La moda se rebela con los piratas
Los creadores lanzan una ofensiva en la batalla que los enfrenta a la poderosa y eficaz industria de la falsificaci¨®n
La pirater¨ªa sacude el mundo de la moda. La voz de alarma la de p¨²blicamente el modista frances Pierre Cardin, cansado de que sus exclusivos y trabajados dise?os los vendan otros luego en escaparates de medio mundo. Finalizados los desfiles de Par¨ªs y Mil¨¢n, en Espa?a el Sal¨®n Gaud¨ª cierra ma?ana sus puertas en Barcelona y el martes se inaugura la Pasarela Cibeles de Madrid.Nombres como Giorgio Armani, Versace, Victorio y Lucchino, Roberto Verino o Sybila distinguen claramente entre la copia, s¨ªmbolo gratificante de marcar las pautas de la moda, y la burda falsificaci¨®n, ya sea con etiquetas de la propia marca o la imitaci¨®n casi fiel de modelos exclusivos. La falta de patentes en la moda subyace en el debate. ?Soluciones? Las hay para todos los gustos. Mientras Cardin ha prohibido la entrada a sus desfiles de c¨¢maras y fot¨®grafos, la dise?adora espa?ola Sybilla considera que cualquier g¨¦nero de control policial desvirtuar¨ªa el aspecto cultural y art¨ªstico de los desfiles.
En las calles de las grandes ciudades se puede encontrar casi de todo. Balsos Louis Vuitton que no lo son, falsos relojes Rolex, pa?uelos que de Chanel s¨®lo tienen una etiqueta falsificada y corbatas con los dibujos casi id¨¦nticos creados hace muchos a?os por la exclusiva casa Herm¨¦s comparten aceras para ha cer realidad el sue?o de muchas personas por llevarse a casa objetos de lujo a precios irrisorios. Aunque dejando aparte estas falsificaciones burdas, lo que parece claro, en opini¨®n de afamados dise?adores espa?oles y extranjeros consultados por este peri¨®dico, es que la moda no se libra del fen¨®meno mundial de la copia que afecta al mundo del dise?o.,Presunci¨®n de honradez
El orensano Roberto Verino se debate entre la alegr¨ªa que le supone que los m¨¢s desfavorecidos, y sobre todo los j¨®vene puedan vestir como ellos desean y la tristeza ante lo que considera una destrucci¨®n del negocio de la moda.'
"si te copian descarada y sistem¨¢ticam¨¦nte, te est¨¢n robando, y no s¨®lo la propiedad intelectual, que ser¨ªa grave, sino incluso la identidad, la imagen y hasta la presunci¨®n de honradez de tus precios", se?ala Verino, quien califica de muy seria la amenaza que supone el trabajo de fabricantes, con pocos escr¨²pulos. "Quien copia as¨ª no tiene ni que investigar, ni que arriesgar,. ni que pagar sus equivocaciones", sentencia el dise?ador gallego.El deseo puede hacer enloquecer. Por ello los dise?adores m¨¢s deseados se convierten en las v¨ªctimas m¨¢s propiciatorias de la avaricia de los pirateadores. Es el caso de Giorgio Armani, para quien resulta gratificante descubrir las copias que hay en el mercado' "ya que quieren decir que eres alguien que marca las pautas de las tendencias de moda 'y te hace saber que tu estilo es popular y que tu marca de dise?o est¨¢ muy solicitada", aunque puede ser muy perjudicial para el negocio.
Los sevillanos Victorio y Lucchino avanzan un paso m¨¢s para denunciar a la mafia de las industrias de la falsificaci¨®n, que llegan a poner en los escaparates la copia del modelo antes de que el propio . creador de la idea pueda ni siquiera meterse en los talleres. "Tambi¨¦n existe la copia del grande y poderoso, del creador que te¨®ricamente est¨¢ en un nivel mayor que el tuyo, que utiliza tu idea con materiales me?ores que el tuyo", dice. Jos¨¦ Luis (Lucchino), quien asegura que, como padre de muchas ideas creativas y barrocas, no le caben dudas ante su criatura.
La filosof¨ªa parece inundar la vida de Adolfo Dom¨ªnguez. Por ello propone irse adaptando al problema y volcarse en el tema industrial: "El reto ha dejado de estar en el dise?o y el secreto ha pasado a ser industria y distribuci¨®n".
Para Sybilla, la musa de los japoneses m¨¢s modernos que hace poco ha descubierto en un centro comercial de Bangkok (Tailandia) una falsa tienda Sybilla reproducida ¨ªntegramente, desde los muebles hasta las bolsas de papel, pasando, por su puesto, por la ropa y los accesorios, quien se ve m¨¢s afectado por este problema es el propietar¨ªo de la marca, "sea o no tambi¨¦n su dise?ador".
Jes¨²s del Pozo, quien reaparece el pr¨®ximo martes en la Pasarela Cibeles tras dos a?os de ausencia, se siente personalmente muy afectado por las copias, ya que, afirma, no tiene una industria detr¨¢s que le respalde. "Lo que m¨¢s me molesta es que sacamos las ideas, pero luego el, fruto y el partido que se deber¨ªa obtener con ello se lo adjudican, otros", dice Del Pozo, que diferencia entre la copia pasada una temporada de la presentaci¨®n de los dise?os que la realizada por las industrias de moda pronta que ponen los modelos de otro en los escaparates antes de que al creador le d¨¦ tiempo siquiera a respirar.Inversiones millonarias
S¨®lo en 1994, Gianni Versace invirti¨® dos millones de d¨®lares. (unos 260 mill¨®n6 de pesetas) para luchar contra las falsificaciones de su prestigiosa firma. "Las copias han existido siempre", dice Versace, "pero. recientemente estamos asistiendo a un crecimiento de grandes propor .ciones". "Quiz¨¢s la soluci¨®n para resolver el problema", ironiza el barroco dise?ador italiano, "sea crear malas colecciones, pero eso ser¨ªa derrochar demasiadas energ¨ªas".
Es la reducci¨®n en los precios de las copias con respecto a los originales lo que m¨¢s afecta como dise?ador al barcelon¨¦s Toni Mir¨®, cuyas ¨²ltimas creaciones oto?o-invierno 1995 -1996 acaban d¨¦ desfilar en el Sal¨®n Gaud¨ª de Barcelona. Por su parte, Verino intenta no- avanzar, hasta el ¨²ltimo momento, las ideas de sus colecciones. "Hay que renunciar, con el perjuicio que eso conlleva, a una publicidad o un escaparatismo m¨¢s libre, m¨¢s sincero, m¨¢s ostentoso. Si te quitan una prenda clave, no s¨®lo te quitan dinero; tambi¨¦n te echan o al menos lo intentan, del lugar por el que has luchado y has defendido p¨²blicamente".
Muchos dise?adores se muestran partidarios de crear alg¨²n tipo de patente, aunque, *como asegura Armani, "desafortunadamente hay muy pocas medidas para luchar contra la copia". Sybilla denuncia el que "los sistemas de protecci¨®n de los derechos de propiedad industrial e intelectual de los dise?os son muy caros y los procesos legales contra los infractores muy.¨¢rduos". Victorio y Luechino apuestan por la creaci¨®n de un registro de ideas creativas. Los sevillanos registraron, por ejemplo, los uniformes que realizaron para las azafatas y personal de la Expo de Sevilla en 1992, "algo imposible para todos los modelos que creamos".
Ante este panorama, los creadores de moda lo tienen complicado. Gabrielle Chanel ya lo preconiz¨®: "Quiz¨¢s haya que dejar que te copien hasta que puedan llegar a poseer el aut¨¦ntico original".
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