El microprocesador de bolsillo
Las tarjetas inteligentes van a cambiar totalmente nuestra forma de vida, seg¨²n los expertos. Alemania emite ahora 72 millones de ellas
Las tarjetas de pl¨¢stico con microprocesador, como "monederos electr¨®nicos" (para pagar taxis, aparcamientos, entradas a los museos o al cine, peajes de autopista) o como portadoras de datos (Alemania est¨¢ emitiendo ya 72 millones de tarjetas inteligentes para reemplazar las cartillas de la Seguridad Social), o con cualquier otra utilidad, van a cambiar por completo nuestra forma de vivir, al decir de los expertos. ?Llevar¨¢ eso a una invasi¨®n de la intimidad? ?Qu¨¦ pasa si uno pierde su tarjeta? ?Habr¨¢ que recordar un n¨²mero distinto para cada uso de la tarjeta? ?Se dar¨¢n cuenta del valor del dinero los ni?os que crezcan en una sociedad de tarjetas inteligentes? ?Quedar¨¢n excluidas clases,sociales enteras -la gente sin hogar, por ejemplo- del mundo feliz de las tarjetas inteligentes? Los expertos reconocen que hay m¨¢s preguntas que respuestas. Horst-Jurgen Rosgen, de 50 a?os, asesor del Senado de Berl¨ªn, arde de entusiasmo por acabar con el dinero y espera que, para 1997, el uso de la calderilla y los billetes peque?os ya no sea necesario en la capital , alemana.' Seg¨²n ¨¦l, lo ¨²nico que se precisar¨¢ para las necesidades diarias ser¨¢ el "monedero electr¨®nico" una tarjeta de pl¨¢stico con un microprocesador integrado.Espera que la Tarjeta Berl¨ªn no s¨®lo sustituya a los billetes de tren y autob¨²s, sino que con ella, puedan pagarse peque?as compras y diferentes servicios como taxis, piscinas y aparcamientos, pero tambi¨¦n entradas de museos, teatros y cines, y ser utilizada en las cajas de supermercados y grandes almacenes, en restaurantes de comida r¨¢pida, en puestos de peri¨®dicos y en m¨¢quinas autom¨¢ticas.Cuando el dinero adjudicado a la tarjeta se acabe, el usuario s¨®lo tendr¨¢ que ir a un cajero autom¨¢tico para reponerlo.
Claus O. Kohler, de 59 a?os, un experto en ordenadores especializado en medicina, muestra el mismo celo apost¨®lico por su idea le gustar¨ªa que todo enfermo cr¨®nico alem¨¢n estuviera provisto de una tarjeta inteligente especial. El microprocesador podr¨ªa contener el historial m¨¦dico de toda la vida, incluidos diagn¨®sticos, fechas de terapias, grupo sangu¨ªneo, un historial, inmunol¨®gico, una lista de alergias,- fechas de di¨¢lisis, informaci¨®n sobre medicaci¨®n prolongada y autorizaci¨®n de donante de ¨®rganos.
Kohler, un cient¨ªfico del Centro Alem¨¢n de Investigaci¨®n del C¨¢ncer, est¨¢ convencido de que,en unos cuantos a?os'' historiales m¨¦dicos completos podr¨¢n comprimirse en una tarjeta. Kohler dice que esto podr¨ªa evitar que algunos pacientes pasaran varias veces por las mismas pruebas para hacer un diagn¨®stico, podr¨ªa reducir las estancias preoperatorias en los hospitales y podr¨ªa ser una ayuda m¨¢s r¨¢pida en caso de emergencia. Su objetivo a largo plazo es que, con la tarjeta, todos los datos m¨¦dicos pertinentes registrados en cualquier parte "puedan reunirse" a trav¨¦s de enlace electr¨®nicos.
Para que esa correspondencia electr¨®nica, a trav¨¦s de conexiones telef¨®nicas y de datos, pueda establecer la validez de la informaci¨®n enviada y la identidad del. paciente, investigadores como Bruno Struif, de 51 a?os, de Darmstadt, est¨¢n desarrollando una "firma digital" un lenguaje. especial que pueda ser codificado y descodificado por una tarjeta inteligente.
Struit, que dirige la Divisi¨®n de Investigaci¨®n de Tarjetas Inteligentes de la Sociedad para las Matem¨¢ticas y el Procesamiento de Datos, simula una "prescripci¨®n electr¨®nica" el m¨¦dico no escribe el nombre de las pastillas en una receta, sino que lo teclea con el ordenador de su despacho en la tarjeta del paciente, a la cual tiene acceso por medio de su tarjeta profesional. El farmac¨¦utico, cuya tarjeta le permite a su vez descodificar la prescripci¨®n, la lee en la pantalla y utiliza su Ordenador para enviar la factura a la Seguridad Social.
