Desahuciados por un televisor
Un matrimonio de jubilados pierde su casa por una deuda de 20.000 pesetas
El matrimonio de jubilados formado por Jos¨¦ Mar¨ªa Medina, de 65 a?os, y Mar¨ªa Dolores Vido, de 63, deber¨¢ abandonar su piso en Badia, localidad pr¨®xima a Sabadell, ma?ana, a las diez, a instancias del juez. El impago de tres letras de un televisor comprado en 1981 ha acabado, 12 a?os despu¨¦s de aquella fat¨ªdica compra, en una sentencia judicial firme -la notificaci¨®n, recibida por el matrimonio en noviembre, dice que "deber¨¢ cumplirse sin mayor dilaci¨®n"-, cuyo acatamiento dejar¨¢ en medio de la calle a la pareja.Jos¨¦ y Mar¨ªa Dolores, naturales de Ja¨¦n, llegaron en. 1976 al pol¨ªgono de viviendas de Badia, construido por la franquista Obra Sindical del Hogar, como tantos otros, para acoger a los inmigrantes que por millares llegaron a Catalu?a en la d¨¦cada de los sesenta y primeros setenta. El matrimonio se hizo con una vivienda de protecci¨®n oficial de 75 metros cuadrados, que les cost¨® 400.000 pesetas, y para pagarla pidieron una hipoteca. ?l trabajaba como repartidor y en sus ratos libres recog¨ªa cartones para venderlos.
En febrero de 1981 compraron un televisor en la ¨²nica tienda de electrodom¨¦sticos de Bad¨ªa, Ib¨¦rica Confort, que cerr¨® hace dos a?os. Cuando, en 1983, Jos¨¦ perdi¨® su empleo, quedaban tres letras del televisor por pagar, 20.000 pesetas que la familia no pudo pagar.
La financiera de la tienda, Fincolor, no dud¨® en demandar a los morosos. La familia no pose¨ªa ning¨²n bien mueble por el valor requerido, por lo que el proceso judicial deriv¨® en una orden de embargo del piso, que se hizo efectiva en 1984. Mediante subasta p¨²blica, el piso de la pareja de jubilados pas¨® a manos de la financiera, que lo adquiri¨® por 20.000 pesetas, el valor de las tres letras del televisor que quedaban por pagar. Por procedimiento de cesi¨®n, la vivienda pas¨® a ser propiedad de Juan Carlos Rodr¨ªguez Mi?ana, que tambi¨¦n pag¨® por ella 20.000 pesetas. Jos¨¦ y Mar¨ªa Dolores, que a duras penas saben escribir su nombre y que no saben de leyes, en ning¨²n momento fueron conscientes de lo que pasaba. Siguieron ocupando su vivienda, y ahora, casi 11 a?os despu¨¦s de la subasta, reciben la orden de desalojo. "No entiendo nada, me voy a quedar sin casa. ?Qu¨¦, voy a hacer con mi familia?". Para complicar la situaci¨®n, Jos¨¦ Mar¨ªa Medina ha sufrido una grave enfermedad de ri?¨®n y se ha sumido en una profunda depresi¨®n. No alcanza a comprender que el resultado del impago de 20.000 pesetas sea la calle.
El matrimonio vive con una pensi¨®n de 50.000 pesetas y tiene a su cargo a una hija, su yerno y su nieto. El abogado de Oficio que les fue asignado para hacer frente al proceso judicial "No nos ha dado signos de vida". "No nos ha dicho nada", explican. "Si hubi¨¦ramos sabido que nuestro piso se subast¨® por 20.000 pesetas lo habr¨ªamos vuelto a comprar. Todav¨ªa estamos devolviendo el cr¨¦dito que pedimos para pagar una casa que el juez dice que no es nuestra
La justicia antepuso ¨¦l derecha de una financiera a cobrar una deuda al derecho a vivienda de la familia Medina Vico. Pero la Asociaci¨®n de Vecinos de Badia intentar¨¢ que la orden judicial no se ejecute. Clara Guti¨¦rrez, portavoz vecinal, explic¨® que se ha solicitado al juez un aplazamiento, "para que por lo menos, nos d¨¦ tiempo a buscarles otra vivienda", dice.
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