"Madrid es una ciudad cada vez m¨¢s embotada, adocenada y mediocre"

A Borja Casani, no le importa malgastar energ¨ªas con tal de trabajar, en exclusiva, al servicio de la subjetividad. De ah¨ª el desfile de cabeceras, casi siempre ef¨ªmeras, que han pasado por sus manos. A saber: La Luna de Madrid, Sur Expres y Arena Internacional. Desde hace dos a?os dirige la revista El Europeo, cuyo n¨²mero 50 ha cambiado radicalmente de formato, reduciendo notablemente su tama?o, los cr¨ªticos dir¨¢n si se trata de una peque?a gran revista. Mientras, Casani, madrile?o de 42 a?os, apasionado lector, edita a trav¨¦s de El Europeo y La Tripulaci¨®n a Ray Loriga, El ?ngel y Ram¨®n Chao, en la colecci¨®n Los libros del Cuervo, y proyecta una serie de libros disco para que m¨²sicos consagrados o no tiren por derroteros distintos a los comerciales. El primero ser¨¢ Luis Eduardo Aute, y el segundo, Joan Valent.Pregunta. ?Se aburre, le sobran ideas o ambas cosas a la vez?

Respuesta. Intento diversificar un poco los trabajos, pero sobre todo busco vida y algo de aventura. Puede que me aburra, y, en cierta forma, necesite rejuvenecer las cosas.

P. ?Por qu¨¦ reducir el formato de la revista?

R. El Europeo cambia de tama?o y de concepto porque han pasado dos a?os. Podr¨ªa haber crecido, pero quer¨ªamos hacer una revista que se manipule con facilidad, que se pueda leer en la cama, llevarse en el bolsillo y que fuera distinta a la anterior, muy ceremonial y quiz¨¢ demasiado majestuosa.

P. ?C¨®mo se explica que su trabajo resulte elitista para unos y casi marginal para otros?

R. Porque en el territorio cultural, entre comillas, hay dos visiones. La cultura vista como algo que s¨®lo conocen unos pocos y la cultureta. Estoy superinteresado en la lectura. Siempre he hecho revistas para leer, pero con ciertas dificultades para ser le¨ªdas, sin saber nunca del todo cu¨¢l es nuestro p¨²blico.

P. ?Le satura que le tachen de moderno?

R. Yo no soy nada moderno, soy un trabajador de infraestructura cl¨¢sica. En todo caso, alternativo, pero no como sin¨®nimo de underground, sino referido a lo que considero contrario de las f¨®rmulas usuales.

P. Dice que Madrid no le apasiona.

R. Como ciudad no me interesa especialmente. Es m¨¢s, me pone un poco nervioso. Madrid est¨¢ cada vez m¨¢s embotada, m¨¢s mediocre y m¨¢s adocenada, la gente no busca m¨¢s que la disipaci¨®n del fin de semana. Atravesamos un momento muy poco brillante, pero no me gusta comparar esta ¨¦poca con otras porque no soy nada nost¨¢lgico.

P. Parece casi obligado decir que en los ochenta todo el mundo se divert¨ªa m¨¢s.

R. Quiz¨¢ porque ¨¦ramos m¨¢s j¨®venes. Ni ahora hemos dejado radicalmente de beber o de drogarnos, ni antes est¨¢bamos todas las noches de fiesta. Cada uno procura ser feliz como buenamente puede, y para m¨ª lo m¨¢s interesante de la vida es lo subjetivo.

P. ?Sin reparar en algo tan objetivo como los titulares de un peri¨®dico?

P. Eso pesa especialmente sobre la cotidianeidad. Es un fardo que hay que cargar para saber qu¨¦ le pasa esta ma?ana a Francisco Palomino o a cualquier pol¨ªtico al uso. Lo sigo como seguir¨ªa una novelilla, un follet¨ªn del siglo XIX, pero apenas saco m¨¢s conclusiones que el deseo de verles desaparecer lo antes posible, dejando paso a otros.