Un duro muy tierno
Contaba Iv¨¢, y posiblemente era mentira, que un d¨ªa iba ¨¦l por La Rambla, cuando era joven, muy joven, y un mangui le sac¨® una navaja y le pidi¨® la pasta. Era Iv¨¢ tan joven que s¨®lo llevaba encima un billete -hoy extinto- de 500 pesetas. "Y no ten¨ªa m¨¢s", aseguraba. Ram¨®n se llev¨® a la tumba lo que le dijo al choricillo, precursor involuntario de Makinavaja, pero el resultado fue que ambos entraran en un bar, se tornaron unas copas, pagaron con las quinientas cucas y se repartieron el cambio. Y es que a choricillo, dec¨ªa Ram¨®n, "era un se?or", tan se?or como lo es el canalla de Makinavaja.Ram¨®n disfrut¨® como un chiquillo el d¨ªa del estreno de su Maki en el teatro (interpretado por Ferran Ra?¨¦). Y disfrut¨® porque estaba roedado de una gente incre¨ªble. Tipos vestidos a lo Maki, que a media funci¨®n se levantaba para saludar a un actor al que conoc¨ªan de cualquiera sabe qu¨¦. Tipos, que mezclaban como Maki, como el propio Ram¨®n, una facha atroz con una absoluta ternura interior.
Seguramente hubiera disfrutado ayer con el primer cap¨ªtulo de la serie entre otros motivos porque se le ha respetado la mala sangre que ¨¦l puso en cada una de las vi?etas y las frases. Ram¨®n ten¨ªa en su despacho un cartel amarillento en el que pon¨ªa, "No hay palabras revolucionar¨ªas, s¨®lo hay actos, revolucionarios". Y de todos los lemas, el que m¨¢s le gustaba, era el de los viejos anarquistas que afirman no tener ni Dios ni amo ni CNT, que a veces parafraseaba en "ni Dios ni amo ni TVE". Ayer, sin embargo, hubiera mantenido encendida la tele.
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