Edad siniestra
Entonces, Juli¨¢n Sancrist¨®bal tenla 32 a?os. (Con 30 hab¨ªa sido gobernador civil de Vizcaya). Y era uno de los m¨¢ximos reponsables de la seguridad del Estado. Ram¨®n J¨¢uregui era delegado del Gobierno y ten¨ªa 34. (Con 30 hab¨ªa sido alcalde de, San. Sebasti¨¢n). El jefe, el ministro, era el gran veterano: Jos¨¦ Barrionuevo alcanzaba los 38. Eran, en efecto, los j¨®venes nacionalistas -dos cosas de mucho peligro-, como los hab¨ªa llamado The New York Times por los mismos d¨ªas en que Segundo Marey era secuestrado. La juventud es una edad siniestra, escribi¨® ya de sabio Pla. Es la edad del error -mucho peor que el crimen, seg¨²n asegura c¨ªclicamente la prosa de los calendarios Myrga. Es la edad frecuente -a¨²n son m¨¢s j¨®venes que Sancrist¨®bal- de los asesinos de ETA. La juventud ayuda a explicar el crimen y la chapuza -sobre todo la chapuza- en el asunto de los GAL. La juventud, la inexperiencia de un pu?ado de dirigentes abruptamente llamados a la responsabilidad. Una edad Poco dotada para comprender lo que me cuenta un joven socialista que dej¨® de serlo en el atardecer de invierno en Barcelona: "Contra el terrorismo, ni represi¨®n ni guerra sucia. S¨®lo hay un camino eficaz: Socavar poco a poco su marginalidad, hacer que se casen, que deban pagar una hipoteca y tengan que llevar los ni?os al colegio. Es larga, no es espectacular, pero es una estrategia implacable".Eran j¨®venes y estaban desesperados. Ten¨ªan que ganarse el aprecio y la confianza de un cuerpo policial de mucha solera, avinagrado: deb¨ªan aprender a dar un buen palmetazo en el hombro y a descifrar un cierto lenguaje cuartelero. Creyeron haber descifrado muy pronto la raz¨®n de Estado, y alguno est¨¢ descubriendo ahora que, esa raz¨®n se explica a veces en la c¨¢rcel. All¨ª donde le ha llevado el juez Garz¨®n, que tampoco ha cumplido los 40.
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