"Europa vive una esquizofrenia metodol¨®gica entre lo t¨¦cnico y lo human¨ªstico"
De nacionalidad belga, Ylia Prigogine parti¨® con su familia de Rusia en 1921 cuando ten¨ªa cuatro a?os. "En aquel entonces, mis padres tomaron dos buenas decisiones: dejar Rusia e instalarse en un territorio franc¨®fono". El que fuera premio Nobel de Qu¨ªmica en 1977 hace una llamada de atenci¨®n a las universidades para que abandonen viejos moldes y se arriesguen a la ruptura con las disciplinas existentes.Pregunta. ?Se puede combinar calidad con aulas de 300 alumnos?
Respuesta. Lo esencial es que cada vez haya m¨¢s estudiantes universitarios, de lo contrario, se correr¨ªa el gran peligro de crear un sistema dividido entre los que saben y los que no saben. El problema reside en encontrar nuevos medios con los que se imponga una cierta especializaci¨®n. Nuevos medios pero no en el sentido cuantitativo sino utiliz¨¢ndolos de forma m¨¢s activa y productiva. Es un mito eso de que la investigaci¨®n es m¨¢s importante que la ense?anza. Unos investigan y otros ense?an. Lo correcto es no dar m¨¢s valor a una cosa sobre la otra porque las dos tienen un rol social muy importante. Los docentes tienen que investigar y los investigadores ense?ar.
P. Los pol¨ªticos de Bruselas hablan de una Europa del siglo XXI en la que se d¨¦ una uni¨®n cultural y respeto a la diversidad. Hay escepticismo en cuanto a poder conseguirlo. Parece que cada uno campa por sus respetos.
R. Las situaciones no son tan contradictorias. Vemos que, pese a las guerras, las regiones que m¨¢s han participado en el desarrollo intelectual, como la Italia del Norte en el Renacimiento, son las que se encuentran m¨¢s alejadas del poder central. El desarrollo intelectual s¨®lo es posible cuando el poder central no es tan fuerte y deja la posibilidad de la iniciativa. La divisi¨®n europea ha contribuido, parad¨®jicamente, a la formaci¨®n europea.
P. Las universidades tienen un compromiso hist¨®rico en la construcci¨®n de esa uni¨®n cultural, pero su vida interna refleja divisi¨®n y falta de di¨¢logo.
R. Siempre habr¨¢ una especializaci¨®n, sin embargo, en los departamentos universitarios tiene que haber una relaci¨®n entre las humanidades y las ciencias exactas. Hay que establecer el coloquio de la complejidad. Tiene que haber una interrelaci¨®n entre la f¨ªsica, la qu¨ªmica o las matem¨¢ticas y su historia, para concluir que las leyes de la naturaleza se presentan como sistemas complejos, inestables, capaces tan s¨®lo de exponer las posibilidades.
P. Todav¨ªa son mayor¨ªa los j¨®venes no universitarios. ?C¨®mo puede llegar a ellos esa uni¨®n entre desarrollo t¨¦cnico y cuestiones human¨ªsticas?
R. En la Uni¨®n Europea est¨¢ habiendo una esquizofrenia metodol¨®gica entre lo t¨¦cnico y lo human¨ªstico. Esta divisi¨®n artificial, ?no est¨¢ impidiendo superar la crisis que est¨¢ viviendo la ciencia? Hoy, la pasi¨®n del hombre del mundo occidental reside en encontrar la unidad con el fundamento de su ser. Pero el hombre est¨¢ siendo excluido del mundo que describe. Los modelos existentes no nos sirven para avanzar y todav¨ªa no hemos sido capaces de aportar nuevas bases te¨®ricas de s¨ªntesis, de integraci¨®n. Tenemos dos opciones: la defensa a ultranza del estatus quo -lo que sucede en la mayor¨ªa de las universidades-, o dar un paso de alt¨ªsimo riesgo, de interdisciplinariedad, de ruptura con las disciplinas existentes.
Naturaleza
P. Si los pensadores no explican el sentido de la ciencia, ?corren el riesgo los j¨®venes de no interesarse por un mundo que no entienden?R. Los cient¨ªficos. no son capaces de describir materiales o fen¨®menos que existen en la naturaleza y, sin embargo, s¨ª lo son de producir otros que no est¨¢n en la naturaleza. Esto hace que se crean como Dios. Los qu¨ªmicos y los fisicos van por un lado, y los bi¨®logos, por otro, creando permutaciones gen¨¦ticas que reproducen lo (que se cree que pas¨® por la mente de Dios y, el cient¨ªfico acaba creyendo que es Dios.
P. Quiz¨¢ despeje el camino un retorno a la utop¨ªa...
R. Hay que definir la meta y funciones de la ciencia sobre el destino del hombre. Si hasta ahora el desarrollo de las civilizaciones ha estado org¨¢nicamente ligado a la violencia a causa de la divisi¨®n del trabajo, en mi utop¨ªa planteo que el reto de la ciencia ser¨¢ su aportaci¨®n de elementos para hacer desaparecer esa violencia consustancial. Los grandes proyectos de Jes¨²s, Buda o Confucio estaban ligados a su preocupaci¨®n por la infelicidad del hombre en su sociedad, pero son filosof¨ªas de evasi¨®n. Frente a esto la ciencia tiene que aportar al mundo la participaci¨®n y la creatividad del hombre. Los cient¨ªficos no pueden irse a la monta?a sino preocuparse de resolver la contaminaci¨®n a la que est¨¢ sometida la ciudad. La ciencia debe plantearse en t¨¦rminos de solidaridad para poder resolver los graves problemas acuciantes que la propia sociedad genera.
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