Espesa sobremoso navide?a
El Real Madrid s¨®lo pudo con la selecci¨®n de Mosc¨² en el momento supremo
JUANMA ITURRIAGA Son los peligros de estas fiestas ambiente fraternal comidas copiosas y compadreo entre adversarios no casan del todo bien con la obtenci¨®n de la necesaria disposici¨®n para desarrollar un juego de precisi¨®n como el baloncesto. El Real Madrid hab¨ªa evitado los peligros en su primer encuentro ante el S¨¢o Paulo de Brasil (106-75, jornada del s¨¢bado) pero ante los rusos present¨® todo el cuadro de efectos secundarios posible en un torneo navide?o.
El Madrid alarg¨® la comida de Navidad hasta el inicio del partido, que les lleg¨® en plena digesti¨®n. Todav¨ªa sin vaciar del todo el est¨®mago y el cerebro, el horario previsto les oblig¨® a moverse por la cancha en estado de semisomnolencia. Todo lo apuntado el d¨ªa anterior -juego fluido, ataques fulminantes, concentraci¨®n e incluso en determinados momentos, fantas¨ªa- qued¨® para el recuerdo ante una selecci¨®n de Mosc¨² que mostr¨® una mejor cara que la que tuvo el d¨ªa en el que el CSKA, base del conjunto ruso, se enfrent¨® al Madrid hace menos de un mes.
El jam¨®n de jabugo, el pavo relleno, la lubina a la sal o los langostinos con salsa rosa ha b¨ªan sustituido a los habituales y monacales espaguetis y el austero filete de ternera, y se notaba. Sobre todo en aquellas facetas del juego que exigen un m¨ªnimo de punter¨ªa (acierto en el tiro y precisi¨®n en el pase), primeras caracter¨ªsticas que r¨¢pidamente se pierden cuando la cabeza no est¨¢ en lo que se cele bra. Y lo que se celebraba era un partido de baloncesto, y las cabezas de los jugadores del Real Madrid estaban todav¨ªa llenas de aire de sobremesa:
Es de suponer que la Navidad de los jugadores rusos no hab¨ªa resultado tan celebrada como la de sus adversarios. Y si lo fue, se la quitaron antes de sus cuerpos. Ante un rival espeso como el mercurio, torpe hasta la desesperaci¨®n, los rusos vieron una oportunidad ¨®ptima para la promoci¨®n personal. Est¨¢n en Espa?a, que tiene una de las mejores ligas del continente y el partido era televisado. Mejor escaparate, imposible. Se aplicaron con inter¨¦s, en alguna ocasi¨®n desmesurado sobre todo comparado con la pachorra que sufr¨ªa el Real Madrid. Este ejercicio de publicidad personal fue especialmente efectivo en el caso de Kissurin, que complet¨® un buen encuentro. No s¨®lo por lo que hizo, que fue mucho (20 puntos, 8 rebotes) sino porque dej¨® la sensaci¨®n de que estamos ante el despunte de una estrella europea de gran magnitud.
El partido,, consideraciones circuristanci¨¢les aparte, cifr¨® todo su interes a lo ocurrido en los ¨²ltimos minutos. Tampoco es que hubiese nadie dispuesto a jugarse la vida- por ganar el encuentro, pero, como dec¨ªa uno, "siempre es mejor que perder". 40 p¨¦rdidas de bal¨®n despu¨¦s del salto inicial, mucho cambio de jugador, todas las opciones defensivas probadas y alg¨²n que otro silbido al ¨¢rbitro, el marcador estaba casi como al principio (70-70, minuto 37). El Madrid atraves¨® su momento de lucidez en el instante supremo y tanto Kurtinaitis desde los tiros libres, Arlauckas en un tirito corto y, Sabonis con un tap¨®n. posibilitaron que su equipo llegase a la final anunciada ante Yugoslav¨ªa con el traje limpio. Que en un d¨ªa tan complicado como el de Navidad, no es poco.
El rodillo eslavo
En el partido previo, el combinado de S¨¢o Paulo, actual, campe¨®n del torneo navide?o, mejor¨® much¨ªsimo con respecto a la primera jornada y plant¨® cara a Yugoslavia hasta el final pero se tuvo que resignar a perder toda posibilidad de reeditar el t¨ªtulo ante el inexorable rodillo eslavo, informa Efe, por 9288.Los brasile?os defendieron con ganas y ganaron consistencia debajo de los tableros, tambi¨¦n en p¨¢rte porque Dusan Ivkovic concedi¨® descanso a Zoran Savic, -adem¨¢s de disfrutar de un Charles Byrd en racha A¨²n no jugando mucho, Savic fue uno de los mejores anotadores de su equipo, empatado a 13 puntos con Bodiroga, aunque por detr¨¢s del inconmensurable Djorjevic, que se marc¨® 23 puntos en su cuenta anotadora.
Yugoslavia, con menor poder interior, corri¨® menos al contragolpe, as¨ª que tuvo que solucionar su ofensiva con la innata calidad t¨¦cnica de sus hombres.
Los triples intercontinentales de Byrd (33 puntos, m¨¢ximo encestador del encuentro) s¨®lo sirvieron a los paulistas a no descolgarse y preservar la esperanza, aunque la cadencia yugoslva se la arrebatara.
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