Taxis en Madrid
Hace unos d¨ªas tuve la oportunidad de sufrir, una vez m¨¢s, las consecuencias de no estar debidamente informado. A la llegada al aeropuerto de Bajaras esper¨¦ mi turno para tomar un taxi. Cuando lleg¨® el momento, cerca de veinte taxistas se negaron a llevarme porque entre mi equipaje figuraban unas tablas de esqu¨ª (dentro de su correspondiente bolsa). Los argumentos que expusieron para no llevarme fueron tales como: "No estamos obligados", `no llevo cuerdas para atarlos", "no me da la gana". Gracias al apoyo de las personas que estaban tambi¨¦n esperando, por fin un buen taxi ta accedi¨® a llevarme.Al llegar a mi domicilio llam¨¦ al servicio de informaci¨®n, del Ayuntamiento de Madrid y me pusieron en contacto con el servicio de reclamaciones y denuncias contra el taxi (Vallehermoso, 1, tel¨¦fono 447 07 14). All¨ª me dijeron que el servicio de taxis est¨¢ obligado a llevar no s¨®lo esqu¨ªs, sino todo tipo de bultos, siempre que no vayan en contra de las disposiciones de la Direcci¨®n General de Tr¨¢fico, y que el negarse a llevar a un viajero por este motivo es una falta grave que puede ocasionar la retirada de licencia de tres a seis meses
De ah¨ª que la falta de informaci¨®n me haya jugado una mala pasada, no s¨®lo por no haber podido tener argumentos para recordarles su obligaci¨®n a los taxistas que se negaron a prestarme un servicio p¨²blico, sino tambi¨¦n por no apuntar los correspondientes n¨²meros de licencia para efectuar una denuncia a quien no cumple con las leyes de convivencia.- Francis Javier Ruiz Larrosa
Taxi de Madrid
Somos dos ciudadanas de Madrid y nos dirigimos a usted con la ¨²nica finalidad de alertar a los madrile?os que, entre el estupendo y honroso gremio de los taxistas hay un infiltrado al que tendriamos que calificar con palabras demasiado. fuertes. Fue el pasado. 17, sobre las cinco de la tarde; mi madre -persona de avanzada edad- y yo- bajo tratamiento y en plena convalecencia- dispon¨ªamos de pocos minutos para llegar a una cita importante. Nos dirigimos a una parada de taxis y, tras subir al primero de la fila, indicamos con toda correcci¨®n d¨®nde deb¨ªa llevarnos. Y ah¨ª empez¨® nuestro calvario no por corto menos doloroso. El taxista, de muy malos modos, nos dijo que no merec¨ªa la pena bajar la bandera para ese trayecto y que fu¨¦ramos andando. Aunque el trayecto fue corto, fuimos insultadas, tanto nosotras como las autoridades actuales. Y para rematar la faena nos dio el tiro de gracia consistente en que al llegar a nuestro destino y pagarle con un billete de 2.000 pesetas, dijo d¨¦ mala manera que no ten¨ªa cambio ni estaba dispuesto a buscarlo. El desconcierto se apoder¨® de nosotras -hab¨ªa detectado dos presas f¨¢ciles- y le regalamos 2.000 pesetas por una carrera de 375. Tuvimos tiempo de anotar su matr¨ªcula y liemos cursado la oportuna denuncia , porque no queremos que el usuario del taxi sea v¨ªctima de un atracador con licencia para apropiarse de lo que no es suyo- Consuelo Marco Azc¨¢rate.
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