Sentencia

Es inevitable que ciertas noticias que se abren un hueco en los medios de difusi¨®n local, no lleguen a aparecer en los de dimensi¨®n estatal. Inevitable, s¨ª, pero a veces tambi¨¦n lamentable. Lo digo porque a primeros de diciembre se dio a conocer una sentencia, dictada por el Tribunal Superior de Justicia de Navarra, que hubiera sido interesante difundir ampliamente. Me refiero a una relativa a la concesi¨®n de licencias para radios en FM en Navarra. Hace cuatro o cinco a?os que el Gobierno auton¨®mo hizo ese reparto y, en, aquel momento, las dos solicitudes para emitir en euskera se quedaron sin permiso de emisi¨®n, siendo las siete licencias, siete, para emisoras sin compromiso alguno para con dicha lengua. Fue sorprendente no s¨®lo porque con ello una lengua cooficial en esta autonom¨ªa ve¨ªa vetado su acceso al espacio de las ondas en condiciones de legalidad, sino porque en la propia convocatoria del concurso de reparto de licencias se dec¨ªa, expresamente, que se valorar¨ªa positivamente el compromiso de fomentar, entre otras cosas, los valores ling¨¹¨ªsticos de Navarra.Tan claro estaba esto que se llev¨® el caso a los tribunales. Y ahora el TSJ de Navarra ha dictado que es correcto no dar las licencias a las emisoras en euskera, porque hacerlo "ser¨ªa discriminatorio para la mayor¨ªa de los ciudadanos y para con otras lenguas".

Lo dicho: es una pena que esta noticia no haya tenido mayor difusi¨®n. De haberla tenido, todas aquellas personas que, con la Real Academia de la Lengua Espa?ola a la cabeza, est¨¢n preocupadas por la supervivencia del castellano en comunidades con otras lenguas propias estar¨ªan m¨¢s tranquilas al saber que la justicia, al menos aqu¨ª en Navarra, vela por ellas.

Y tambi¨¦n, d¨¢ndola a conocer, todas aquellas personas que se creen el apartado 3 del art¨ªculo 3 de la Constituci¨®n Espa?ola, ese que dice que "la riqueza de las distintas modalidades ling¨¹¨ªsticas de Espa?a es un patrimonio cultural que ser¨¢ objeto de especial respeto y protecci¨®n", tendr¨ªan ocasi¨®n de preguntarse si los 16 a?os desde su aprobaci¨®n, que se acaban de celebrar, no son un plazo demasiado corto como para hacerle tan poco caso.-