Peres y Arafat
ASISTIMOS AL al despliegue de denodados pero no se sabe si suficientes esfuerzos para salvar el proceso de paz israelo-palestino, un tanto desfalleciente en los ¨²ltimos tiempos. El ministro de Exteriores israel¨ª, Sim¨¢n Peres -el verdadero autor - intelectual de los acuerdos- y el presidente palestino, Yasir Arafat, han anunciado la liberaci¨®n de 5.000 presos palestinos. Paralelamente, ambos negocian sin cesar el asunto capital: la celebraci¨®n de elecciones en los territonos ocupados, para lo que ser¨ªa precisa, primero, una retirada de las fuerzas israel¨ªes. El anuncio de la liberaci¨®n de esos presos estar¨ªa destinado a dar credibilidad ante la opini¨®n p¨²blica al proceso electoral.Pero no es tarea f¨¢cil. La imagen de Arafat no cesa de deteriorarse. En las ¨²ltimas semanas se han iniciado los trabajos para ampliar uno de los asentamientos jud¨ªos en las cercan¨ªas de Jerusal¨¦n, y ello es interpretado por la opini¨®n ¨¢rabe como una mofa de los acuerdos de paz. Las razones de Israel para llevar adelante esos trabajos son, en realidad, m¨¢s estrat¨¦gicas que demogr¨¢ficas. Se trata de establecer un cord¨®n en perfecta continuidad, de habitaci¨®n jud¨ªa en tomo a la parte este de la ciudad. A la hora de negociar el estatuto final de Jerusal¨¦n, si es que alguna vez se llega a hacerlo, la posici¨®n israel¨ª ser¨ªa, entonces, a¨²n m¨¢s irrenunciable contra una nueva divisi¨®n de la capital. Al mismo tiempo, con ese gesto, el Gobierno de Isaac Rabin trata de indicar a su opini¨®n m¨¢s conservadora que hay claros l¨ªmites en lo que ¨¦sta puede considerar cadena de concesiones a los palestinos.
Todo ello hace cruda referencia a una peque?a pol¨ªtica, cuando lo que hace falta para sacar las conversasiones de su empantanamiento actual son, acciones
Pol¨ªticas de envergadura. La situaci¨®n es indudablemente delicada; las encuestas dan una clara ventaja a los nacionalistas del Likud contra los laboristas en el poder. No parece aventurado afirmar que en esas circunstancias las conversaciones de paz sufrir¨ªan un golpe mortal.
Todos sab¨ªan, y el Gobierno israel¨ª el primero, que el proceso de paz no iba a poner fin f¨¢cilmente al derramamiento de sangre. ?ste contin¨²a hoy si que firmas ni acuerdos puedan atajarlo. No es ¨¦sta, pese a todo, la hora de dar marcha atr¨¢s, sino de acelerar la retirada escalonada, quiz¨¢ parcial, pero urgent¨ªsima, de las fuerzas israel¨ªes de Cisjordania y Gaza.
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