Moderado optimismo
?Cu¨¢nto durara y cuan vigorosa ser¨¢ la recuperaci¨®n que ahora vivimos? ?C¨®mo la perciben y c¨®mo afecta a los ciudadanos la recuperaci¨®n econ¨®mica?Mi opini¨®n es que el crecimiento del PIB a lo largo de 1995 se situar¨¢ entre el 2,5% y el 3%, en cualquier caso por encima del crecimiento registrado a lo largo del pasado a?o. Hay diversos riesgos, sin embargo, cuya materializaci¨®n podr¨ªa limitar el vigor de la recuperaci¨®n e incluso interrumpirla, si no este a?o, s¨ª el siguiente. Entre los factores que pueden ahogar el impulso expansivo destaca el nivel alcanzado por los tipos de inter¨¦s reales durante estos ¨²ltimos meses. En los primeros estadios de la recuperaci¨®n, la subida de tipos de inter¨¦s tiene poca incidencia porque empresas y familias salen de la crisis reduciendo su endeudamiento y financiando sus adquisiciones de bienes de capital con cargo al ahorro acumulado durante la recesi¨®n. Ahora bien, caben pocas dudas de que la persistencia de niveles de tipos de inter¨¦s reales a medio y largo tan elevados como ' los actuales terminar¨ªa atenazando el impulso inversor y limitando severamente las posibilidades de crecimiento de la producci¨®n y el empleo.
Las fuerzas que han propulsado al alza los tipos de inter¨¦s reales en Espa?a, hasta , situarlos en niveles por encima de los vigentes en otros pa¨ªses y muy superiores a los que habitualmente se han observado en etapas similares de recuperaci¨®n, son, por un lado, la desproporci¨®n entre el nivel del gasto p¨²blico y la capacidad de recaudaci¨®n de nuestra econom¨ªa, as¨ª como el mantenimiento de expectativas de inflaci¨®n relativamente alta; por otro, la incertidumbre pol¨ªtica. Si no se doblegan estas fuerzas se puede asegurar que la recuperaci¨®n se encontrar¨¢ antes de tiempo con el destino de todo lo vivo: "Muerte cierta, hora incierta",
La relaci¨®n entre un proceso de recuperaci¨®n econ¨®mica y la evoluci¨®n del grado de satisfacci¨®n que pueden sentir la mayor¨ªa de los ciudadanos sobre la situaci¨®n econ¨®mica es compleja. Aunque pueda parecer parad¨®jico, es frecuente observar que la mayor¨ªa de un pa¨ªs, sobre todo cuando la recuperaci¨®n coexiste con un nivel de paro superlativo y creciente, suele mostrar m¨¢s descontento inmediatamente despu¨¦s que durante la crisis; ¨¦sta es ciertamente la situaci¨®n espa?ola. Hay varias razones que pueden explicar este fen¨®meno. En primer lugar, un trabajador puede entender que haya perdido ¨¦l puesto de trabajo o no encuentre empleo cuando el pa¨ªs se encuentra en crisis, pero se sentir¨¢ m¨¢s crispado si le ocurre esto mismo cuando se le dice que la econom¨ªa se ha recuperado. Por otro lado, la recuperaci¨®n no se produce homog¨¦neamente en todos los sectores y suele ocurrir que inicialmente los beneficios, remuneraciones y nivel de empleo crecen intensamente en unas ramas de producci¨®n mientras contin¨²an descendiendo en otras; esta percepci¨®n de ensanchamiento de las circunstancias econ¨®micas de unos y otros ciudadanos, que si bien es inevitable en la salida de la crisis y se puede acentuar si se mantienen intervenciones desafortunadas en los mercados de bienes y factores productivos, tambi¨¦n ensombrece el clima social.
En resumen, la presencia simult¨¢nea de datos econ¨®micos positivos con la subida ininterrumpida de tipos de inter¨¦s que vivimos en estos ¨²ltimos meses obliga a moderar el optimismo, porque no se deben olvidar los retrasos con que operan los efectos perniciosos de ciertas variables econ¨®micas, como los tipos de inter¨¦s. Y en cuanto a la influencia (le la situaci¨®n econ¨®mica sobre la percepci¨®n de los ciudadanos y ¨²ltimamente sobre su intenci¨®n de voto, se trata de una relaci¨®n que no s¨®lo est¨¢ regulada por el ritmo de crecimiento econ¨®mico, sino por muchas otras variables, como la composici¨®n del producto entre consumo e inversi¨®n, la distribuci¨®n sectorial, la creaci¨®n de empleo, etc¨¦tera, que dificultan enormemente su identificaci¨®n.
es socio-consejero de AB Asesores.
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