Rusos y chechenos pactan el primer intercambio de prisioneros de guerra
ENVIADO ESPECIAL, En la cafeter¨ªa de una gasolinera ajada en el puesto fronterizo de Girzil, entre Chechenia y Daguest¨¢n, sobre un hule verde y unas sillas de formica, el general ruso Kim Zagolov viceministro para las Nacionalidades de la Federaci¨®n y veterano de la guerra de Afganist¨¢n, y el jefe checheno de la regi¨®n de Shal¨ª, Abu Masaiev, acordaron ayer el intercambio, hoy a las doce del mediod¨ªa-diez,hora peninsular espa?ola-, de todos los presos en su poder y la continuaci¨®n del proceso de di¨¢logo con el fin de terminar con una situaci¨®n que Zagolov calific¨® de "absurda".
Dos horas y cuarenta minutos bastaron para resolver el principal escollo y deslizar el conflicto armado hacia una posici¨®n m¨¢s negociadora. "?Al¨¢ akbar, Al¨¢ akbarf' ("?Dios es grande!"), gritaban a coro una docena de chechenos llegados en destartalados veh¨ªculos privados al puesto fronterizo, situado a unos 60 kil¨®metros al oeste de Grozni, tras el breve anuncio del acuerdo. El general Zagolov, alto, fuerte, pelo cano, manos descubiertas y amarilleadas por el humo del tabaco, y unos interminables bigotes Gorki, miraba de reojo con cara de circunstancias. Cuatro omron (tropas del Ministerio del Interior) le rodearon como a una reina, protegi¨¦ndole. Pero no hab¨ªa tensi¨®n en Girzil. A su lado, un feliz Musa¨ªev, vestido de paisano, relataba muy satisfecho el resultado alcanzado: "Hemos acordado retomar las conversaciones y no s¨®lo sobre presos". Aunque no especific¨® m¨¢s, esta posibilidad de unas negociaciones m¨¢s amplias, que puedan conducir a la paz, tambi¨¦n fue su herida por el militar ruso. "Este es el paso inicial por el camino de la paz y del entendimiento mutuo", dijo Zagolov, para a?adir: "Deseo que este camino[el de la negociaci¨®n] se intensifique".
Ha sido el primer encuentro a alto nivel para resolver el asunto de los presos, que envenen¨® los al menos tres- intentos anteriores. Fue urdido por Mogomed Darg¨ªev, checheno, ex oficial del Ministerio del Interior de la URSS y de Rusia. Sus contactos con los militares rusos y con los ancianos de Shal¨ª -un poder local-, obraron el milagro.
Madres de s¨®ldados
En la zona de Guderm¨¦s, a mitad de camino entre la frontera y Grozni, un grupo de madres de soldados rusos aguardaba con ansiedad noticias de sus hijos. Nina, una mujer, de bellos ojos oblicuos orientales, se impacientaba a la puerta de uno de los cuarteles del mando checheno. Su hijo es uno de los 37 paracaidistas, s¨ªmbolos del desastre inicial de la operaci¨®n rusa, capturados por los hombres de Musa¨ªev en los bosques cercanos a Shal¨ª. Hoy a las doce se lo podr¨¢ llevar a casa. Ella, junto a sus amigas Ludmila y Luc¨ªa, lo han advertido. No permitir¨¢n que sus hijos sean entregados a los militares rusos para su interrogatorio antes que a ellas. "Nos los llevaremos como sea", estalla Nina. A su lado Isa, un checheno que se queja de que su hijo, apresado por los rusos en Grozni, ha sido maltratado.
Zagolov descart¨® cualquier tensi¨®n con las madres, al decir con claridad en la gasolinera: "Hemos acordado que todos los presos tienen que ser entregados a sus familiares".
El t¨¦rmino "todos" plantea, sin embargo, algunas dificultades. La principal, que Mas¨ªev no controla todos los prisioneros rusos capturados. S¨®lo algunos de ellos est¨¢n en su poder. Al¨ª Amirov, su lugarteniente, explic¨® ayer, antes de las negociaciones, que ten¨ªan alrededor de 50 presos disponibles para el cambio. El general Zagolov asegur¨® que traer¨ªa hoy consigo a los presos que tiene en su poder en la base de Mozdok (en Osetia del Norte), desde donde ayer lleg¨® en helic¨®ptero, aunque tampoco se sabe su n¨²mero exacto, o si ¨¦stos son todos o s¨®lo una parte. El intercambio de hoy ser¨¢ con toda probabilidad reducido, y deber¨¢n seguir otros m¨¢s. Su importancia radica en que es el primero acordado sobre una mesa de negociaciones, lo que supone reconocer la existencia de la otra parte, a la que Mosc¨² tilda machaconamente de "bandidos".
Ayer, antes de la negociaci¨®n, Musa¨ªev y sus hombres habla ban de 50 presos por 50, entrega dos uno a uno delante de la Cruz Roja, "para que certifiquen su buena salud", seg¨²n Amirov, y ante las madres rusas. Tras la negociaci¨®n, el n¨²mero final ser¨¢ mayor. Zagolov dijo que el acuerdo era indeterminado en el n¨²mero porque no era "humanitario hacer una selecci¨®n".
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