La Junta andaluza dice que investigaba la custodia de ni?os en una presunta secta
Ram¨®n Marrero, consejero de Trabajo y Asuntos Sociales de la Junta de Andaluc¨ªa, sostuvo ayer que su departamento investiga desde hace meses los tr¨¢mites en que la propia Administraci¨®n regional concedi¨® la custodia de siete ni?os a una presunta secta de origen belga establecida en una localidad sevillana. El grupo, inscrito en el registro como Sierra 21, se autodefine como de investigaci¨®n en terapia familiar y est¨¢ dispuesto a acudir a los tribunales contra cualquiera que lo compare con una secta.Marrero asegur¨® ayer que el pasado martes su departamento recibi¨® un informe del Ministerio Fiscal sobre las posibles anomal¨ªas en las familias que est¨¢n al cargo de los menores, aunque, seg¨²n el consejero, "los t¨¦cnicos de Asuntos Sociales y la polic¨ªa auton¨®mica investigan esta problem¨¢tica desde hace meses". Seg¨²n el titular de Trabajo y Asuntos Sociales, "no se ha tomado ninguna decisi¨®n ni se tomar¨¢ en los pr¨®ximos d¨ªas porque los menores no se encuentran perjudicados por la situaci¨®n".
La Fiscal¨ªa de Menores considera que a los menores no se les dibuja un concepto de familia ni tienen figura parental. Mientras, los siete chicos siguen en Los Portales, la finca de Sierra 21 en la localidad sevillana de Castilblanco de los Arroyos. Incrustada en pleno monte sevillano, sobre una suave colina, y Sierra Morena al fondo, la finca es un lugar id¨®neo para la fantas¨ªa infantil. Los ciervos cruzan de un extremo a otro con la misma naturalidad que los coches de la ciudad escupen humo. Tambi¨¦n alternan los jabal¨ªes y hay cabras, gansos y caballos. Se cultiva trigo, centeno y olivos. Las hortalizas crecen bajo grandes capotas de pl¨¢stico y hasta el queso es de factura propia.
"Gente desestructurada"
La agricultura biol¨®gica y la pedagog¨ªa son sus credenciales hacia el exterior, aunque evitan en lo posible relacionarse con sus vecinos de Castilblanco, quienes les observan con cierta desconfianza. Los labradores que se sacaban unas pesetas recolectando esp¨¢rragos tienen especial inquina al hermetismo de Sierra 21, ya que en varias ocasiones han sido expulsados de la finca.
Durante alg¨²n tiempo mantuvieron frecuentes contactos con el alcalde, Manuel Ruiz Lucas (IU), pero dejaron de ir por el pueblo a ra¨ªz de las investigaciones de la polic¨ªa. Ruiz Lucas recuerda que en una ocasi¨®n acudi¨® a Los Portales para celebrar una boda entre un hombre belga y una mujer catalana. Para llegar hasta la hacienda es necesario sortear varios latifundios y acertar con un confuso engranaje de pistas forestales. Celosos de su intimidad, si la visita no ha sido concertada, se muestran ariscos e incluso hostiles.
All¨ª viven entre 20 y 25 personas (ni?os incluidos), aunque el numero exacto es dif¨ªcil de precisar por el continuo trasiego de coches durante los fines de semana. Adem¨¢s, los miembros de las otras comunidades de Madrid, Barcelona y Bruselas pasan largas temporadas en contacto con la naturaleza.
El principio de Sierra 21 se remonta a 1978, fecha en que una decena de personas empieza a practicar en Bruselas el an¨¢lisis de sue?os, la meditaci¨®n zen Y los masajes sensitivos. La cabeza del grupo es Mari¨®n Viseur, a la que llaman Gabrielle, ahora de 68 a?os, pintora y fisioterapeuta de profesi¨®n.
Es una ferviente admiradora de Carl Gustav Jung y, aunque confiesa que no es psic¨®loga ni psiquiatra, tampoco oculta ser la promotora de trabajos de psicoan¨¢lisis aplicados a la educaci¨®n y lo que ella llama fisiopedagog¨ªa (pedagog¨ªa a trav¨¦s de la fisioterapia). No hay documentos que acrediten autorizaci¨®n de ninguna ¨ªndole para realizar este tipo de pr¨¢cticas.
Dos art¨ªculos publicados en B¨¦lgica a ra¨ªz de las declaraciones de miembros que abandonaron e 1 grupo la describen como la gur¨² de una secta, dotada de un carisma especial para ejercer el dominio absoluto sobre el resto. Ella asegura que son calumnias d¨¦ gente desestructurada y con graves traumas.
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