?No le faltar¨¢ al periodismo di¨¢logo con los lectores?
El debate organizado por Manos Unidas la semana pasada en el Colegio de Periodistas de Barcelona sobre c¨®mo se presenta en la prensa el tema de la infancia abandonada me ha empujado a dedicar esta coloboraci¨®n a una reflexi¨®n inspirada por dicho debate con usuarios de la informaci¨®n.En primer lugar me di cuenta una vez m¨¢s de que, si existe a veces un abismo entre los Pol¨ªticos y la calle, no debemos presumir los periodistas de saber siempre lo que esperan de nosotros los lectores.
En aquel debate hubo personas que no entend¨ªan por qu¨¦ los peri¨®dicos no dan mayor relieve, por ejemplo, a problemas concretos del mundo social, de la sociedad civil, mientras siempre existe espacio para la tem¨¢tica espec¨ªficamente pol¨ªtica. Como no entend¨ªan por qu¨¦ un diario empieza a informar sobre un tema (se puso el caso de Hait¨ª) y de repente desaparece como por arte de magia sin que los ciudadanos sepan lo que est¨¢ pasando en un lugar de la tierra que durante tres d¨ªas estuvo de moda. Y alguien se pregunt¨® si a veces no es m¨¢s importante y hasta interesante el seguimiento de una noticia, su profundizaci¨®n, sus consecuencias, su desarrollo, que el primer fogonazo de la explosi¨®n del caso.
Hubo quien plante¨® la objeci¨®n de que mientras exista una sociedad que compre los peri¨®dicos por la cantidad de esc¨¢ndalos que pueda ofrecerle. cada d¨ªa, ser¨¢ dif¨ªcil que dichos medios, -que no pueden olvidar que son una empresa y que si no venden se ahorcan- no se dejen arrastrar por dicha l¨®gica. Pero uno de los presentes en el debate respondi¨®: "?Y si el af¨¢n de la gente por un periodismo puramente de espect¨¢culo fuera debido a que los peri¨®dicos no saben dar lo que de verdad les gustar¨ªa a los lectores, es decir, la profundizaci¨®n de la noticia, la investigaci¨®n de lo que no se conoce, el an¨¢lisis serio, y sereno de esa borrachera de im¨¢genes e impulsos informativos con que nos bombardean los medios au-. diovisuales?".
Periodismo de griter¨ªo
O sea, que podr¨ªa tratarse de una pescadilla que se muerde la cola: los diarios se convierten en espect¨¢culo imitando a la televisi¨®n -como acaba de denunciar Umberto Eco-, convencidos de que eso es lo que gusta a la gente, mientras que quiz¨¢ los lectores, abrumados por las im¨¢genes sin reflexi¨®n, preferir¨ªan otra cosa de un diario: saber m¨¢s y mejor,El Defensor del Lector, recordando m¨¢s de un debate intemacional sobre la problem¨¢tica de la informaci¨®n, puede dar fe de que lo planteado en el debate barcelon¨¦s no es un tema trivial. Al contrario, es algo que preocupa hoy a los grandes diarios informativos del mundo. Uno de los grandes te¨®ricos mundiales de la informaci¨®n, Mauro Wolf, catedr¨¢tico de T¨¦cnica del Lenguaje Televisivo en el Instituto de Comunicaci¨®n de la Universidad de Bolonia, afirmaba en una convenci¨®n internacional en Locarno (Suiza): "No se comprende por qu¨¦ una sociedad cada d¨ªa m¨¢s opaca, compleja y dif¨ªcil de interpretar deba ofrecer un periodismo simplificado, de griter¨ªo o espectacular. Para quien desee divertirse existen otras profesiones y otras formas de comunicaci¨®n". Y a?ad¨ªa: "El periodismo debe ser cada vez m¨¢s consciente de que no puede desarrollar su papel sin pagar un precio a su sentido de responsabilidad y sin pagar el peaje de estar a la altura de la sociedad que pretende describir y servir".
