Un rito masculino
La vigilia de la Inmaculada re¨²ne a dos mil varones en un templo madrile?o
Un templo. Dos mil varones cat¨®licos. Una v¨ªspera. Una Virgen. Esto fue ayer, en esencia, la conmemoraci¨®n de la vigilia de la Inmaculada, que desde hace a?os se anuncia discretamente a primeros de diciembre en muros y paredes de Madrid, como si de- un acto clandestino se tratase. No fue tal.En una de sus primeras comparecencias p¨²blicas tras su llegada a Madrid, el nuevo arzobispo de la ciudad, Antonio Mar¨ªa Rouco, b¨¢culo, mitra, casulla celeste, presidi¨® la vigilia. Un rosario, una pr¨¦dica y una misa concelebrada jalonaron la conmemoraci¨®n religiosa, en la que, novedosamente, el laico Abelardo de Armas pronunci¨® durante 40 minutos un encendido, serm¨®n.
Dos mendigos voceaban su revista La Farola, y una mujer, embutida junto a su hijita en una manta blanca, limosneaba a la entrada del templo de Nuestra Se?ora de la Merced, zona de Azca, escenario de la vigilia. Dos tenderetes montados afuera mostraban a la venta grabaciones con discursos del Papa y libros p¨ªos, a precios de entre 900 y 1.100 pesetas, con t¨ªtulos como Laicos en marcha y Luces en la noche escrito ¨¦ste por el mismo orador que dirigir¨ªa luego la palabra a los asistentes. J¨®venes de pelo repeinado, con zamarras acolchadas y cuello de pana informaban cort¨¦smente sobre los productos en venta.
Poco a poco se fue congregando ante el templo gran n¨²mero de hombres. Clase media-media y peque?a burgues¨ªa urbana casi todos. Dos j¨®venes, siete maduros y un anciano de cada diez asistentes. El vaho sal¨ªa de sus bocas. La noche era fr¨ªa; invitaba a penetrar en el templo. La luna luc¨ªa como una una recortada sobre el cielo, tambi¨¦n a los pies de la Pur¨ªsima de Murillo que encima de un retablo de fondo gualda se ergu¨ªa a la izquierda del altar. Doce centros de rosas y nardos blancos perfumaban el escenario, a la derecha del cual un coro varonil se apretaba junto a un ¨®rgano melodioso.
Con el canto de un Magnificat comenz¨® el acto. Fue le¨ªdo un, mensaje del Papa, firmado el 7 de noviembre por un dignatario vaticano en representaci¨®n suya. Sigui¨® luego el rosario, cuyos misterios gozosos fueron comentados por estudiantes, profesionales y comerciantes. Florentino Callejo, bancario de 47 a?os, padre de seis hijos, ironiz¨® sobre la p¨¦rdida de Jes¨²s en el templo. "Ser¨ªa inimaginable ver a Jos¨¦ y a Mar¨ªa discutir sobre el extrav¨ªo de su hijo. No busquemos culpables a las situaciones conflictivas", exhort¨®: "Metamos el amor de Dios en nuestras vidas".
El plato fuerte de la madrugada fue el discurso de Abelardo de Armas, de 64. a?os, madrile?o, soltero, ex medio de un equipo de Tercera Divisi¨®n y ex botones de la Uni¨®n y el F¨¦nix. Posiblemente, es el ¨²nico laico de Espa?a que ha dirigido ejercicios espirituales, -incluso a seminaristas- en m¨¢s de 200 ocasiones. De Armas, con voz met¨¢lica y verbo enardecido, fustig¨® la legislaci¨®n pro-aborto que intenta, como Ca¨ªn, tapar con. tierra la sangre de Abel", seg¨²n. dijo. "Casi el 27% de la humani-, dad vive de espaldas a Dios; si un solo d¨ªa se cumplieran los mandamientos todos ser¨ªamos felices -los diarios saldr¨ªan con las p¨¢ginas en blanco, porque estar¨ªa prohibido mentir"- apostill¨®, y recit¨® luego un art¨ªculo de un matutino a modo de oraci¨®n. La celebraci¨®n de la vigilia fue ideada en 1947 por el sacerdote Tom¨¢s Morales, muerto recientemente. Fund¨® la obra social Hogar del Empleado y fue maestro de De Armas. "Los hombres son m¨¢s sinceros cuando est¨¢n solos". As¨ª explic¨® la ausencia de mujeres un asistente, que inform¨® de un acto similar, estrictamente femenino, en otra iglesia.
El arzobispo Rouco defini¨® la vigilia como preludio del jubileo del tercer milenio e invoc¨® a la Virgen Mar¨ªa para proteger la familia cristiana. Tres vivas a la Inmaculada rubricaron el acto ya entrada la madrugada en el hond¨®n previo al invierno madrile?o.
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