Una ayuda en inter¨¦s propio
El Gobierno de Estados Unidos tard¨® en aceptar la profundidad de la crisis mexicana, pero esta: semana actu¨® por fin en¨¦rgicamente para tratar de contener una oleada que, no s¨®lo amenazaba a las dem¨¢s econom¨ªas latinoamericanas, sino que, coincidiendo con un clima general de desconfianza por parte de los inversores en otros mercados perif¨¦ricos, empezaba a tener efectos al norte del R¨ªo Grande.La elaboraci¨®n de un multimillonario plan de respaldo al peso (alrededor de 40.000 millones de d¨®lares en avales para cr¨¦ditos), negociado el jueves entre la Casa Blanca y el Congrego -aunque puede tardar a¨²n m¨¢s de dos semanas en obtener luz verde en el Capitolio- debe ser suficiente, a juicio de los expertos, para dar por superada la fase mas aguda de la crisis, mexicana. De hecho, la Bolsa de ese pa¨ªs cerr¨® el viernes, por tercer d¨ªa consecutivo, al alza, y las se?ales indican que la calma vuelve poco, a poco a imponerse.
Pero este episodio ha dejado en Washington algunas huellas que seguramente influir¨¢n seriamente en el futuro. En primer lugar, ha quedado en duda la fe ciega que el presidente Bill Clinton promov¨ªa en las relaciones con M¨¦xico. En su defensa del Tratado de Libre Comercio (TLC), que tan dif¨ªcilmente pas¨® el tr¨¢mite Parlamentario, Clinton lig¨® el crecimiento en EE UU al desarrollo de M¨¦xico y alent¨® la inversi¨®n en este pa¨ªs. Un ejemplo de las consecuencias de esa pol¨ªtica es que de los 28.000 millones de d¨®lares de bonos del Tesoro mexicano (Tesobonos) que vencen este a?o, 17.000 millones est¨¢n en manos de inversores extranjeros, la mayor¨ªa. norteamericanos.
La peor crisis
La crisis financiera en el vecino del sur no s¨®lo supon¨ªa una amenaza para esos inversores, sino para la propia pol¨ªtica de la Administraci¨®n. Era, como afirma el diario The Wall Street Journal, la peor crisis externa que le ha tocado vivir a Clinton. Por esa raz¨®n, un d¨ªa despu¨¦s de que comenzase la devaluaci¨®n del peso, una nota del Departamento del Tesoro norteamericano comentaba que un peso m¨¢s d¨¦bil podr¨ªa ayudar al r¨¢pido desarrollo de la econom¨ªa mexicana.
Enseguida ese pron¨®stico se comprob¨® falso, y se advirti¨® que las consecuencias podr¨ªan ser, lejos de positivas, dram¨¢ticas. El m¨¢s feroz detractor del TLC, Ross Perot, calcul¨® por su cuenta que los inversores norteamericanos han perdido 20.000 millones de d¨®lares en la crisis mexicana, y que un peso m¨¢s bajo har¨¢ que m¨¢s puestos de trabajo estadounidenses se vayan hacia el sur.
Otra de las consecuencias, y quiz¨¢ la m¨¢s grave, de las dos tormentosas ¨²ltimas semanas es la profunda desconfianza en los llamados mercados emergentes -y en otros desarrollados que atraviesan por una delicada situaci¨®n, como Espa?a, Italia y Suecia- que se ha apoderado de los inversores.
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