Lo responsable es salvar Iberia
IBERIA SE est¨¢ rompiendo. De seguir las cosas c¨®mo hasta ayer, se vender¨¢ a trozos y de lo que era compa?ia global de bandera quedar¨¢ una empresa de transporte de pasajeros con no m¨¢s de 5.000 trabajadores y una, dimensi¨®n poco m¨¢s que regional. La mala gesti¨®n que la compa?¨ªa viene soportando a lo largo de muchos a?os, en primer lugar, y la terquedad del sindicato de pilotos imposibilitando un pacto que evite la quiebra han puesto a la empresa al borde del abismo: tan s¨®lo a dos a?os vista de la apertura total de los cielos en Europa.La paulatina liberalizaci¨®n del transporte a¨¦reo ha provocado en todas las compa?¨ªas de bandera europeas fuertes convulsiones, e Iberia no ha escapado a ellas. El problema es que, a la necesidad de definir su futuro en un r¨¦gimen de total competencia, se ha unido la a¨²n m¨¢s urgente necesidad de ordenar sus cuentas. Las apelaciones que su principal accionista -el INI- hace a la ca¨ªda de la demanda por la guerra del Golfo y de los precios por la guerra de tarifas, y hasta a la mala suerte, no explican suficientemente el fuerte descenso de ingresos -superior en 100.000 millones de pesetas a lo previsto- ni justifican la agon¨ªa de la compa?¨ªa. Iberia arrastra las consecuencias de car¨ªsimas, y poco afortunadas, decisiones tomadas a?os atr¨¢s, como la renovaci¨®n de la flota y, sobre todo, la entrada. en Aerol¨ªneas Argentinas y otras compa?¨ªas latinoamericanas. Su af¨¢n de expansionarse en un mercado tan pr¨®ximo y apetecido por los norteamericanos ha costado a Iberia m¨¢s de 100.000, millones de pesetas en un momento en que la lucha por los mercados comenzaba a agudizarse a este lado del Atl¨¢ntico.
Iberia tiene unas p¨¦rdidas acumuladas en estos dos ¨²ltimos a?os de 110.000 millones de pesetas. Es evidente que la direcci¨®n y el INI deben responder de la mala gesti¨®n, como han pedido todos los sindicatos y los partidos de la oposici¨®n. Pero al tiempo hay que asegurar el futuro de una compa?¨ªa que da trabajo a 24.000 trabajadores y que tiene un lugar en el mercado: transporta 30 millones de pasajeros al a?o. La mejor forma de asumir sus responsabilidades es no repetir los errores del pasado, incluido el de la indecisi¨®n a la. hora de acometer medidas impopulares. Lo primero es ahora garantizar el futuro de la compa?¨ªa, y para ello nada tan inconveniente como que el actual equipo directivo abandonase de inmediato como pide el SEPLA. ?Por qu¨¦ da por hecho ese sindicato que esos desconocidos nuevos gestores presentar¨ªan un plan diferente?
El sindicato de pilotos alega que el plan que ha presentado la compa?¨ªa es corto de miras y supone s¨®lo un ajuste coyuntural. Ello es en parte cierto: recortar costes no es condici¨®n suficiente para garantizar la superpervivencia; pero ahora s¨ª es una condici¨®n necesaria, y as¨ª ha sido comprendido por, la mayoria de los trabajadores. De otro lado, las reivindica ciones que los pilotos entend¨ªan que deb¨ªan formar parte de un plan de futuro -actuaciones sobre flota, dimensi¨®n de la empresa, organizaci¨®n-, absorci¨®n de l¨ªneas de VIVA- han sido atendidas por la compa?¨ªa a lo largo de las negociaciones con el SEPLA en casi su totalidad, de forma que parte de esa configuraci¨®n futura de la empresa la iba dise?ando Iberia conforme a los deseos del sindicato de pilotos.
El SEPLA ha pretendido enmascarar su resistencia a aceptar la disminuci¨®n salarial prevista con apelaciones gen¨¦ricas a la, mala gesti¨®n, la exigencia de dimisiones de la direcci¨®n y la creaci¨®n de una comisi¨®n externa de investigaci¨®n integrada por los partidos del la oposici¨®n. Se trata de una huida de la realidad. Y si fuera cierto, como sostienen, que la direcci¨®n ha intentado desviar contra los pilotos la responsabilidad del desastre, lo menos que cabe decir es que esa actitud del SEPLA ha favorecido tal maniobra.
Si Iberia comenz¨® las negociaciones sindicales acuciada por la inminente quiebra, sin un plan articulado para el largo plazo, la ruptura del di¨¢logo ha llevado a la direcci¨®n a dise?ar un plan que reduce Iberia a su m¨ªnima expresi¨®n y que contiene dur¨ªsimos sacrificios, especialmente para el personal de tierra, donde los excedentes de plantilla son mucho mayores. El preacuerdo que ¨¦stos -junto a tripulantes de cabina y t¨¦cnicos de vuelo- han firmado con la direcci¨®n asumiendo recortes salariales y reducci¨®n de plantilla quiz¨¢s no sea el modelo ideal de plan para el futuro, pero prueba una mayor colaboraci¨®n por parte de esos trabajadores. Criticar el primer gran acuerdo de reducci¨®n de salarios logrado en este pa¨ªs y solicitar que la direcci¨®n de la compa?¨ªa abandone el barco justo citando se est¨¢ hundiendo es contribuir a la muerte de Iberia.
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