Un tratamiento para adelgazar causa lesiones a 24 pacientes en una cl¨ªnica de Gand¨ªa
"Hemos tratado as¨ª a 2.500 clientes sin ning¨²n problema", dice el director m¨¦dico
Rosa, en un arrebato de coqueter¨ªa, decidi¨® rebajar el volumen de su barriga. Consuelo quiso acabar de cuajo con las "pistoleras" de sus muslos. Ambas acabaron con estas partes de sus cuerpos hinchadas y repletas de llagas. Ellas y otros 22 pacientes de una cl¨ªnica de "medicina est¨¦tica" de Gand¨ªa (Valencia) padecen desde 1993 las secuelas de un proceso, presumiblemente t¨®xico, causado por unas sesiones de mesoterapia aplicadas a un tratamiento de adelgazamiento. La opini¨®n de los especialistas sobre estas pr¨¢cticas est¨¢ dividida. Dos de las pacientes denunciaron el caso.
La mesoterapia, una t¨¦cnica m¨¦dica habitual que consiste en la inyecci¨®n de medicamentos por v¨ªa intrad¨¦rmica, es utilizada por algunos profesionales en tratamientos de adelgazamiento. Se infiltra en el vientre o muslos (donde suelen acumularse los kilos de m¨¢s) sustancias que disuelven la grasa.A partir del verano de 1993, por causas todav¨ªa no determinadas, comenzaron los problemas en la Cl¨ªnica Laval de Gand¨ªa: a 24 de los pacientes les apareci¨®, tres meses despu¨¦s de dejar el tratamiento de adelgazamiento, un quiste sugurante en cada uno de los puntos donde se hab¨ªa inyectado el maco, una combinaci¨®n de Triac (un disolvente de grasa) y anestesia local, seg¨²n afirma el doctor Juan, L¨¢zaro, director de la cl¨ªnica. La sustancia inyectada cristaliz¨®, produciendo lesiones ulcerosas e incluso necr¨®ticas. Un a?o y medio despu¨¦s, los afectados (23 mujeres y un hombre) todav¨ªa sienten molestias o conservan cicatrices y hematomas.
El doctor L¨¢zaro, muy afectado por el suceso, sigue sin explicarse qu¨¦ sucedi¨®. "Hemos empleado ese tratamiento desde 1992 en unos 2.500 clientes sin ning¨²n problema", asegura. S¨®lo unos pocos pacientes resultaron afectados, por lo que L¨¢zaro descarta que las ampollas inyectadas de julio a noviembre de 1993, en que dej¨® de suministrar el producto, fueran defectuosas, o que todo fuera culpa de la "enfermera" que aplicaba las inyecciones, que carec¨ªa de titulaci¨®n.
Proceso t¨®xico
Un especialista en Cirug¨ªa Pl¨¢stica de Valencia, que prefiere no revelar su identidad, cree que se trata de un caso poco corriente de "mala suerte". "Es un proceso t¨®xico de origen desconocido y de lenta evoluci¨®n, que se produce ocasionalmente en tratamientos con mesoterapia y del que ya se han registrado varios casos en Espa?a".Sin embargo, el presidente de la Asociaci¨®n Espa?ola de Cirug¨ªa Pl¨¢stica, Antonio de la Fuente, asegura que la mesoterapia puede producir excepcionalmente "hematomas o infecciones f¨¢ciles de resolver, pero nunca lesiones ulcerosas". A su vez, la doctora Ana L¨®pez Barri, presidenta de la Sociedad Espa?ola de Mesoterapia y firme defensora de esta pr¨¢ctica m¨¦dica, afirma que esta t¨¦cnica "no tiene por qu¨¦ presentar problemas si s¨®lo la aplican los m¨¦dicos, si el instrumental est¨¢ bien esterilizado y si no se mezclan medicamentos".
Consuelo, una de las afectadas, asegura que L¨¢zaro no le advirti¨® que existe un 1% de posibilidades de tener complicaciones, tal como se asegura en un documento que firman ahora los pacientes de la cl¨ªnica antes de someterse al tratamiento. Rosa, otra de las pacientes, de 34 a?os, afirma que se ha gastado "una fortuna en m¨¦dicos y psic¨®logos". "Mi vida ha cambiado completamente, no puedo ni tomar el sol, y me da verg¨¹enza que mi marido me vea con estas marcas", se?ala. Rosa es una de las dos ¨²nicas afectadas que tramitan su reclamaci¨®n. por un abogado.
"Culpa nuestra"
Otras clientes, mejoradas tras la visita a varios especialistas, han vuelto a la cl¨ªnica. El resto, sumidas en una confusa mezcla de indignaci¨®n, resignaci¨®n y sentimiento de culpa, no han vuelto a la consulta del doctor L¨¢zaro ni han presentado reclamaci¨®n o denuncia, pese a que el m¨¦dico cuenta con una p¨®liza de responsabilidad civil que puede hacer frente a las demandas."Fue culpa m¨ªa 'hacerme' la mesoterapia y ya lo he asumido", dice Consuelo S., una atractiva joven de 21 a?os, que ocult¨® a sus padres que se somet¨ªa al tratamiento. Otras, mujeres lo hicieron a espaldas de sus maridos. "Nadie me oblig¨® a ir a la cl¨ªnica", afirma V. E. "El doctor L¨¢zaro no tuvo la culpa, y adem¨¢s estamos ya curadas", dice, para justificar que ella, como su hija, tambi¨¦n con los muslos picados de moraduras, no ha presentado ninguna reclamaci¨®n.
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