La suerte da la espalda al Deportivo
El equipo de Arsenio, que domin¨® al Borussia, fue eliminado en la pr¨®rroga
Los dioses del f¨²tbol son alemanes. El Deportivo ya hab¨ªa tragado hace un a?o en Francfort el amargo bebedizo germano y anoche en Dortmund le volvi¨® a destrozar el est¨®mago. Los coru?eses lo pusieron casi todo: el f¨²tbol y las mejores ocasiones. Los alemanes, como siempre, el resultado. Jugando casi todo el partido a remolque del Deportivo, el Borussia Dortmund acab¨® logrando lo incre¨ªble, dar la vuelta a la eliminatoria en la pr¨®rroga, a falta s¨®lo de 10 minutos, cuando al fin parec¨ªa que los gallegos hab¨ªan conseguido enderezar su suerte. Un desenlace al que resulta dif¨ªcil dar cr¨¦dito, una historia triste e inmerecida. La misma que han escrito desde hace d¨¦cadas tantos equipos espa?oles en los infaustos estadios alemanes.Arsenio se decant¨® por un dibujo de trazos defensivos, aunque con Aldana y Fran en el medio del campo se garantizaba tambi¨¦n cierta presencia atacante. Nando entr¨® en el equipo como interior izquierdo con la misi¨®n de tapar las incursiones del Borussia por esa banda. El experimento funcion¨® a la perfecci¨®n durante el primer cuarto de hora. El Deportivo qued¨® en manos de sus zurdos, una circunstancia que suele anunciar peligro para sus adversarios.
Los primeros minutos de la reanudaci¨®n fueron aciagos para el Deportivo. Entonces s¨ª que la furia del Borussia logr¨® empujar a los gallegos contra su porter¨ªa. Y muy pronto lleg¨® el gol, en una de esas jugadas sin brillo, la t¨ªpica mel¨¦ dentro del ¨¢rea donde la pierna de un alem¨¢n parece valer por cuatro de un espa?ol.
La reacci¨®n del Deportivo fue admirable. Se ech¨® hacia adelante con determinaci¨®n, arriesg¨¢ndolo todo, dispuesto a defender su imagen antes que dejarse amedrentar.
El tiempo suplementario fue la traca final que a¨²n reservaba la veleidosa ruleta que anoche se puso en marcha en Dortmund. Los coru?eses siguieron atacando con todo su descaro y en el minuto 101 Alfredo pareci¨® romper el maleficio. Lo que ocurri¨® a partir de entonces es dif¨ªcil explicarlo. Claudio volvi¨® a fallar solo ante Klos. Y de repente, cuando el tiempo que restaba se contaba con los dedos de la mano, la defensa coru?esa pareci¨® irse de vacaciones. All¨ª los alemanes golpearon despiadadamente y se encontraron con un triunfo casi inconcebible.
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