El 'n¨²mero dos' de Bossi abandona la Liga Norte y su esca?o en el Parlamento italiano
Roberto Maroni, n¨²mero dos del l¨ªder de la Liga Norte, Umberto Bossi, al que le une una estrecha amistad personal, y ex ministro de Interior de Silvio Berlusconi, anunci¨® ayer al congreso de su partido que deja la militancia y que dimitir¨¢ de su esca?o parlamentario. "Maroni no traiciona a la Liga, no va con los perreros de Berlusconi", dijo Bossi para tranquilizar a los congresistas, que abucheaban al ex ministro. Pero el l¨ªder no logr¨® disimular la gravedad del momento; ni siquiera cuando asegur¨¦ que "ma?ana mismo, la Liga vuelve a lanzarse al ataque".Por si hubiera alguna duda del estado de la Liga Norte, tras haber roto su pacto de Gobierno con Alianza Nacional y Forza Italia, lo que le ha supuesto la p¨¦rdida de 50 parlamentarios disidentes de esta iniciativa sobre el total de 180 senadores y diputados que el movimiento lombardo obtuvo en las elecciones de 1994, Francesco Speroni, tambi¨¦n ex ministro de Berlusconi, pero fiel a Bossi, record¨® ayer al congreso: "Nuestra fuerza electoral decae y ahora mismo debe estar por debajo del 3%".
"Estamos aqu¨ª para llorar por nuestros dolores", dijo en el mismo sentido Bossi, para quien el retroceso de la Liga es consecuencia de haberse aliado con la derecha -no de haberla dejado- y el renacimiento del partido pasa, sobre todo, por mantener la protesta. "Una Liga blanda no da miedo a nadie", afirm¨® el l¨ªder, que a?adi¨®: "La Liga no levantar¨¢ jam¨¢s la bandera blanca". En ese momento, Bossi recibi¨® la mayor de las 24 ovaciones que jalonaron su discurso.Gui¨®n previstoTodo procedi¨® seg¨²n un gui¨®n m¨¢s que previsto. Incontenible fue el entusiasmo de la sala por el l¨ªder, que dimiti¨® ritualmente para que los cientos de congresistas, salvo tres, le obligaran a seguir en el cargo. Violentos fueron los ataques de Bossi a sus antiguos aliados -"el fascista Fini" y "el mayor corruptor de la que fue una rep¨²blica bananera", en referencia a Berlusconi- y las protestas del congreso contra los "traidores" y "vendidos" que han sido expulsados o han abandonado el partido.
La ¨²nica inc¨®gnita era si Maroni seguir¨ªa la senda de estos ¨²ltimos. Estaba casi cantado, pero Bossi hizo todo lo posible por evitarlo, hasta el ¨²ltimo momento. Todav¨ªa por la ma?ana, entr¨® en la sala junto a su amigo y colega desde la fundaci¨®n de la Liga, hace 15 a?os.
"El error de Maroni es que considera la pol¨ªtica con m¨¦todo deductivo, y cree que hay que elegir entre la derecha y la izquierda. La Liga hay que construirla en el centro, para defender la democracia", explic¨® luego Bossi en su discurso. "Para la Liga, no existe la posibilidad de establecer alianzas org¨¢nicas", afirm¨® tambi¨¦n, "precisa de una pol¨ªtica de alianzas limitadas".
Maroni razon¨® que la Liga no tiene otra v¨ªa que sacar adelante su proyecto federalista de "la gesti¨®n directa de la m¨¢quina estatal", a la que no puede aspirar por s¨ª s¨®la, sino en colaboraci¨®n con otros partidos. "Esto tiene costes" a?adi¨® Maroni, "como una p¨¦rdida parcial de identidad y la transformaci¨®n de la Liga de fuerza revolucionaria en partido reformista".
La clave de la ruptura y de todo el conflicto interno de la Liga est¨¢, pues, en esa alternativa entre acercarse al Partido Democr¨¢tico de la Izquierda (PDS) o seguir con Fini y Berlusconi. Bossi impulsa la primera alternativa con la ayuda de dos novedades: un m¨¢s que probable cambio de nombre de su partido, que perder¨ªa las connotaciones nordistas para intentar extender la protesta y el proyecto federalista a todos los italianos, y la creaci¨®n de una secretar¨ªa central de la Liga, llamada a ordenar y contrapesar el personalismo pol¨ªtico del l¨ªder.
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