Pulso arriesgado
LOS SINDICATOS han convocado huelga en Seat los d¨ªas 10 y 17 de enero y han decidido mantener paralizada la empresa los s¨¢bados y festivos de este mes. Responden as¨ª a la propuesta de la direcci¨®n de aplicar un nuevo expediente de regulaci¨®n de empleo que afecta a 585 trabajadores. La empresa alega que el nuevo expediente es necesario porque la mejora comercial y financiera es a¨²n insuficiente. El total de empleados en regulaci¨®n, incluidos, los 585, ser¨ªa de 1.266: menos de un tercio de los 4.616 previstos hace un a?o en el plan de salvaci¨®n, que contemplaba, adem¨¢s, 3.000 jubilaciones anticipadas. Ello significa que, desde el punto de vista estrictamente laboral, las cosas han ido menos mal de lo esperado.Seat, sin embargo, sigue soportando fuertes p¨¦rdidas: 50.000 millones este a?o, a a?adir a los 150.000 de 1993. Hasta finales de 1995 no se espera alcanzar el equilibrio. En estas condiciones resulta bastante, arriesgado plantear un pulso a la empresa con nuevos paros que supondr¨¢n dejar de ingresar 8.000 millones de pesetas y que, por tanto, alejar¨¢n la llegada de los beneficios. Siempre resultan dolorosos los despidos y comprensibles las movilizaciones por la defensa del empleo. Pero quiz¨¢ en ¨¦ste caso no estamos ante una pura defensa del puesto de trabajo.
En primer lugar, hay que recordar a los trabajadores afectados por un expediente temporal no pierden el empleo. Pasan a una situaci¨®n especial -en este caso durante dos a?os- con unos ingresos del 64% de su sueldo normal. Situaci¨®n dif¨ªcil, pero privilegiada en comparaci¨®n con muchos otros trabajadores abocados al despido sin m¨¢s. Los sindicatos rechazan el expediente de regulaci¨®n como f¨®rmula de afrontar la crisis, pero estar¨ªan dispuestos a admitir jubilaciones anticipadas. No estamos, pues, ante una estricta cuesti¨®n de defensa del empleo, sino m¨¢s bien ante una negociaci¨®n por el precio de las indemnizaciones y dem¨¢s ingresos de los afectados. Todo ello podr¨ªa estar distorsionado, adem¨¢s, por la celebraci¨®n de las elecciones sindicales del pr¨®ximo 26 de enero.
Frente a este panorama, la direcci¨®n ha tomado en consideraci¨®n las prejubilaciones propuestas por los trabajadores, aunque con matices. La empresa asumir¨ªa un tercio de su coste y los otros dos tercios correr¨ªan a cargo de los trabajadores en activo y de los afectados, respectivamente. Los prejubilados s¨®lo recibir¨ªan el 66% de la indemnizaci¨®n.
La crisis de Seat no est¨¢ despejada. Una empresa con p¨¦rdidas siempre comporta amenazas potenciales. Todo lo que signifique un alejamiento de los beneficios supone prolongar peligrosamente el riesgo. Por otra parte, en 1994, a pesar de las cuantiosas p¨¦rdidas, los salarios subieron un 2,9%. Es decir, el sacrificio de salarios para salvar empleos ha sido m¨ªnimo. Una respuesta muy distinta a la de sus compa?eros de Volkswagen, que renunciaron a un d¨ªa a la semana de trabajo y salario para reducir los stocks y as¨ª contribuir a salvar su empresa.
Todos estos datos deber¨ªan ayudar a que el presente debate sindical en Seat tuviera m¨¢s en cuenta las perspectivas de la empresa a medio y largo plazo que los intereses inmediatos de los trabajadores. Cualquier error de c¨¢lculo sobre este punto que hipotecara el futuro de Seat ser¨ªa imperdonable. Seat no es una empresa m¨¢s. Emplea a 15.000 trabajadores y tira de un sector auxiliar que emplea a cuatro veces m¨¢s.
En la crisis tambi¨¦n hay aspectos importantes en el debe de la empresa. El plan previsto por la direcci¨®n de ofrecer empleo alternativo en las plantas de proveedores del parque de Zona Franca ha sido un fracaso. De los 600 empleos previstos s¨®lo se han apuntado cuatro. Tampoco tiene sentido mantener un elevado n¨²mero de horas extras y al mismo tiempo aplicar expedientes de regulaci¨®n de empleo. Siguen las dudas sobre el futuro de la marca y las verdaderas intenciones de Volkswagen sobre su filial, que ha recibido 38.000 millones de ayudas p¨²blicas.
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