?S¨®lo las malas noticias son noticias?
A veces los lectores se quejan de que no se puede leer un diario, escuchar la radio ni ver la televisi¨®n sin tener la sensaci¨®n de que todo es un horror en el mundo. Y suelen preguntar a menudo al Defensor del Lector si no hay tambi¨¦n "noticias buenas" que contar. La primera lectora que ha telefoneado este 1995 a este departamento lo ha hecho en este sentido.Creo que es eterno el dicho period¨ªstico "Good news isn't news" ("Una buena noticia no es noticia"), aunque el semi¨®tico italiano Umberto Eco, autor de El nombre de la rosa, acaba de escribir: "Es una ideolog¨ªa vieja considerar que noticia es s¨®lo lo que es excepcional: el hombre que muerde al perro y no al rev¨¦s. Pens¨¢ndolo bien, est¨¢ concepci¨®n de la noticia es lo opuesto a la noci¨®n hist¨®rica y cient¨ªfica de un hecho significativo". De cualquier modo, un cierto agobio de "malas noticias" que nos invaden por todas partes empieza a ser planteado por la misma prensa norteamericana, una de las m¨¢s vivas, cr¨ªticas y libres del mundo. Este departamento acaba de recibir del presidente de la Asociaci¨®n de los Defensores del Lector de todo el mundo un art¨ªculo muy significativo al respecto de Thomas Winship, ex directot del Boston Globe y actual presidente del Centro de Periodismo Internacional de Reston.
El art¨ªculo plantea el hecho de que hay lectores norteamericanos que empiezan a no leer peri¨®dicos porque les causan depresi¨®n" al ofrecer una visi¨®n s¨®lo catastr¨®fica del mundo, y se pregunta si es buen periodismo el que presenta la idea de un mundo o de una sociedad "sin esperanza".
Es evidente que Winship, como avezado periodista internacional, sabe muy bien que la noticia "negativa" atrae m¨¢s que la "positiva", y que un diario que se propusiera dar s¨®lo buenas noticias ser¨ªa rid¨ªculo y llamado al fracaso. La realidad del mundo es lo que es, y un peri¨®dico no puede ignorar los horrores que genera una parte de la sociedad. Como tampoco puede olvidar el importante periodista norteamericano que una de las definiciones de noticia es "aquello que el poder preferir¨ªa que se ignorara". Pero el tema que plantea Winship es otro. Se pregunta si no estaremos pasando la frontera. El problema nuevo es que existen, diarios o cadenas de radio que casi se averg¨¹enzan de dar una noticia que no sea catastr¨®fica o escandalosa. El tema es si no empezar¨¢n a pesar m¨¢s las puras razones de mercado que las de una informaci¨®n completa y a todo campo.
Y el periodista norteamericano empieza diciendo que, por antiguo que sea el adagio de que "una buena noticia no es noticia", no deja de ser igualmente una tonter¨ªa (balderdash).
El Defensor del Lector ha comentado el tema con Emilio Lled¨® y con Fernando Savater, dos escritores que se han interesado siempre en tomar el pulso a las tendencias m¨¢s j¨®venes de la sociedad y que al mismo tiempo son atentos lectores de diarios.
Lled¨® dice: "Pensar que a la gente le gusta s¨®lo el morbo y el esc¨¢ndalo por el esc¨¢ndalo, e intentar alimentar esa idea, es lo m¨¢s antiprogresista que yo conozco". Seg¨²n el escritor y catedr¨¢tico, "lo negativo existe; existen la violencia y mil monstruosidades, y no se pueden ni se deben ocultar". Pero tampoco se debe olvidar, a?ade, "que el mundo se construye con la creatividad, no con la negatividad. Y un mundo alimentado s¨®lo con noticias catastr¨®ficas crea desesperaci¨®n y lo hace invivible". Lled¨® subraya que lo peor de una visi¨®n puramente negativa de la vida "no es s¨®lo la herida personal que pueda crear, sino el hecho de que cierra el horizonte para construir un futuro". Y a?ade: "El mal, como dec¨ªan los griegos, es una 'apor¨ªa', un callej¨®n sin salida. ?Y qui¨¦n tendr¨ªa, ganas de esforzarse para construir un futuro si sabe que al final existe s¨®lo un muro?".
