Jugada maestra
En la cr¨®nica de urgencia que dio cuenta en este peri¨®dico de la revelaci¨®n de este notabil¨ªsimo filme en el Festival de Valladolid leemos: "La construcci¨®n de Fresh [es decir, su escritura] es extraordinariamente audaz: mueve los hilos de la atenci¨®n y la emoci¨®n del espectador mediante saltos de situaci¨®n en situaci¨®n y giros argumentales tan violentos y brillantes que, una vez ocurridos, parece imposible ir m¨¢s lejos; y, sin embargo, la pel¨ªcula va inexplicablemente mucho m¨¢s lejos, como si la fertilidad de su urdidor [el curtido escritor y director principiante Boaz Yakin] fuera inagotable".Disculpen la autocita, pero la justifica que si los comentaristas de pel¨ªculas nos vemos forzados con frecuencia a matizar y a veces, incluso, autorrefutar las impresiones que nos provoca un filme visto a bote pronto y rodeado por otros que compiten con ¨¦l por alcanzar un hueco en una lista de premios, no tener que matizar ni rectificar nada despu¨¦s de contemplada esta pel¨ªcula en solitario dice algo muy serio acerca de ella: que tiene fuerza de impacto inmediato; que no emplea espejismos o tretas de enga?o para lograr este primer impacto; que, como toda pel¨ªcula verdaderamente compleja, se ve con facilidad. Es decir: que es lo que parece en su primera y desprevenida visi¨®n; y que todo esto equivale a descubrir en ella un firme acoplamiento entre el empuje de lo in¨¦dito y la garant¨ªa del mantenimiento de ese empuje en una respuesta posterior reposada.
Fresh
Direcci¨®n y gui¨®n: Boaz Yakin. Fotograf¨ªa: A. Holender. M¨²sica: S. Copeland. Estados Unidos, 1994. Int¨¦rpretes: Sean Nelson, Giancarlo Esposito, Samuel L. Jackson. Madrid, cine Princesa.
Fresh es una. explosiva mezcla de frescura y c¨¢lculo. La primera brota del formidable reparto coral que gira alrededor del prodigioso int¨¦rprete ni?o Sean Nelson; y la segunda se origina en la algebraica precisi¨®n del gui¨®n, que narra el itinerario tr¨¢gico -pues es violent¨ªsimo, pero finalmente liberador- de un camello de acera que, vi¨¦ndose atrapado por las redes del infierno de sus abastecedores, urde inspirado por su padre -un ajedrecista que sobrevive en los bancos del mismo parquecito neoyorquino donde ocurre la maravillosa En busca de Bobby Fischer, con la que Fresh tiene muchos puntos de contacto, pese a estar en sus ant¨ªpodas en lo relativo al tono, el tempo la trama-, del que aprende una jugada maestra que ¨¦l aplica a la vida y mediante ella conquista su libertad.
Fresh nos pone ante las fuentes del verdadero gran cine estadounidense, que no es el que se fabrica a golpe de cheque en Hollywood, sino el que realizan a salto de mata gente no en venta -como Robert Altman, Arthur Penn, Clint Eastwood, Paul Newman, Sidney Pollack, Hal Hartley, Gus van Sant, Abel Ferrara, Woody Allen, Paul Schrader, Steven Zaillian, Robert de Niro, Quentin Tarantino y, a su manera, de una de cal y otra de arena, Steven Spielberg-, en Nueva York o Los ?ngeles; y en cuyas m¨¢s modestas n¨®minas entra ahora Yakin, escritor que ha decidido -como Steven Zaillian y John Millius- asumir, con equipaje de oficio todav¨ªa titubeante, pero orientado hacia la plena solvencia, el riesgo de filmar su escritura, tal vez harto, como Howard Franklin, de ver sus bordados destrozados por productores analfabetos y directores manazas.
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