"No se vive del paleol¨ªtico"

"Tres meses de invierno, nueve meses de infierno", reza un antiguo dicho de los habitantes de la regi¨®n del Duero portugu¨¦s. Es ¨¦sta una tierra seca, de calor sofocante durante el largo verano, donde s¨®lo destacan en el paisaje los olivos y las vides. De las aceitunas y del vino viven funda mentalmente localidades como Vila Nova de Foz Coa, un pueblo de calles empedradas, bonitas casas recubiertas de azulejo brillante y una iglesia en cada esquina. La construcci¨®n de la presa es un regalo para la econom¨ªa de la zona por la presencia de los cientos de obreros del consorcio internacional de empresa que logr¨® la contrata. Por eso los habitantes del pueblo parecen tener resuelto el problema: si hay que escoger, se quedan con el embalse, al que el alcalde, Antonio Gouvela, ha llamado "la madre de todas las obras".

Nadie en el pueblo sospechaba que las riberas del Coa escondieran esa riqueza arqueol¨®gica, dif¨ªcil de apreciar a simple vista. "Pas¨¢bamos todos los d¨ªas por all¨ª y no ve¨ªamos nada", comenta Mar¨ªa S?o Jose, una anciana a la que han expropiado su casa, pero a¨²n conserva algunas vi des junto al r¨ªo. "Ni siquiera habia reparado en ellos don Abilio, que tiene su molino donde est¨¢n los grabados".

"La presa favorece a los pobres", sentencia Tina, una mujer de riguroso luto que, con todo, est¨¢ orgullosa de que Foz Coa merezca la atenci¨®n internacional. Mario Salgado es m¨¢s joven y valora. los beneficios tur¨ªsticos que podr¨ªa proporcionar la conservaci¨®n de los grabados. Pero se apunta a la idea del submarino. El en¨®logo Jos¨¦ Carlos D¨ªas est¨¢ confundido por las disputas entre los expertos, aunque su diagn¨®stico es tajante: "Del paleol¨ªtico no se vive".