Navidades as¨¦pticas
Los enfermos internados en el Gregorio Mara?on 'ignoran' las fiestas
Los enfermos hospitalizados en el Gregorio Mara?¨®n pasaron una Nochebuena sin estridencias. No es que les importase perderse la fiesta, sino m¨¢s bien "no estar para fiestas", tal y como indicaba Francisco Javier Serrano, de 24 a?os, que esa tarde hab¨ªa sufrido un accidente con la furgoneta y esperaba el diagn¨®stico en las urgencias del hospital. Los pacientes y familiares con los que EL PAIS pas¨® la noche cabeceaban al ser preguntados: "Hombre, siempre hemos cenado juntos toda la familia, pero da un poco igual, lo importante es la salud". Cuando ¨¦sta falla, da igual que sea Nochebuena o San Ferm¨ªn.El hospital se organiza para que en los d¨ªas 24 y 25 la actividad se rebaje al m¨ªnimo y el servicio quede garantizado.. Las intervenciones quir¨²rgicas no se programan en estas fechas, de forma que los quir¨®fanos s¨®lo se ponen en funcionamiento para emergencias. El doctor Luis Teigel, que ejerci¨® esta noche como jefe de hospital, indica que incluso los pacientes evitan las operaciones el d¨ªa 23, para estar en casa en Navidad, aunque esto suponga posponer la intervenci¨®n un mes, dadas las listas de espera para operaciones. Es decir, que el que est¨¢ fuera evita estar dentro, pero una vez ingresados, los enfermos se lo toman con paciencia y sin sentimentalismo.
PASA A LA P?GINA 3
?No hay emergencias en Nochebuena?
VIENE DE LA P?GINA 1En estos d¨ªas se demuestra el uso incorrect¨® que se hace de las urgencias en los hospitales. El s¨¢bado por la noche, los pasillos, la -sala de espera, las camas de observaci¨®n, y as¨ª todas las dependencias de urgencias del Gregor¨ªo Mara?¨®n estaban a la mitad de su ocupaci¨®n. "Esto demuestra que a urgencias viene quien no tiene que venir", observa el jefe de hospital. Hab¨ªan atendido a unas 200 personas, cuando lo normal es que en un dia pasen m¨¢s de 400.
La noche del d¨ªa 24 era una m¨¢s para los tres peque?os, menores de dos *a?os, internados en la Unidad de Cuidados Intensivos del Hospital Infantil. Dos estaban recien operados del coraz¨®n y un tercero de un tumor cerebr¨¢l. Mar¨ªa ?ngeles Zabala, de 42 a?os, acariciaba el bracito de su hija de casi a?o y medio, con s¨ªndrome de Down y una afecci¨®n del coraz¨®n. Sus otros seis hijos cenar¨ªan en su pueblo, Viana (Navarra). Era la primera vez que estaban separados.
Carlota Seri?¨¢, la pediatra de la planta, indica que este es "el d¨ªa en que se desea que no venga ninguna ernergencia". Y recuerda otras navidades, cuando hab¨ªan atendido a una serie de ni?os que estaban grav¨ªsimos y que se mejorar en estas fechas. "Nos pusimos content¨ªsimos", se?ala. Y tambi¨¦n recuerda otras navidades de lo m¨¢s negras, como cuando explot¨® un puesto de petardos en Ciudad Lineal.
En las cocinas que abastecen a las habitaciones del hospital oncol¨®gico, y del psiqui¨¢trico reinaba una alegr¨ªa inusual entre empleados a quienes les toca trabajar en estas fechas. Le¨®n Escobar, el cocinoro de 58 a?os, mostraba muy orgulloso los 136 kilos de cordero que ya estaban asados a las seis y media de la tarde, y listos para ser colocados en las bandejas. Y Roc¨ªo Alba, la jovenc¨ªsima jefe de cocina -23 a?os- daba una pista del buen humor que reina en el s¨®tano donde est¨¢n los fogones: "Aqu¨ª, lo ¨²nico que recibe el enfermo es la visita del doctor y las, cuatro bandejas diarias". Hab¨ªan preparado, para unas 180 personas, un t¨ªpico men¨² navide?o: consome, langostinos con dos salsas y cordero asado con patatas.
Seis pisos m¨¢s arriba se encuentra una planta del Hospital Oncol¨®gico donde no existe la Navidad. Se trata de la Unidad de Cuidados Paliativos, donde est¨¢n ingresados los enfermos de c¨¢ncer con una esperanza de. tres meses de vida. All¨ª reciben la asistencia necesaria para paliar no s¨®lo el dolor, sino para que acepten la muerte y terminen sus vidas con dignidad y equilibrio emocional.Jos¨¦ Mar¨ªa Luque, el jefe de esta unidad,. indica que estos enfermos vivien desligados del calendario: "Aqu¨ª, la Navidad no es nada", recalca. La noche del s¨¢bado estaban ingresados 20 pacientes, todas las camas de la planta. Luque destaca el caso de una enferma, cuyo deseo en los d¨ªas precedentes era llegar con vida a Navidad. Lo habia conseguido, y pidi¨® pasarla en casa. El equipo m¨¦dico dio su consentimiento, pero los familiares no se atrevieron. Luque les entiende, y entiende que la voluntad, la fuerza de un deseo, puede alargar la existencia.
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