Los portuqueses est¨¢n de moda
Los jugadores que ganaron los Mundiales juveniles de 1989 y 1991 entusiasman en Italia
La pugna entre el Parma y el Juventus por los derechos federativos de Figo demuestra que, tras un solitario antecedente en los ¨²ltimos tiempos con el diminuto Rui Barros, que sum¨® 18 goles en 80 encuentros interiores y europeos vistiendo la camiseta del Juventus, los futbolistas portugueses est¨¢n de moda en el mercado italiano. Johan Cruyff, dio el toque de alerta cuando intent¨® fichar el a?o pasado a Rui Costa, que est¨¢ cuajando una campa?a muy completa en el Fiorentina.Espa?a parece estar mejor situada para pescar en aguas portuguesas. Pero, a pesar de tener pocas quejas sobre el comportamiento de? hombres como Alves, Jordao, Gomes, Oliveira, Futre, Oc¨¦ano o Carlos Xavier, no despliega sus redes. Jo¨¢o Pinto, delantero del Benfica y de la selecci¨®n portuguesa, est¨¢ en la agenda de varias potencias tras ser desechado por el Atl¨¦tico.
Desde los desag¨¹es. del Manzanares, Paulo Futre lleg¨® al Reggiana para convertirse, a punto de colocar 29 velas en su pastel de cumplea?os, en la excepci¨®n a la tendencia general. Los portugueses que entusiasman en el calcio son los j¨®venes que han emergido de las selecciones que ganaron los Mundiales Juveniles de 1989 y 1991.
Paulo Sousa, ahora con 24 anos y enrolado en el Juventus, destac¨® en la fase final de Arabia Saud¨ª junto al defensa Fernando Couto, de 25 a?os y fichado por el Parma. Rui Costa y Luis Filipe Madeira Figo destacaron dos a?os despu¨¦s y ahora tienen 22 a?os.
El seleccionador portugu¨¦s para ambos Mundiales era Carlos Quier¨®s, el actual t¨¦cnico del Sporting de Lisboa. "Hay que tener en cuenta", comenta, "que cuando disputaron los Mundiales, ninguno de esos jugadores era titular en su club. Y el problema que sufr¨ªa el f¨²tbol portugu¨¦s era que la masiva presencia de extranjeros dificultaba el desarrollo del talento joven. Estos jugadores han podido abrirse camino en equipos de primera clase y encuentro l¨®gico que los italianos pongan los ojos en ellos ahora que empiezan a madurar. Tambi¨¦n hay que admitir que el mercado portugu¨¦s es bastante asequible...".
Como testigos, los empresarios que durante a?os colocaban importaciones en el mercado portugu¨¦s y que ahora se dan empujones para ofrecer productos portugueses en el exterior. El tumulto ha dado lugar a casos como el de Figo. "Tuve a Figo y a Paulo Sousa durante mi etapa en el Sporting", recuerda el t¨¦cnico ingl¨¦s Bobby Robson, "y Fernando Couto estuvo conmigo en el Oporto. Son jugadores de gran calidad, pero lo m¨¢s importante es que se les ha permitido adquirir experiencia y madurez no s¨®lo en la Liga, sino en competiciones internacionales".
"Pero lo que necesita explicaciones", prosigue Robson, "es por qu¨¦ han podido triunfar en Italia cuando grandes figuras de otros pa¨ªses han ido all¨ª para fracasar. En primer lugar, se han ido con ganas. No s¨®lo por el dinero. En segundo lugar, no han tenido excesivos problemas de idioma y creo que han sido j¨®venes que han viajado culturalmente preparados y, con una mentalidad que ha recortado los plazos de adaptaci¨®n".
El fen¨®meno resulta llamativo por tratarse de un pa¨ªs que ha pasado muchos a?os relegado. Ni la presencia de Portugal en la Eurocopa de 1984 y el Mundial de 1986 sirvi¨® para fomentar la exportaci¨®n (s¨®lo propici¨® la aventura de Chalana en Francia). Ahora, el haber compartido con Italia un grupo clasificatorio para el Mundial 94, ha dado una tard¨ªa proyecci¨®n a los internacionales portugueses, y Peixe, compa?ero de Figo en el Sporting, podr¨ªa ser el pr¨®ximo emigrado.
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