Comisi¨®n de guante blanco
LA LLAMADA comisi¨®n de estudio sobre la financiaci¨®n de los partidos pol¨ªticos y de investigaci¨®n en relaci¨®n con los casos Filesa, Naseiro y otros, seg¨²n el farragoso y rimbombante nombre que se le dio en el acto de su constituci¨®n durante el debate de la naci¨®n del pasado 20 de abril, da las ¨²ltimas bocanadas de su periodo investigador. Tras la comparecencia de Guillermo Galeote, sobre el caso Filesa, y de Rosendo Naseiro y ?ngel Sanchis, sobre el de Naseiro, se prepara para escuchar el pr¨®ximo d¨ªa 29 a Javier de la Rosa sobre su amenaza de "tirar de la manta" respecto de una supuesta entrega de fondos provenientes de sus negocios a algunos partidos pol¨ªticos. Ahora se ver¨¢ si ese aviso del financiero catal¨¢n fue un simple farol, lanzado con el prop¨®sito de intentar mejorar su suerte judicial y penitenciaria, o tiene algo de verdad. A partir de ese momento, la comisi¨®n iniciar¨¢ su fase de estudio y es posible que enderece el err¨¢tico rumbo que ha seguido en su trabajo investigador. Su objetivo no es otro que encontrar, con la vista puesta en lo que sucede en otros pa¨ªses europeos, f¨®rmulas de financiaci¨®n de los partidos m¨¢s transparentes y realistas que las actuales. F¨®rmulas que impidan o dificulten la variada gama de irregularidades que han aflorado durante los ¨²ltimos a?os.
La premura y la crispaci¨®n del momento pol¨ªtico -los casos Rubio y Rold¨¢n estaban entonces en plena ebullici¨®n- contribuyeron a que la comisi¨®n de partidos pol¨ªticos naciera con innegables defectos. Uno de ellos fue que no se fij¨® un l¨ªmite temporal para finalizar sus trabajos. Y otro, que el posible objeto de su investigaci¨®n era tan amplio que podr¨ªa hacerse inabarcable si el t¨¦rmino "otros" con que finaliza su denominaci¨®n oficial se tomaba al pie de la letra y se investigaban todas las cuentas de todas las formaciones pol¨ªticas habidas en Espa?a desde el advenimiento de la democracia.
Entra dentro de lo razonable, pues, que el PSOE y el PP hayan acordado que la fase investigadora de la comisi¨®n no se prorrogue m¨¢s all¨¢ del 31 de diciembre. De haberlo hecho antes, es posible que los integrantes de la comisi¨®n no hubieran perdido tanto tiempo discutiendo qu¨¦ casos de corrupci¨®n debatir o dejar a un lado o ech¨¢ndose en cara el particular caso de cada uno de sus partidos. El examen de las formas irregulares de financiaci¨®n habr¨ªa sido m¨¢s serio y riguroso y, por tanto, m¨¢s ¨²til a la hora de encontrar la receta adecuada para combatirlas. Y la sensaci¨®n de simulacro que ha marcado el trabajo investigador de la comisi¨®n no hubiera sido tan fuerte. ?O es que Galeote, Naseiro y Sanchis han aportado algo que no se supiera sobre los casos Filesa y Naseiro?
Pero si la investigaci¨®n ha sido m¨¢s bien escasa -carencia que en todo caso puede ser suplida por la acci¨®n de los tribunales-, lo que no puede constituir un fiasco es el diagn¨®stico que la comisi¨®n est¨¢ obligada a dar sobre las formas concretas de combatir la corrupci¨®n y la financiaci¨®n ilegal de los partidos. Debe pronunciarse claramente sobre si un mayor grado de financiaci¨®n privada transparente, tanto de personas f¨ªsicas como jur¨ªdicas, puede. ayudar a taponar los agujeros de la corrupci¨®n, situados fundamentalmente en los aleda?os administrativos (contratas p¨²blicas, adjudicaci¨®n de obras y Servicios, cesiones y permutas inmobiliarias ... ). Y tambi¨¦n debe pronunciarse sobre si ese mayor protagonismo de la financiaci¨®n privada puede reforzar la credibilidad de los partidos ante la sociedad y obligarlos a una gesti¨®n m¨¢s cuidadosa de sus presupuestos.
Parece razonable. que la actividad estrictamente institucional de los partidos -procesos electorales y actuaci¨®n parlamentaria- sea financiada a cargo del erario p¨²blico. Pero no que lo sea tambi¨¦n la gruesa factura de sus gastos corrientes.
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