre la ramploner¨ªa a fuerza de sobar la pelota, andar al trote y reservar a Cu¨¦llar para el magisterio. La conclusi¨®n es que sabemos que la tocan bien, aunque el rival este pidiendo guerra en la trinchera.
El Oviedo cometi¨® ayer el mismo pecado. El de Antic es un equipo convencido de que la sencillez no es pecado si se pr¨¢ctica con cierto sentido com¨²n. Todo el primer tiempo fue tan bien mirado como in¨²til.. Hubo dos o tres jugadas de las de verdad, incluyendo un cabezazo de Carlos al larguero y una parada de Mora a disparo de Aquino, el ¨²nico del Betis en todo el partido. El resto del juego aparent¨® ser nada m¨¢s que una solemne mentira. El concurso de Prosinecki tras el descanso fue una contribuci¨®n a la moda imperante. Es un hecho que el Oviedo, con ¨¦l, pierde agresividad. La conclusi¨®n de unos y otrosa fue simple: f¨²tbol entre bostezos.
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