B¨¢bel y las voces y del m¨¢s all¨¢
El mundo de las letras ha conmemorado en 1994 el centenario del nacimiento del famoso escritor sovi¨¦tico Isaak B¨¢bel. El ¨²ltimo aniversario que B¨¢bel cumpli¨® en vida, el 45, lo pas¨® internado en una celda de la c¨¢rcel de la Lubianka, acusado como enemigo del pueblo: esp¨ªa al servicio de Francia y Austria, trotskista y terrorista.Ese periodo en que B¨¢bel, al igual que otros muchos escritores rusos maestros de la palabra, subi¨® el G¨®lgota sovi¨¦tico ha sido hasta hace poco el m¨¢s oscuro, el menos conocido de su biograf¨ªa. S¨®lo ahora, transcurrido m¨¢s de medio siglo, hemos podido reconstruir las circunstancias de su tr¨¢gico final, desde el d¨ªa en que fue detenido hasta la noche en que se le fusil¨®, gracias a documentos de los archivos del KGB y de la Fiscal¨ªa de la URSS., hasta hace no mucho de imposible acceso. Los archivos de la Ubianka, que sigo estudiando por quinto a?o consecutivo, me recuerdan siempre el argumento de un relato fant¨¢stico de terror, en el que tras una puerta que da a lo desconocido siempre se abre una segunda puerta, una tercera, y as¨ª hasta el infinito.
Algo parecido sucedi¨® con el expediente de Isaak B¨¢bel. En un principio no se me dej¨® ver. sino fragmentos aislados del sumario. Luego pude estudiar el sumario completo. Pasado alg¨²n tiempo, tras toda una serie de nuevos intentos, consegu¨ª que se me mostraran los apuntes que B¨¢bel escribi¨® de su pu?o y letra en la c¨¢rcel. Y, finalmente, pude leer las declaraciones que hizo antes de morir. Pero tampoco eso era todo. Vuelvo a tener sobre mi mesa documentos desconocidos, que nos traen otra vez, a trav¨¦s de los tiempos y de los gruesos muros de la Lubianka, datos in¨¦ditos sobre la vida del escritor, am¨¦n de su propia voz.
Est¨¢n, en primer lugar, lo que llaman informes d e agentes, las denuncias de los confidentes, de los colaboradores secretos de la Seguridad del Estado. Son una importante fuerte, hist¨®rica para averiguar qu¨¦ es lo que pensaba y dec¨ªa el escritor B¨¢bel acerca del r¨¦gimen, cosas que ni siquiera se hab¨ªa atrevido a confiar al papel.
"Un camarada del partido me ha mostrado hace unos d¨ªas el testamento de Lenin (...) ?Qu¨¦ caracterizaciones tan precisas, y qu¨¦ mortal es ese testamento para Stalin! Lenin no consideraba conveniente que se dejara a Stalin en el cargo de secretario general, y pensaba que Trotski era el miembro m¨¢s destacado del Comit¨¦ Central. Y mira lo que ha resultado de todo eso: Trotski en el destierro y Bujarin. en lugar desconocido".
El 4 de marzo-de 1938, B¨¢bel, en un c¨ªrculo reducido, dijo acerca del proceso contra el mariscal Tujachevski y otros jefes del Ej¨¦rcito sovi¨¦tico: "Est¨¢ a punto de estallarme la cabeza. Estoy aterrado, no entiendo absoluta mente nada. He le¨ªdo en alg¨²n sitio que en tiempos de Napole¨®n fue descubierto un compl¨® y que los conspiradores eran gente pr¨®xima a Bonaparte. Cuando Fouchet y el fiscal especial lo descubrieron, ordenaron ejecutar al delator y no dijeron nada a Napole¨®n. Hay que reconocer la eficacia de la c¨²pula del NKVD. Va hasta el final ( ... ) Creo que hay mucha gente a la que se le ha subido el poder a la cabeza y han comenzado a creerse superhombres. Yo he conocido a mucha gente as¨ª, que cre¨ªa que pod¨ªa permit¨ªrselo todo. Gente que, precisamente por ocupar cargos de responsabilidad, se ha impregnado de sentido de irresponsabilidad, cosa que ha producido un descenso de la moralidad social. Esto podr¨ªa explicar por qu¨¦ la gente ha llegado a cometer semejantes cr¨ªnienes".
"En medios espa?oles y franceses ha producido una impresi¨®n horrible el hecho de que casi todos los rusos que estuvieron en Espa?a [se trata de la guerra civil espa?olas hayan sido arrestados. Ha sido detenido, por ejemplo, el jefe m¨¢ximo de nuestras fuerzas en Espa?a.- Primero se le mont¨® un juicio interno de partido, que tuvo lugar antes de que se le procesara, y luego se organiz¨® el proceso p¨²blico".