Wolf plante¨® tambi¨¦n que los periodistas no deben olvidar que en la sociedad actual una de las caracter¨ªsticas de la informaci¨®n es que "la pol¨ªtica no representa ya toda la realidad social, porque han crecido los ¨¢mbitos y las dimensiones que no se reducen a la pol¨ªtica, y menos a la pol¨ªtica de los partidos".
El catedr¨¢tico italiano alert¨® para que los diarios de informaci¨®n cotidiana no se dejen arrastrar por la l¨®gica televisiva, que es la de "la emergencia, que acent¨²a la exasperaci¨®n del presente hasta el punto de que adelanta los t¨ªtulos de los diarios que a¨²n no han salido a la calle". Y explica que "el tiempo de la realidad social es distinto del tiempo de la pol¨ªtica"..
Un ejemplo concreto que se puso en aquel congreso fue el siguiente: a veces un diario, arrastrado por la televisi¨®n, da la noticia de que se ha presentado un proyecto de ley que interesa enormemente a la sociedad. Pero despu¨¦s se despreocupa de saber si ese proyecto va a tener o no ¨¦xito, de las batallas abiertas o subterr¨¢neas para que la ley salga adelante o aborte antes de tiempo. Y se subray¨® que con toda probabilidad ese itinerario pod¨ªa interesar mucho m¨¢s a los lectores que otras cosas m¨¢s espectaculares.
Ansia de exclusivas
En la misma l¨ªnea de cr¨ªtica a un cierto periodismo que cree saber lo que le gusta al p¨²blico -y que a veces es s¨®lo lo que le gusta a ¨¦l- se ha movido otro gran experto franc¨¦s de la informaci¨®n, Dominique Wolton, director del Laboratoire Communication et Politique del CNRS de Par¨ªs, quien ha afirmado que una de las lacras del periodismo es que "con frecuencia los periodistas se comportan como jueces de lo que interesa o no al p¨²blico, que presumen de saber lo que siente el p¨²blico o a qu¨¦ ritmo desea la informaci¨®n".Wolton alerta al periodismo acerca de dos peligros que considera graves para la informaci¨®n: que los informadores acaben convirti¨¦ndose en meros "portavoces" de unos pol¨ªticos que han comprendido la fuerza de la informaci¨®n y el que, por miedo a la homologaci¨®n con los otros peri¨®dicos -que, por falta de investigaci¨®n, acaban ofreciendo el 90% de la informaci¨®n id¨¦ntica a los dem¨¢s-, se vaya a una b¨²squeda desesperada y compulsiva de la exclusiva cotidiana.A este respecto, el Defensor del Lector aprovecha para contestar a un lector que preguntaba ir¨®nico "cu¨¢ntos kilos le cuesta a un peri¨®dico un scoop (exclusiva). Y lo hago con las palabras de Carl Bernstein, uno de los periodistas que se hicieron famosos con el Caso Watergate, que le cost¨® la carrera a Nixon. En una entrevista al periodista Giancarlo Bosetti, del diario italiano L'Unit¨¢, el m¨ªtico periodista norteamericano, a la pregunta: "?No se ha enamorado del periodismo de los scoop?", respondi¨®: "En absoluto. Porque adem¨¢s el caso Watergate no fue un periodismo de scoop, no fue un golpe sobre una gran historia. Fue un trabajo duro y lento de investigaci¨®n sobre el que mi compa?ero Bob Woodward y yo publicamos trescientos art¨ªculos sobre el tema en s¨®lo dos a?os".
En efecto, siempre se ha dicho que la verdadera exclusiva en periodismo, la que puede enorgullecer a un informador, es la que resulta de un trabajo serio y contrastado a trav¨¦s de una investigaci¨®n paciente e inteligente. Todo lo dem¨¢s, o es suerte, o regalo, o compra-venta de noticias, cosa esta ¨²ltima que EL PA?S no utiliza.
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