Las fantas¨ªas de los defensores de estas tarjetas no conocen l¨ªmites .Son posibles, "literalmente cientos de aplicaciones " dice Struit, que dar¨¢n una "nueva dimensi¨®n a la tecnolog¨ªa de la informaci¨®n". La tarjeta electr¨®nica, a?ade, "cambiar¨¢ completamente. nuestra forma de vivir".
La idea es al tiempo, fascinante y aterradora. Menos de 25 mil¨ªmetros cuadrados de silicio, tan peque?os y planos como un papelillo de confeti, est¨¢n a punto de, revolucionar la existencia 'humana. Las tarjetas revolucionar¨¢n los negocios y las empresas: reemplazar¨¢n la los relojes de fichar y se utilizar¨¢n para determinar la paga bas¨¢ndose en. la capacidad y aptitudes de cada empleado. En la oficina sin papeles del futuro, ya no ser¨¢n necesarias las firmas manuscritas; los documentos, contratos y recibos ser¨¢n "firmados" por medio de tarjetas inteligentes que podr¨¢n contener c¨®digos de 200 d¨ªgitos. Las nuevas tarjetas con miniordenadores integrados acompa?ar¨¢n a la gente desde la cuna hasta la tumba.
El invento hamburgu¨¦s Jurgen Dethloff, que junto a su colega Helmut Grott patenta en 1968 una forma precursora de tarjeta inteligente, predice que "la tarjeta inteligente se corivertir¨¢, hasta cierto punto, en parte de nosotros". Sus defensores dicen que har¨¢n m¨¢s placentera y c¨®moda la vida. Sin embargo, sus cr¨ªticos lo dudan. Para lograr las ventajas marginales que brinda dicen, hay que invertir millones.Y los resultados, advierten, ser¨¢n impredecibles, legal, econ¨®mica y socialmente.
?Mundo feliz o visi¨®n de pesadilla?
Las tarjetas "monedero", pagadas por adelantado y an¨®nimas electr¨®nicamente, no plantean problemas en lo que se refiere a la intimidad y a la protecci¨®n de datos, ya que su uso no deja m¨¢s rastro que el pago con monedas o billetes.Pero otras tarjetas inteligentes, portadoras. de grandes cantidades de datos personales, plantean interrogantes inquietantes. ?A qui¨¦n pertenecen esos datos, al Estado o a la instituci¨®n privada que la emite? ?Deber¨ªa el poseedor de la tarjeta tener acceso exclusivo a tal informaci¨®n? ?C¨®mo se dar¨¢n cuenta los ni?os del valor del dinero si nunca han tenido un billete en sus manos? ?Se adaptar¨¢n los m¨¢s mayores a la nueva tecnolog¨ªa? ?Ser¨¢n excluidos de ella grupos sociales enteros (la gente sin hogar, por ejemplo)? ?C¨®mo podr¨¢ distinguir un ciego una tarjeta de otra? ?Estar¨ªa desamparado aqu¨¦l que perdiera su tarjeta inteligente multifuncional con todos los datos necesarios para la vida diaria? ?Equivaldr¨ªa eso a la anmesia tecnol¨®gica? ?Deber¨ªa una persona confiar todo a una peque?a tarjeta de pl¨¢stico? ?Es preciso tener un n¨²mero secreto diferente para cada uso? ?Qui¨¦n es capaz de recordar todos esos n¨²meros? Incluso el promotor de las tarjetas inteligentes, Stefan Kissinger, reconoce: "Hay m¨¢s preguntas que respuestas".
Quienes se oponen a la tarjeta milagrosa no tienen ninguna duda sobre lo que terminar¨¢ siendo. As¨ª, Jan Kuhlmann, de 39 a?os, experto en protecci¨®n de datos de Bremen, cree que la tarjeta inteligente llevar¨¢ a una "reducci¨®n de la esfera privada y a una "inhabilitaci¨®n totalitaria del indiviuo".Como m¨ªnimo, dice el profesor Rossnagel, hay que determinar c¨®mo hacer segura la tarjeta.
Las tarjetas inteligentes ya en uso- a diferencia de las convencionales de banda magn¨¦tica, que s¨®lo puede contener una peque?a cantidad de datos no procesables- pueden contener tanta informaci¨®n como un peri¨®dico grueso. Y pueden procesar m¨¢s de un mill¨®n de ¨®rdenes por segundo. "Si se miniaturiza a¨²n m¨¢s el ordenador", dice Kohler, las tarjetas h¨ªbridas demicroprocesadores y memorias ¨®pticas estar¨¢n en el mercado, "no, m¨¢s tarde de finales de siglo". Estas tarjetas, dice, podr¨¢n gestionar 10 millones de instrucciones por segundo y almacenar en memoria 20 megabytes, el equivalente a 10.000 folios mecanografiados.
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