Poco antes de que B¨¢bel fuera detenido llega informaci¨®n a la Lubianka de que pose¨ªa "informaci¨®n acerca de datos muy secretos" relativos a la c¨²pula del partido. En marzo de 1939 el colaborador secreto de turno inform¨® de las palabras de B¨¢bel: "Si llegara a manos de alg¨²n periodista extranjero, la informaci¨®n de que dispongo causar¨ªa sensaci¨®n en el mundo".
Eso bastaba para acusar a B¨¢bel de esp¨ªa y meterlo entre rejas. As¨ª se hizo. El escritor fue detenido y trasladado a la Lubianka el 16 de mayo. Ese mismo d¨ªa., tal y como hemos podido saber ahora, lo volvieron a meter en un! coche y lo llevaron fuera de la. ciudad, a un lugar m¨¢s secreto, la, Suj¨¢novka, la c¨¢rcel m¨¢s terrible del NKVD, para ablandarle. All¨ª fue donde le arrancaron, mediante tortura, declaraciones sobre su actividad como esp¨ªa, trotskista, terrorista.
No lograron concretar ning¨²n hecho, ni demostrar esa actividad subversiva y de espionaje de B¨¢bel. Sencillamente, porque, esa actividad no exist¨ªa. Pero lograron que confesara. Ya pod¨ªan informar a sus jefes. No hab¨ªa pasado un mes desde la detenci¨®n de B¨¢bel, la investigaci¨®n acababa de empezar, la culpabilidad no estaba demostrada y aun faltaba mucho tiempo para el juicio. Sin embargo, los compa?eros. de profesi¨®n del escritor ya intentaban hacerse con su dacha: lo hab¨ªan borrado de la vida.
En julio-agosto de 1939, B¨¢bel ocupaba la celda n¨²mero 89 de la secci¨®n 4? de la c¨¢rcel del interior de la Lubianka, junto con Lev Nikol¨¢ievich Bielski, ex vicecomisario del NKVD (fusilado en 1940). He aqu¨ª su testimonio "acerca de declaraciones falsas": "No siempre tiene uno suerte con las declaraciones. En mi celda estaba el escritor B¨¢bel. Las diligencias de nuestros casos se desarrollaban paralelamente. Yo me auto inculp¨¦ de esp¨ªa alem¨¢n y B¨¢bel de actuar como esp¨ªa al servicio de Daladier. Cuando se firm¨® el pacto entre la URSS y Alemania, B¨¢bel se lamentaba de que ahora s¨ª que no iba a escapar al fusilamiento, y me felicitaba porque tal vez yo pudiera salvarme de semejante destino...". Humor negro de la Lubianka.
En septiembre trasladaron a B¨¢bel a otra celda. Tras recuperarse de las torturas y los agotadores interrogatorios, dio un paso inesperado: se desdijo de. sus declaraciones, retorn¨® a la verdad. Hay un testigo: Gueorgui Grents, ex director de la secci¨®n financiera de la f¨¢brica Glavselmash, fusilado en 1940.
Ahora no s¨®lo conocemos la fecha exacta (le la muerte de B¨¢bel sino incluso la hora: 27 de" enero de 1940, a la 1.30. En la relaci¨®n de los fusilados 'aparece B¨¢bel con el n¨²mero 1, junto a otros 16 condenados a muerte. Aquel mismo d¨ªa fue incinerado su cuerpo. Y lo que hoy d¨ªa es m¨¢s importante para nosotros: ?qu¨¦ ha sido de los manuscritos no publicados, que formaban 24 carpetas y podr¨ªan constituir varios tomos, que le fueron confiscados a B¨¢bel el d¨ªa de su detenci¨®n?
El d¨ªa de la detenci¨®n de B¨¢bel, los agentes hicieron siete paquetes con las 24 carpetas y los sellaron con lacre. Un tal Kutinov, alf¨¦rez del NKVD, actuando por orden de alguien, desgaj¨® esos materiales del surriaho. Y desde ese momento su huella se pierde. Se iniciaron pesquisas para encontrarlos en 1956, 1964 y 1988. Tambi¨¦n ahora se ha efectuado una minuciosa exploraci¨®n en el archivo del Servicio Federal de Contraespionaje para encontrar los manuscritos o al menos alg¨²n dato acerca de los mismos. Sin resultado.
-Los manuscritos no est¨¢n en los fondos del archivo. Tampoco se ha encontrado ning¨²n tipo de dato en la correspondencia del NKVD con las organizaciones del partido ti otras instituciones, ning¨²n indicio de su transferencia a otras instancias. Pero tampoco hay pruebas de que los manuscritos hayan sido destruidos. No podemos hacer sino conjeturas. Quedan poqu¨ªsimas esperanzas de que los manuscritos se hayan conservado. Tal vez no nos quede m¨¢s remedio que confiar en un milagro. Si ese milagro no se produce, s¨®lo nos restar¨¢ la certeza de que no conocemos al escritor B¨¢bel en toda su dimensi¨®n creadora. Nos ha sido arrebatada.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
?Tienes una suscripci¨®n de empresa? Accede aqu¨ª para contratar m¨¢s cuentas.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.