Dios
Las derechas y los cipreses creen en Dios. Conclusiones de Jos¨¦ Mar¨ªa Gironella, a quien debemos una de las mejores novelas de la posguerra, Un hombre, y aquella saga fuga tolstoiana que inici¨® Los cipreses creen en Dios, ¨²nica contribuci¨®n del centrismo espa?ol avant la lettre a la reconciliaci¨®n nacional. A su vez, Gironella es deudor de Tolst¨®i y de Papini, escritor de la raza de los angustiados, tolerado en la Espa?a de los cincuenta como suced¨¢neo del existencialismo, prohibid¨ªsimo.Mi maestro de literatura francesa, Joan Petit, me ense?¨® que hay dos clases de angustias, la metaf¨ªsica la que te sobreviene cuando llama tu puerta un acreedor y no puedes pagarle. Casi todas las angustias literaturizadas se deben a la sensaci¨®n de orfandad originada por la muerte de Dios a manos del racionalismo y del cientifismo, hegem¨®nicos en el siglo XIX. Si Dios ha muerto, todo est¨¢ permitido, pensaron Dostoievski y Nietszche y Margaret Thatcher y Mario Conde y Luis Rold¨¢n. Gironella pregunt¨® a 100 espa?oles en 1969 c¨®mo estaban sus relaciones con Dios y ha repetido la pregunta en 1994. Interesante radiograf¨ªa del ate¨ªsmo de la clase emergente espa?ola, donde se demuestra que las derechas, menos uno de sus miembros, creen en Dios, y las izquierdas, no o casi no, seg¨²n el miedo de cada cual a la capacidad de resurrecci¨®n de la ceniza.
Largamente angustiado por la posibilidad de la muerte de Dios, Gironella tambi¨¦n parece preocupado por la imagen del Papa, y aqu¨ª el personal responde a sus anchas. A la duquesa de Alba este Papa le transmite esperanza, N¨²ria Espert lo detesta e Ib¨¢?ez Serrador sospecha que muchos han dejado de ser cat¨®licos por culpa del interfecto. Gironella ha conseguido un censo bastante preciso de los espa?oles que ir¨¢n al cielo y de los que iremos al infierno. Pero nunca al limbo.
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