Amarga victoria para Yeltsin
El autoritarismo del r¨¦gimen sale reforzado de la guerra
La guerra en Chechenia ha consagrado, en opini¨®n de muchos dirigentes pol¨ªticos, el autoritarismo del r¨¦gimen del presidente ruso, Bor¨ªs Yeltsin, y el abandono definitivo de los valores democr¨¢ticos. Sea como fuere, una cosa est¨¢ clara: Yeltsin, por lo menos a corto plazo, sale reforzado. El l¨ªder ruso ha mostrado que no tolerar¨¢ la desintegraci¨®n de Rusia (lo que le ha ganado simpat¨ªas entre los nacionalistas) y que los poderes f¨¢cticos le son leales. Al mismo tiempo las fuerzas democr¨¢ticas que le han criticado no pueden ni quieren romper definitivamente con Yeltsin, pues no tienen alternativa si desean seguir con las reformas econ¨®micas o al menos. impedir una involuci¨®n.Yeltsin, puede estar satisfecho: el Ej¨¦rcito repondi¨® y cumpli¨® la tarea que se le impuso. Verdad es que tuvo, que vencer las vacilaciones de los uniformados y, a ¨²ltima hora, hace seis d¨ªas, se vio obligado a dar la cara y asumir la responsabilidad por la guerra en Chechenia, transmitiendo a los soldados ¨®rdenes claras y la seguridad de que ma?ana no se les reprochar¨¢ por haber actuado con decisi¨®n, a diferencia de lo que ha ocurrido en las otras oportunidades en que el Ej¨¦rcito ha intervenido en el interior del pa¨ªs.El motivo inmediato de que Yeltsin se decidiera por el uso directo de la fuerza militar en Chechenia seguramente hay que buscarlo en el d¨ªa 26 de noviembre. Entonces. fracas¨® estrepitosamente el intento de tomar Grozni apoyando con tanques y hombres a la oposici¨®n chechena, y qued¨® claro que la ¨²nica forma de poner a un dirigente leal al Kremlin en esa rep¨²blica era apostar por la guerra. Por lo dem¨¢s, s¨®lo as¨ª podr¨ªan conservar sus puestos el ministro de Defensa, P¨¢vel Grachov, y el director del Servicio Federal de Contraespionaje, Sergu¨¦i Stepashin, que hab¨ªan dado luz verde a la participaci¨®n de soldados rusos en ese. fallido asalto a la capital chechena.
Las verdaderas causas de que Yeltsin no pudiera seguir tolerando al r¨¦gimen del general Dzhojar Dud¨¢iev son principalmente dos: una pol¨ªtica y otra econ¨®mica. Por una parte, Chechenia pon¨ªa en evidencia que la Federaci¨®n Rusa no era algo s¨®lido y que, en determinadas circunstancias, podr¨ªa desintegrarse como lo hizo la Uni¨®n Sovi¨¦tica. Por otra, si no se aplastaba a Grozni, Rusia no s¨®lo seguir¨ªa teniendo un flanco sur muy d¨¦bil estrat¨¦gicamente hablando, sino que tambi¨¦n perder¨ªa las palancas de influencia econ¨®mica sobre Azerbaiy¨¢n, ya que, como ha hecho notar el polit¨®logo Yuri Afan¨¢siev, el oleoducto desde los yacimientos del Caspio -que ser¨¢n explotados principalmente por un consorcio de firmas occidentales- no podr¨ªa pasar a trav¨¦s de Chechenia, sino que, habr¨ªa de hacerlo por Ir¨¢n. y Turqu¨ªa.
Es. verdad que debido a la guerra de Chechenia, las fuerzas de mocr¨¢ticas rusas se han distanciado significativamente de Yeltsin, pero es poco probable que este efecto sea definitivo, ya que los reformistas no tienen alternativa. Yegor Gaidar, l¨ªder del partido Opci¨®n de Rusia, recientemente lo. dijo muy ,claramente: 'No contribuiremos a que un hombre que comete errores tr¨¢gicos sea reemplazado por otro que con gusto cometer¨ªa sangrientos cr¨ªmenes".
M¨¢s a¨²n, como varios polit¨®logos han dicho en diferentes oportunidades, muchos reformistas no estar¨ªan en contra de un Pinochet ruso -no entendiendo por tal necesariamente a un militar que sacrificara la democracia para poder seguir adelante con la reestructuraci¨®n econ¨®mica que el pa¨ªs necesita. Por eso, el reforzamiento del autoritarismo ser¨ªa incluso positivo si continuasen las actuales tendencias en el electorado ruso. Como han demostrado los numerosos comicios provinciales celebrados ¨²ltimamente, si ma?ana hubiera elecciones presidenciales ganar¨ªan -como ocurri¨® en las parlamentarias de diciembre de 1993- los nacionalistas y comunistas.Adem¨¢s de Yeltsin, salen reforzados los poderes f¨¢cticos. P¨¢vel Grachov, ministro de Defensa, ahora probablemente podr¨¢ liberarse de los viceministros que se le opon¨ªan, como Bor¨ªs Gr¨®mov, el general que dirigi¨® la retirada de las tropas rusas de Afganist¨¢n. El decreto por el que se le destituye est¨¢ ya sobre la mesa de Yeltsin, a la espera de que ¨¦ste lo firme.Lo ¨²nico que puede impedir cosechar los frutos, de la victoria en la rebelde rep¨²blica es que los chechenos lancen una campa?a terrorista en todo el pa¨ªs.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.