?Basta!
Unos locos armados con pistolas, apoyados por inconscientes. Este es el t¨ªtulo de la tragedia que estamos sufriendo en este pa¨ªs. Un loco es un loco en Nueva York, en Madrid y en Castrillo de los Polvazares, provincia de Le¨®n. Ocurre que en esos lugares, a los locos armados que, por ejemplo, se l¨ªan a tiros en un supermercado se les detiene, se les encarcela y se les condena ante el aplauso de la opini¨®n p¨²blica.Aqu¨ª, la persona que ha asesinado a Gregorio Ord¨®?ez tiene el mismo perfil mental que los locos asesinos de Nueva York. ?Cu¨¢l es entonces, la diferencia? Pues que en Euskadi. hay un colectivo que ha sufrido un intenso lavado de cerebro, en unos casos; que vive agarrotado por el miedo, en otros; o que ha alimentado el odio, ha jaleado y preparado ideol¨®gicamente a esos perturbados marginales.
Hay gente que durante a?os ha creado el clima necesario para que todos estos trastornados que existen en todos los pa¨ªses del mundo tengan aqu¨ª la sensaci¨®n de que, en vez de locos delincuentes, son abnegados idealistas; para que se crean que, en lugar de simples asesinos, son luchadores de no se sabe qu¨¦ causa. Esta es la clave de la cuesti¨®n: la locura, envuelta en presunta pol¨ªtica, es mucho m¨¢s llevadera; la delincuencia com¨²n, arropada por ide¨®logos de dos pesetas, se transforma en lucha ¨¦pica en la percepci¨®n de quien la practica.
Pero los locos armados con pistolas que pueden matar a cualquiera: a usted, a su vecino, a su hija no son los ¨²nicos culpables de este drama. Hay aqu¨ª presuntos fil¨®sofos que viven todo el a?o en Madrid y que cuando vienen a Donostia, de visita, se quejan, en tono asqueado, de encontrar a San Sebasti¨¢n muy espa?olizada (sic) ?C¨®mo sufrir¨¢n por vivir todo el a?o en la capital de Espa?a! Alimentan a la fiera gente como uno de esos fil¨®sofos que tiene la ignorancia de decir que Gregorio Ord¨®?ez es el primer pol¨ªtico asesinado por los terroristas y que ahora hace como que se rasga las vestiduras, despu¨¦s de haber pedido, p¨²blicamente y por escrito, el voto para HB.
Hay siniestros ide¨®logos, por encima de los cuarenta a?os, a los que les hace gracia el ardor guerrero con el que los j¨®venes asesinos o aspirantes a serlo, empiezan quemando autobuses y acaban enrol¨¢ndose en la organizaci¨®n matarife. Hay cristianos, de comuni¨®n semanal y misa diaria, que cumplen a rajatabla el sexto mandamiento, pero que se olvidan con machacona reiteraci¨®n del quinto, tan sencillo y claro: no matar¨¢s.
Hay votantes de HB y militantes de este partido, que dicen que no est¨¢n de acuerdo con este asesinato, pero que no tienen ni el abertzalismo ni el progresismo de decir en voz alta: no queremos m¨¢s muertos. Hay presuntos periodistas que mienten a conciencia para seguir inventando, en contra de la realidad, un pa¨ªs que no existe m¨¢s que en la enso?aci¨®n de unos iluminados, es decir, en la pesadilla. A todos ellos, cuando se nos agoten las l¨¢grimas, los dem¨®cratas tendremos que decirles claramente, pac¨ªficamente, todo esto a la cara, para que cuando la pesadilla acabe., no puedan alegar la ignorancia como eximente de su culpa.
es editor del informativo Teleberri de la televisi¨®n vasca. Este art¨ªculo apareci¨® ayer publicado en El Correo.
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