Linchamiento social y poder pol¨ªtico

El asesinato de dos taxistas en un mismo d¨ªa en Madrid ha generado una respuesta ciudadana cargada de visceralidad: r¨¢pidamente se ha se?alado un culpable -ni siquiera un presunto culpable- contra quien descargar la repulsa que produjo el crimen.El culpable encontrado por la sociedad, adem¨¢s, pertenece a los llamados "grupos de riesgo" (inmigrantes, toxic¨®manos, gitanos), lo que ha provocado una reacci¨®n a¨²n m¨¢s dura desde gran parte de la opini¨®n p¨²blica. Si a esto unimos la informaci¨®n falsa que ha sido difundida acerca de los antecedentes -?policiales o penales?- del detenido R. M., entonces el "linchamiento social" est¨¢ servido.

Que en una sociedad democr¨¢tica como la nuestra se act¨²e de este modo es, sin duda, reprobable, pero lo es a¨²n m¨¢s la postura adoptada por la Delegaci¨®n del Gobierno en Madrid, que, en virtud de una actitud m¨¢s populista que sosegada y ecu¨¢nime, ha encabezado las cr¨ªticas vertidas -con este motivo sobre el proceder demasiado "ben¨¦volo" de: los jueces de guardia a la hora de: decidir sobre la libertad o Ia prisi¨®n provisional de los detenidos.

Ser¨ªa deseable que los poderes, p¨²blicos adoptaran, en conflictos como el suscitado en Madrid estos d¨ªas, una postura de equilibrio, de racionalidad, frente a los excesos reclamados por la sociedad, explicando a los ciudadanos, desde el apoyo al Poder Judicial -y no desde el enfrentamiento-cu¨¢les son las pautas de actuaci¨®n penal en un Estado democr¨¢tico de derecho como el nuestro, y que estas "reglas del juego" no pueden debilitarse en funci¨®n de la posici¨®n social del detenido o de la reacci¨®n social que haya provocado el delito.-