Para Savater, es verdad que en periodismo noticia es lo que "se sale de la norma", y que por eso el que, el sol amanezca cada d¨ªa no lo consideramos noticia. Pero a?ade: "Lo ins¨®lito puede ser negativo o positivo, y la tendencia suele ser m¨¢s bien el inclinarse por lo negativo. Por ejemplo, cuando informamos sobre un descubrimiento cient¨ªfico, suele gustarnos subrayar m¨¢s los males que pueda acarrear dicha investigaci¨®n que no sus ventajas".
Savater plantea a este respecto un tema interesante: "En los diarios, la publicidad hasta ahora suele ser el espacio de las buenas noticias, ya que todo lo que se anuncia en ella es maravilloso. Y, por contraposici¨®n, la informaci¨®n se limita m¨¢s bien a las noticias malas" .Lo que ocurre, a?ade Savater, es que la publicidad est¨¢ cambiando, y empieza a hacerse ya por ejemplo, en Estados Unidos- "publicidad negativa", anuncianda, por ejemplo, que "el jab¨®n de la competencia es una porquer¨ªa". Si esto se generaliza, dice Savater con humor, "los diarios se convertir¨ªan en pura negatividad y acabar¨ªamos todos llorando".
Seg¨²n el catedr¨¢tico de ?tica, "no debemos dar, y menos a los j¨®venes, la idea de que en el mundo no existen m¨¢s que asesinos, corruptos, estafadores y estranguladores, porque, si el 99% de la humanidad no fuera positiva, la sociedad ya no existir¨ªa". Y concluye: "A veces nos quejamos de que nuestros hijos no se interesan por la pol¨ªtica, pero ?c¨®mo van a hacerlo si les damos a entender cada d¨ªa, con machacona insistencia, que todos los pol¨ªticos son unos sinverg¨¹enzas y que ellos (los j¨®venes) carecen de futuro?".
Reglas concretas para un buen periodismo
Thomas Winship, ofrece en su art¨ªculo una especie de cat¨¢logo -el mismo que ense?a a sus alumnos de periodismo internacional- de normas de "buen periodismo". Son, sin duda, sugerencias casi de sentido com¨²n en el mundo de la informaci¨®n, pero que a veces, en el caos de mal periodismo que zarandea hoy al mundo, podr¨ªan olvidarse por el camino. Son las siguientes:- Controlar la veracidad, el equilibrio y el buen gusto a la hora de escribir, estando atentos a los que se dedican a "esparcir veneno".
- Prestar mucha atenci¨®n al ansia que existe en todo ser humano de conocer tambi¨¦n lo positivo del mundo, y no aceptar que "s¨®lo las malas noticias son noticias".
- Luchar contra el exceso, en la informaci¨®n, en materia de sexo y violencia.
- Conectar m¨¢s con las necesidades de la clase media, escribiendo menos, por ejemplo, del lujo y de alta moda y m¨¢s de las cosas comunes que interesan a la mayor parte de los lectores y de los ciudadanos.
- Que los informadores sobre temas de educaci¨®n vayan m¨¢s a las clases a hablar con los alumnos para conocer sus problemas y menos a los consejos de clase.
Que se vaya m¨¢s al Parlamento que a la Casa Blanca (aqu¨ª dir¨ªamos que a La Moncloa).
- ?Por qu¨¦ no escribir sobre los ¨¦xitos de los ni?os y j¨®venes no s¨®lo en competiciones deportivas, sino en otros campos, como en las ciencias, en el arte o en los varios comportamientos de su vida?
-Declarar la guerra a las fuentes de informaci¨®n an¨®nimas. Con frecuencia, esa fuente es un periodista parcial.
- Que los directores vuelvan a ser sobre todo directores y mantengan una estrecha vigilancia para que se respeten el tono, el buen gusto y equilibrio en las informaciones.
Es cierto que el ex director del Boston Globe escribe para los lectores de prensa de Estados Unidos, el ¨²nico pa¨ªs del mundo, creo, en cuya Constituci¨®n se defiende "el derecho de los ciudadanos a ser felices". Pero pienso que sus recomendaciones y reflexiones pueden servir muy bien para todos los periodistas y lectores en general.
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